“Lo peor que pueden hacer los convencionales es pretender atrincherarse en su horror al otro para poder iniciar la discusión. Cada uno de ellos es responsable de que haya una Constitución”, señala el economista y ex militante del PS por 30 años. En entrevista con Óscar Guillermo Garretón analiza la Convención: “Esto va a partir muy caótico y progresivamente irá encontrando sus conversaciones”.

“Más que optimista o pesimista… es lo que hay”. Esta frase de Óscar Guillermo Garretón podría resumir cómo ve el resultado de la elección de convencionales que sorprendió a todos los sectores.

El economista y ex militantes socialista por tres décadas  analiza el nuevo escenario que se abre tras las megaelecciones del fin de semana. Lo que expresa todo esto es un profundo cambio cultural que ninguno de los actores lo había advertido bien. Esa inadvertencia la expresa no solo los que salieron más derrotados sino que también la euforia de los que se sienten vencedores en relación al resto del arco político”.

Y advierte: “Pero esa euforia, por ejemplo, del Partido Comunista y Frente Amplio referente al resto, tiene un detalle que entender, que también el mundo que ganó no fueron ellos principalmente, fue un cambio cultural muy profundo de cuestionamiento a todo el mundo político, completo, con una visión de izquierda. Pero una visión de izquierda que no se quiere sentir comprometida con ningún partido del mundo de izquierda”.

-Esa es la izquierda que ganó…

-Claro y con toda razón se siente triunfante. Pedir prudencia, moderación, sensatez son tonterías… creo que aquí hay que reconocer lo que ocurrió. Y hay que reconocer que este va a ser un proceso que va a tener un comienzo muy complicado porque paralelamente al tema constituyente viene todo el proceso electoral de los partidos, muy cuestionados, y viene el rebalaje de las candidaturas presidenciales, las candidaturas parlamentarias. Creo que uno de los grandes peligros del mundo político es no asumir este cambio cultural y volver a encerrarse en la discusión ensimismada de sus intereses electorales.

-¿Con este escenario cómo ve usted que será esta Convención Constitucional?

-Tengo la impresión que la Convención Constituyente va a partir con bastante conflictos, pasiones, caos, reivindicaciones peregrinas y diversas, pero de alguna manera hay un elemento básico que es ordenador: la responsabilidad de todos ellos de que haya una nueva Constitución. Y eso significa la responsabilidad de construir acuerdos. La Convención Constituyente tiene una paradoja y es que todos los que cuestionaron la democracia de los acuerdos encuentran al final de su camino una instancia que por definición lleva a acuerdos, tienen que llegar a acuerdos. Creo que se van a demorar y no hay que impacientarse. No hay que horrorizarse por las diferencias que haya, o cualquier cosa que se plantee porque yo sí tengo la convicción que la gente que quiere de verdad una nueva Constitución, a la corta o a la larga va a decir “o nos entendemos o fracasamos todos”. Aquí nadie tiene mayoría por sí solo en lo que son las convicciones más profundas de cada grupo. Nadie lo tiene. Si no hay una voluntad de acuerdo van a fracasar todos y ese es un gran estímulo para que haya entendimiento.Lo que sí es que ese proceso para llegar a acuerdos va a demorar un tiempo. Esto va a partir muy caótico y progresivamente irá encontrando sus conversaciones porque si hay algo que caracteriza a esta constituyente es que todos los actores nunca han conversado con los que piensan distinto a ellos, o muy pocos. Habrá un tiempo para que se comiencen a oler, a olfatear y a encontrar caminos para no hacer el ridículo entre todos.

-Usted dice que nadie tiene mayoría, perosi uno suma los números en frío, la Lista del Pueblo, la del PC y el FA, una parte de Unidad Constituyente, unos independientes…pueden formar un grupo importante para dirigir este proceso. ¿En ese caso quién los contiene?

-Tengo la impresión de que los independientes no son un grupo de tipos desaforados ni mucho menos. He visto que hay diferencias entre ellos claras, pero no es un pensamiento de partido, hay claramente un cuestionamiento de izquierda a lo que existe, pero tienen lógicas súper diferentes entre ellos y, por lo tanto, dar por hecho que se produce automáticamente un acuerdo con las posturas del PC o el FA, creo que es un error. Lo peor que pueden hacer los convencionales es pretender atrincherarse en su horror al otro para poder iniciar la discusión.Cada uno de ellos es responsable de que haya una Constitución y van a tener que dar cuenta ante el país en algún momento de que se entendieron.

-¿Esa es una responsabilidad que tiene que asumir el mundo de izquierda?

-Tienen que asumirlo todos, no creas que es una responsabilidad solo de la izquierda. Explícitamente me niego a creer que la responsabilidad es del mundo de izquierda, la responsabilidad es de todos los constituyentes, sea cual sea su postura. Lo peor que se puede creer es que habría una responsabilidad preferente de uno respecto a otros.

-Lo digo pensando en el mejor desempeño electoral que tuvieron.

-A estas alturas de la vida, donde me ha tocado ver muchas cosas, todas estas cuestiones requieren un tiempo y muchas veces me he encontrado coincidiendo con gente del Frente Amplio o de la derecha y no me provoca ningún espanto. La única manera que haya acuerdo en la Convención es que progresivamente, poco a poco, en un proceso que va a ser inevitablemente lento, comiencen a encontrarse de verdad los dialogantes y digan “no sigamos haciendo el loco, pongámonos de acuerdo, si no, nos van a saca a patadas a todos”.

-¿Y ve sectores o figuras que puedan dar esa señal de “paremos y pongámonos de acuerdo”?

-Tengo la impresión que el primer esfuerzo que tendrán que hacer es el esfuerzo de hablar, escuchar, y entender que no es una jaula de monos sino que es un grupo de gente que tiene la intención de hacer lo mejor posible por Chile y por su gente y que conversando se pueden dar cuenta de que caben en un mismo país. Tiene que caber todos: de pueblo, momios, de centroizquierda, de todo. Empresarios y sindicalistas, tiene que haber de todo, si no, no es un país real.

-¿Tiene una mirada más optimista de los resultados?

-No es que lo vea con optimismo o pesimismo, creo que va a ser una tarea muy difícil y puede ser prolongada en el tiempo para que se llegue a un clima de entendimiento. Y más que optimista o pesimista… es lo que hay. O sea, tenemos que llegar a una Constitución nueva, ese es el trabajo, con lo que hay, bueno o malo. Y hay que ponerse en ese trabajo.

-¿Qué pasa cuando muchos de los que salieron electos convencionales son los que criticaron la política de los acuerdos?

-Esa es la ironía de la vida. Pero cuando uno opta por sacar una Convención Constitucional elegida democráticamente por todos los chilenos, se está optando por un camino del acuerdo. Y cuando miras la constituyente los dos tercios van a ser variados según los temas, habrá criterios distintos sobre el Banco Central, otro para pueblos originarios y otro para la propiedad del agua. La mayoría no van a ser bancadas. La estructura elegida ahora con una mayoría independiente es que lo más probable es que los rebajes en cada tema que se discuta serán distintos.

-¿Cree que es necesario pedir mesura a quienes salieron electos para el trabajo que se viene?

-Pedir mesura no resuelve nada. Lo que hay que pedir son cosas súper concretas, que todos vayan con espíritu, no de mesura, pueden ir lo más desmesurado que hay, pero que tengan entendido que o tienen acuerdos o van a fracasar todos. Y esa va a ser la pega que tienen, que es llegar a acuerdos. Me parece casi humillante que los que perdieron pidan mesura, es como pedir compasión… Yo no estoy por pedir compasión ni mesura, estoy por pedir que asuman una realidad, que votaron una Convención que tiene que ponerse de acuerdo en una Constitución, y si no hacen su pega van a salir a patadas, sea la Lista del Pueblo, sean de Chile Vamos, o de cualquier partido.

 

Por Saruman