El capitán ha perdido su camino y el barco se dirige a aguas desconocidas a todo vapor.
Ninguna cantidad de pruebas y hechos concretos son capaces de sacar al presidente de México del mundo de fantasía y mentiras que ha construido para engañar a sus compatriotas sobre el horrible trabajo que ha hecho al frente de su gobierno.
Aquí es donde la metáfora de los Cuatro Jinetes es una herramienta útil para ilustrar la amplitud y profundidad de la tragedia que le está sucediendo a México.
LA PESTE
El jinete que monta el caballo blanco representa la peste que azota al país. Según las últimas estadísticas, México es la cuarta nación con más muertes como resultado de su inepto manejo de la pandemia Covid-19, con 67.000 muertes y más de 620.000 casos comprobados, lo que según las autoridades sanitarias internacionales, es una burda subestimación y que el número real es probablemente 3,5 veces mayor.
El mal manejo de la plaga tiene varias razones. El Presidente minimizó su profundidad y peligros desde el principio, declarando repetidamente que lo peor ya había pasado, a pesar de que todas las pruebas se acumulaban para mostrar que estaba empeorando.
Se negó a usar una máscara e instó a la reanudación de la vida normal y las actividades económicas en repetidas ocasiones. Suscribe el error mortal de que cuanto menor sea el número de pruebas que se hagan, menor será la dispersión de la enfermedad.
Como resultado de esta tontería, el país ha hecho sólo 10,8 pruebas por cada 100.000 habitantes, una de las cifras más bajas del mundo, y muy por detrás de los 68 del Brasil, 34 de la India, 99 de Colombia y 56 del Perú.
Otro grave error fue tratar de maximizar el número de camas disponibles en los hospitales y no el número de personas curadas, lo que dio lugar a que se rechazara el acceso al tratamiento de un gran número de personas, lo que provocó un número desmesurado de muertes fuera del sistema de salud.
Además, el gobierno del Presidente declaró la guerra al sistema de adquisición y producción de medicinas y suministros médicos, lo que provocó una escasez generalizada y la falta de tratamiento para otras enfermedades también.
¿Cuál es su solución? Crear un nuevo monopolio gubernamental para la importación y distribución de estos elementos cruciales para el funcionamiento de un sistema de salud, que tardará años en estar en funcionamiento.
En una palabra, el servicio nacional de salud que existía, con muchos defectos y problemas, fue demolido sin nada que lo reemplazara, excepto en la febril imaginación del Presidente.
LA GUERRA
El jinete del caballo rojo representa la guerra, en el caso de México, contra las organizaciones criminales que siguen creciendo y extendiendo su poder como resultado de una completa ausencia de aplicación de la ley por parte de un gobierno sin timón que no tiene ni idea de lo que está haciendo.
La política de “abrazos y no balas” dio lugar, como era de esperar, a un crecimiento exponencial de la delincuencia y a estados fallidos de hecho en grandes zonas de la nación.
Asesinatos, secuestros, desapariciones y todo tipo de robos y extorsiones continúan acumulándose en números cada vez mayores. Noventa y nueve personas han sido asesinadas diariamente desde que el Presidente tomó el control el 1 de diciembre de 2018, casi 63.000.
Entre enero y julio de este año el número de masacres (429), actos de tortura (404), desmembramientos (365), cadáveres profanados (572) y muchos otros actos igualmente espantosos de salvajismo y violencia han seguido creciendo.
En muchos casos, el poder armado de los delincuentes es muy superior al de la policía, la nueva e ineficaz guardia nacional e incluso las fuerzas armadas.
El Presidente confunde el hablar – algo que hace sin parar – con el actuar, y todas las mañanas a las 6 de la mañana tiene una reunión de “seguridad nacional” con el personal civil y militar a cargo de la tarea.
Dadas las estadísticas y las proyecciones futuras, las reuniones son una completa pérdida de tiempo y distraen claramente a los funcionarios encargados de su trabajo, que en todo caso lo hacen mal porque la mayoría de ellos no tienen experiencia ni formación para luchar contra las organizaciones criminales.
Así pues, no es de extrañar que con un líder despistado, sin una estrategia clara y definida y un personal incompetente a cargo, los resultados de la guerra contra la delincuencia sean tan desastrosos.
LA HAMBRUNA
El tercer jinete tiene un caballo negro que en las imágenes bíblicas representa la hambruna, que vendrá como resultado del colapso total de la economía que en el segundo trimestre del año cayó en un 18,9%.
Me atengo a mi pronóstico de que en 2020, el PIB caerá al menos un 12%, algo que ahora reconoce el banco central en uno de sus escenarios.
El número de desempleados desde que comenzó la plaga supera los 12,5 millones, el 16% de la población en edad de trabajar, en un país en el que prácticamente no existe una red de seguridad para ellos, ya que no hay seguro de desempleo, y la mayoría de ellos trabajan en la economía informal, donde no hay ninguna ayuda institucional.
Las quiebras de las pequeñas y medianas empresas han sido generalizadas. Según la CEPAL, se espera que 500.000 empresas cierren definitivamente sus puertas, y un número mucho mayor en el sector informal que es imposible de medir.
Esta terrible situación se debe a una combinación de la pandemia y la decisión del Presidente no implementar ninguna medida anticíclica, ya que se han aplicado prácticamente en todas las demás naciones.
Está gastando el dinero del gobierno en sus proyectos favoritos, como salvar el monopolio petrolero en bancarrota (Pemex) y construir un tren inútil en la península maya, y en regalos a la gente que espera que vote por él y su partido a cambio.
Ahora se jacta de que 23 millones de familias se benefician de sus regalos, lo que representaría el 70% de la población, mientras que hace unas semanas la cifra que dio fue de 23 millones de personas, el 16% de la población.
Esto es típico de un presidente que no tiene tiempo para mirar las cifras oficiales y las inventa como necesarias para su propaganda.
El gobierno ha estado acosando de forma beligerante a los inversores, en algunos casos ordenándoles que detengan proyectos que están muy avanzados en su construcción, como una gran planta de cerveza en el norte donde Constellation Brands ya se había hundido en 1.400 millones de dólares.
Todas las inversiones privadas en los campos del petróleo y la electricidad están en suspenso, ya que es evidente que la intención de las autoridades es devolver el control absoluto de esas áreas a los monopolios gubernamentales que las gestionaron mal durante décadas.
La última invectiva es contra los productos alimenticios manufacturados y los refrescos, culpándolos de los problemas de salud de la población, pero la verdad es que algunos de los propietarios de las mayores corporaciones de esos sectores se opusieron vocalmente a la candidatura presidencial del Presidente, y ha llegado el momento de tomar represalias contra ellos.
Todos estos elementos se combinan para erosionar gravemente la confianza del sector privado en el gobierno, inducir una gran fuga de capitales y la certeza de que el país perderá su grado de inversión a finales de este año o, a más tardar, a principios de 2021, lo que provocará una pérdida aún más masiva de capital, tanto extranjero como nacional.
LA MUERTE ( a la democracia, el derecho, las instituciones)
El cuarto jinete va en un caballo ceniciento, en este caso no es la muerte, como en el texto bíblico, porque eso es montar en todos los demás caballos. Es el asalto frontal del Presidente a las instituciones del país, al estado de derecho, a la democracia y a la honestidad en el gobierno.
Una de las razones cruciales por las que pudo reunir 30 millones de votos en las elecciones de 2018 fue su promesa de luchar contra la corrupción, aunque nunca dijo cómo lo haría, excepto por bromas como “barreré la corrupción, como una escalera, de arriba abajo”, y la constante repetición que él mismo ejemplificaba la honestidad.
Viniendo de alguien cuyo último trabajo regular terminó en 2005 y que ha estado recorriendo el país desde entonces en una campaña permanente, la declaración es por lo menos dudosa.
Nunca ha presentado una declaración de impuestos, afirma que no tiene propiedades – adecuadamente, transfirió la propiedad de varios apartamentos en la Ciudad de México y su rancho en Tabasco a sus hijos – a no tener cuentas bancarias o tarjetas de crédito, y dice que sólo lleva el equivalente a 10 dólares en su cartera.
Pero es bien sabido, desde el principio de su carrera como “activista social”, que ha recibido millones en pagos por chantajear a las autoridades federales y locales con violencia, y que se rodeó como alcalde de la Ciudad de México de sinvergüenzas, a muchos de los cuales pillamos en la cinta en el acto de recibir sobornos.
Lo mismo ocurre con buena parte de su actual séquito de funcionarios ineptos, que mienten y esconden sus riquezas de las declaraciones patrimoniales que se exigen anualmente.
El número de contratos gubernamentales que se asignan directamente, sin la obligada licitación pública, ha crecido exponencialmente en la permanencia del Presidente en el puesto, y ahora representa casi el 90%.
Y sólo la semana pasada, un video de uno de sus hermanos recibiendo grandes fajos de dinero de una persona cercana al presidente – que estaba a punto de ser nombrado jefe del nuevo monopolio gubernamental de distribución de drogas y dispositivos médicos a nivel nacional – para financiar la campaña del 2018, fue apodado por el Presidente como sólo la “generosa contribución de la gente que quería el cambio”.
Si el presidente se sale con la suya en su proyecto de neutralizar completamente el instituto electoral autónomo y el Tribunal Supremo, como ha estado trabajando duro para hacerlo, manipulará fraudulentamente las elecciones de 2021, consolidará su control del Congreso y se convertirá en el autócrata de México sin fecha de caducidad, muy parecido a Hugo Chávez en Venezuela y muchos otros como ellos.
Hace sólo dos días se vio un vehículo del partido del Presidente con un cuadro de los “padres fundadores” del país, entre ellos el Che Guevara.
Tal vez la frase más memorable de su enésimo informe a la nación del 1 de septiembre fue: “No quiero presumir, pero en el peor momento posible (para México), tenemos la suerte de tener el mejor gobierno”. ¿Delirios de grandeza?
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FUENTE:
Manuel Suárez-Mier es economista y ex funcionario del banco central, diplomático económico y profesor en Georgetown y en universidades americanas. Ahora es un consultor que reside en Washington, DC.