La Unión Europea se tambalea al borde del precipicio, y sus líderes lo saben. El miércoles, la Comisión Europea emitió una directiva escalofriante: todos los ciudadanos deben abastecerse de alimentos, agua y suministros esenciales para sobrevivir al menos 72 horas de interrupción total.

Esto no es un simulacro; es un sombrío reconocimiento de que la guerra y el caos ya no son amenazas lejanas, sino certezas inminentes. El manifiesto de 18 páginas, disfrazado de“estrategia de preparación”, se lee menos como una precaución y más como un plan de batalla para un continente que se prepara para el impacto.

El documento no se anda con rodeos.«Europa se enfrenta a una nueva realidad plagada de riesgo e incertidumbre», declara, dibujando una visión distópica de un continente asediado. La agresión rusa ya no es un estruendo lejano, sino un ariete a las puertas. Se atacan infraestructuras críticas, los ciberataques se intensifican y las tensiones geopolíticas son una mecha encendida a punto de estallar. La Comisión Europea no pide a los ciudadanos que se preparen por precaución; es una súplica desesperada para sobrevivir a la salva inicial de un conflicto que ven abalanzarse sobre ellos.

Y no es solo Rusia la que quita el sueño a los líderes de la UE. Al otro lado del Atlántico, los Estados Unidos de Trump han pasado de aliado a antagonista, dejando que Europa pague sus propias cuentas. ¿El resultado? Una frenética lucha por armarse, reforzar las defensas y preparar a la población para un mundo donde la autosuficiencia no sea opcional, sino el único salvavidas.

El plan de supervivencia de la UE es tan práctico como aterrador. Cada hogar debe acumular suficientes provisiones para resistir tres días de caos: comida, agua, medicamentos, mantas, baterías, etc.«En caso de perturbaciones extremas, el período inicial es el más crítico», advierte el documento. En otras palabras: cuando caen las bombas o se va la luz, estás solo. Los servicios de emergencia no te salvarán; tus vecinos no compartirán. La UE quiere que estés psicológicamente preparado para una pesadilla donde la sociedad se desmorona y la supervivencia depende de lo que tengas guardado en el sótano.

No se trata de capear el temporal, sino de soportar el colapso de todo lo que Europa daba por sentado. La Comisión incluso quiere inculcar en los escolaresÂla “preparación” , enseñándoles a detectar la desinformación y a prepararse mentalmente para las guerras de propaganda que ya se libran. Es una generación que se prepara no para la paz, sino para la batalla.

¿Líderes que quieren la guerra?

Aquí está el quid de la cuestión: los líderes de la UE no solo están reaccionando, sino que están orquestando. Los planes de guerra actualizados de Alemania el pasado junio, revelados por la ministra del Interior, Nancy Faeser, dejaron al descubierto la mentalidad del bloque: armarse o ser aplastados. Ursula von der Leyen, la férrea presidenta de la Comisión, redobló sus esfuerzos el miércoles, insistiendo en que«las nuevas realidades exigen un nuevo nivel de preparación». Pero sus palabras destilan algo más que urgencia: insinúan intención. ¿Por qué, si no, presionar con tanta fuerza y ​​rapidez, a menos que no solo teman la guerra, sino que se preparen para librarla?

La retórica de la UE denota inevitabilidad. No están movilizando a favor de conversaciones de paz ni de una desescalada; están acumulando, militarizando y condicionando a la ciudadanía para la masacre. El factor Trump solo aviva el fuego, dándole a Bruselas la excusa perfecta para exhibir su fuerza y ​​unir al bloque bajo la bandera de la “resiliencia”. Es casi como si estuvieran desafiando a Rusia, o a cualquier otro, a dar el primer paso.

Para el europeo medio, esto es un golpe bajo. Atrás quedaron los días de veranos despreocupados y sueños sin fronteras. Ahora son comida enlatada, linternas y un curso intensivo de supervivencia. El mandato de 72 horas de la UE no es una sugerencia, sino una advertencia de que los tres primeros días de infierno decidirán quién vive y quién no. Y, en el fondo, los líderes de Bruselas parecen menos guardianes reticentes y más arquitectos de una guerra que ya han aceptado como su legado.

Así que, Europa, aprovisionaos. Vuestros líderes ven venir la tormenta y están listos para capearla, cueste lo que cueste. La pregunta es: ¿lo estáis vosotros?

 

Por Saruman