Una teorÃa que explica cómo 300 años desaparecieron de nuestra historia y fueron añadidos de forma artificial al calendario.
El Papa Gregorio XIII fue el impulsor del calendarioÂgregoriano, el que utilizamos hoy en dÃa en todo el mundo. Fue en el año 1582 y, con su llegada, se ponÃa fin al conocido como calendario juliano, el que puso en marcha Julio César en el año 48 a. C. Ese antiguo calendario estipulaba que, cada 4 años, habÃa que añadir un dÃa más para que el calendario coincidiera con el año solar: asà comenzaron los años bisiestos.
El problema es que después se demostró que el año solar dura, exactamente, 365,24219 dÃas y no los 365,25 que se habÃan estipulado. Eso suponÃa que, durante más de 1600 años, se habÃan estado contando 11 minutos de más a cada año, lo que supone que cada 128 años se ganaba un dÃa. Por eso, Gregorio XIII decidió que habÃa que retocar el calendario y adaptarlo, ya que la fecha solar no se correspondÃa con la que se llevaba en la Tierra.
Sin embargo, aunque los cálculos matemáticos son claros y el Papa deberÃa haber adelantado el calendario casi en 13 dÃas, lo cierto es que solo lo hizo en 10. AsÃ, en 1582, el dÃa siguiente al 4 de octubre no fue el 5, sino el 15, por lo que esos 10 dÃas no existieron oficialmente. Pero hay quien cree que esos tres dÃas de desfase entre el cálculo real y el que tuvo en cuenta Gregorio XIII obedecen a otra causa.
Tiempo fantasma
En la década de los 90, un grupo de historiadores alemanes se enfrentó de nuevo a este problema y propusieron una teorÃa: se conoce como la “hipótesis del tiempo fantasma” y consiste en que esos tres dÃas de más que Gregorio XIII no añadió al calendario tienen que ver, más que con un error matemático, con una idea, cuando menos, inverosÃmil: la Edad Media no existió.
Por eso, según este grupo de “historiadores”, actualmente no estarÃamos viviendo en el siglo XXI, sino en el XVIII, concretamente en 1724. El tiempo que se habrÃa añadido artificialmente estarÃa comprendido entre los años 600 y 900 de nuestra era, lo que significarÃa que personajes de la talla de Carlomagno no habrÃan existido y se habrÃan inventado con propósitos más o menos desconocidos. De esa manera, se explicarÃan esos 3 dÃas de desfase entre ambos calendarios.
Tal y como publica IFL Science, Heribert Illig fue el primero en presentar esta teorÃa en el año 1991, pero el doctor Hans-Ulrich Niemitz la amplió en 1995. Según estos historiadores alemanes, hay pruebas de esta hipótesis del tiempo fantasma como la desaparición y reaparición del pueblo judÃo entre 711 y 1096, la ausencia de registros sobre grandes cuestiones de la época como la expansión del Islam por Oriente Medio o la falta de progreso en Occidente.
De hecho, Niemitz explica que incluso en la arquitectura se encuentran pruebas: “La Capilla de Aquisgrán (fechada en el año 800), parece haber llegado aproximadamente 200 años antes. La forma de construir un arco que se muestra en esta capilla no tiene antecesor”. Según el historiador alemán, otros edificios de diseño similar no aparecieron hasta el año 1049, por lo que serÃa una prueba de que aquellos años no existieron realmente.
Pero, ¿quién borrarÃa 300 años de historiaÂde un plumazo? Según Niemitz, fue el emperador Otto III quien se alió con Silvestre II, el Papa de la época, porque ambos querÃan vivir en el año 1000. La razón es que asà “se adaptaban a su comprensión del milenarismo cristiano”. El problema es que ambos nacieron 300 años antes, pero decidieron cambiar la fecha para poder vivir el cambio de milenio.
Pero esa hipótesis del tiempo fantasma supone también que fue Otto III quien inventó a Carlomagno y lo dibujó “como el héroe modelo que él mismo querÃa ser”. ¿Vivimos en 2021 o en 1724? Todos apostaremos por lo primero, pero…