“Hay que forzar los comportamientos de las empresas, y en BlackRock los estamos forzando”.
Larry Fink, director ejecutivo del megafondo financiero BlackRock, uno de los mayores del mundo, enfrenta una serie de críticas en redes sociales por la viralización de un comentario en el que admitía que su corporación “fuerza comportamientos” en empresas a la hora de invertir en ellas o prestarles dinero, en pos de que implementen “a la fuerza” criterios de “género”, “diversidad” e “inclusión” de minorías, lo que en la práctica implica la promoción acrítica y dogmática de teorías que elaboran la temática, como el caso de la polémica Teoría Queer.
El periodista le pregunta al CEO de BlackRock, Larry Fink, cómo hacer para acelerar los cambios “que son muy lentos”, en cuanto a la agenda de género, diversidad e inclusión. Esto es una cuestión importante, porque BlackRock incluye estos puntos como requisito imprescindible para todas las empresas y corporaciones globales en las que invierte o Estados a los que presta su dinero. La capacidad de lobby de un megafondo financiero como éste es inmensa. Lo mismo vienen haciendo, por lo demás, organismos como el BID, Banco Mundial y FMI.
A todo esto, Fink responde sin tapujos:
“Tienes que forzar los comportamientos. Si no fuerzas los comportamientos, se trate de cuestiones de género, raza, o cualquier cuestión en la composición de tu equipo, te verás afectado. Tiene que estar imbuido en la cultura de la empresa, en los comportamientos a lo largo de toda la empresa, en cada región, tiene que ser similar. Cada ciudadano dentro de la empresa deberá entender cuál es el comportamiento aceptable y cuál es el comportamiento inaceptable. (…) Los comportamientos tendrán que cambiar y esto es algo que les preguntamos a las empresas. Hay que forzar comportamientos, y en BlackRock estamos forzando comportamientos”.
Fink, cuya firma posee acciones en empresas globales de todo tipo, como Coca-Cola, Netflix, Warner, Amazon, Apple, JP Morgan, MasterCard, Johnson & Johnson, Walmart y Walt Disney Co., sostuvo que “lo que estamos haciendo internamente es que si la empresa no logra estos niveles de impacto, sus beneficios podrían verse afectados”, dijo Fink, antes de que el exdirector ejecutivo de AmEx admitiera que la compañía estaba “haciendo lo mismo”.
El video circuló rápidamente en las redes sociales después de resurgir en línea, con miles de usuarios de todo el mundo que escribieron que BlackRock está “destruyendo valor y participando en conductas ilegales e inmorales”.
El exejecutivo de Anehuser-Busch, Anson Frericks, también criticó recientemente a BlackRock por comprometer el “dinero de los ciudadanos comunes” en inversiones con estas imposiciones. “Si van a administrar su dinero, tienen que comprometerse con cosas como diversidad, equidad e inclusión”.
Lo cierto es que este tipo de imposiciones ideológicas no sólo afectan al ámbito empresario y corporativo, sino a los Estados, cuyas deudas internacionales dependen en porcentajes crecientes a fondos financieros como BlackRock. Lo que se dice una “revolución cultural” instaurada desde las cimas del poder.