La mayorÃa de las personas educadas -y, de hecho, la mayorÃa de aquellos cuya experiencia de la historia se limita a lo que les enseñaron en la escuela- han oÃdo hablar del padre de los historiadores, a diferencia del padre de la historia (Herodoto), TucÃdides. La diferencia entre los padres gemelos del oficio de historiador es el abismo que separa la historia estandarizada que se enseña a la mayorÃa de la gente y la historia crÃtica que el historiador utiliza sus herramientas intelectuales y técnicas de análisis e interpretación para crear.
En cierto sentido, Heródoto y TucÃdides representan el mismo tipo de dualismo intelectual en la civilización occidental representado por los filósofos griegos Platón y Aristóteles. Al primero se le identifica tradicionalmente como el fundador del pensamiento de derecha, mientras que al segundo se le identifica como el fundador del discurso intelectual de izquierda. TucÃdides representa la tradición de la explicación racional de los acontecimientos observando la multitud de diferentes factores que intervienen en ellos, mientras que Heródoto refleja una tradición de creencia menos crÃtica y más simplista en lo que debe ser porque las creencias que de otro modo serÃan apreciadas son como polvo.
Generalmente no se identifica a TucÃdides, a diferencia de Heródoto, por haber mencionado a los judÃos y, de hecho, no lo hace directamente, pero – como he señalado en mis artÃculos sobre Homero (1) y EurÃpides – (2) es probable que esto lo haga porque los judÃos en Esta vez no se diferenciaban lo suficiente de sus vecinos y de sus antiguos hermanos religiosos: los fenicios.
Es difÃcil recordar una época anterior a que los judÃos fueran un pueblo que no fuera particularmente poderoso o inusual, pero debemos hacerlo para comprender que los judÃos han evolucionado a partir de una civilización que, incluso para los estándares del Medio Oriente, fue considerado particularmente bárbaro.
Los padres que inmolan a sus bebés en brazos para apaciguar a un dios sanguinario y vengativo es algo que encontramos tanto en la Torá (escrita) como también en la cultura religiosa fenicia. Los romanos en particular estaban horrorizados por esto y recientemente ha quedado claro que ya no podemos considerar los comentarios romanos sobre esta práctica como propaganda para desacreditar a los fenicios, sino que la terrible realidad es que los romanos decÃan la verdad.
El judaÃsmo, que toma prestado a su todopoderoso dios Yahvé de la religión cananea, debe su origen a una de las religiones más sanguinarias e inhumanas que el mundo haya conocido jamás, comparable incluso a las orgÃas masivas de sacrificios humanos practicadas por los aztecas. En efecto, esto significa que miramos a los fenicios antes de la caÃda de Alejandro y el surgimiento de la dinastÃa asmonea: vemos a los antepasados ​​de los judÃos mirándonos fijamente.
Entonces podemos, con motivos razonables, tomar lo que los escritores antiguos tienen que decir sobre los fenicios antes de esta época como algo representativo de lo que creÃan sobre los antepasados ​​de los judÃos y, por lo tanto, sobre los judÃos mismos hasta cierto punto.
¿Qué tiene entonces que decir TucÃdides sobre los fenicios?
Bueno, lo primero que nos dice es que, si bien los fenicios son excelentes marineros, utilizan esa habilidad principalmente con fines de piraterÃa. (3) De hecho, nos dice que allà donde se asientan los fenicios, la piraterÃa inevitablemente conlleva la perturbación concomitante del comercio y el movimiento en la zona.
Los fenicios también se propusieron aliarse con el imperio persa contra los griegos: (4) de la misma manera que los judÃos harÃan más tarde con los partos contra los romanos, que de hecho fue la razón por la cual los emperadores Adriano y Trajano masacraron sistemáticamente a los judÃos en Mesopotamia, Palestina y Egipto y también hizo un breve intento de erradicar completamente el culto para siempre.
También deberÃamos recordar que, como señaló Homero en la‘Odisea’Â, los fenicios eran conocidos por ser traficantes de esclavos cuya piraterÃa servÃa como medio para adquirir este lamentable cargamento humano. (5)
Esto da un giro diferente a lo que dice Tuydides a continuación sobre Sicilia, donde los fenicios ya tenÃan una presencia significativa en la isla cuando los helenos comenzaron a migrar allÃ. Curiosamente, nos dice que los fenicios optaron por no integrarse con los griegos y, en cambio, se auto-guetizaron en penÃnsulas y pequeñas islas: (6) de manera similar a lo que harÃan más tarde los judÃos en AlejandrÃa, provocando de manera similar la ira de los griegos.
Los fenicios entonces procedieron a mantenerse alejados de los griegos y sólo comerciaron con ellos; a diferencia de socializados y casados ​​entre sÃ, habrÃan sido más normales. Aunque en tiempos de necesidad los fenicios cooperaban con los griegos sólo en lo necesario para la preservación de su comunidad. (7) En cambio, se comportaron los fenicios; y posiblemente creyeron, como si fueran un pueblo aparte; un pueblo elegido, por asà decirlo, como lo hacen los judÃos hasta el dÃa de hoy.
TucÃdides también nos dice (por implicación necesaria) que los fenicios de Sicilia (al igual que los judÃos serÃan famosos más tarde) eran muy ricos y tenÃan acceso a grandes cantidades de plata y oro, que habÃan adquirido a través de su comercio con griegos (8), asà como por la piraterÃa y el comercio de esclavos.
También se nos dice eso; En el apogeo de la guerra entre Esparta y Atenas, a los espartanos se les habÃa hecho creer que una flota fenicia, contratada por el sátrapa persa Tisafernes, atacarÃa Atenas, pero, como nos dice TucÃdides, esta flota en realidad nunca existió. (9) Sin embargo, esto no es del todo cierto, ya que TucÃdides nos dice más tarde que Tisafernes intentó formar una flota fenicia, (10) pero que los fenicios, por razones desconocidas, no deseaban trabajar con Tisafernes para la expansión del Imperio Persa. a Grecia.
No podemos saber realmente qué habÃa exactamente en el cálculo hecho por los fenicios, pero parece razonable sugerir que su principal razón para no ayudar a Tisafernes fue que un gran número de sus parientes residÃan en la lejana Sicilia y eran ampliamente superados en número por los griegos. Si los fenicios hubieran apoyado sus flotas y marineros en la invasión persa de Grecia, entonces parece probable que (como ocurrió cuando los judÃos de España se aliaron con las fuerzas del Islam) habrÃan estado sujetos a represalias generalizadas y a la justa ira de los griegos que lideraban a gran escala de vidas fenicias en Sicilia y otros lugares.
AsÃ, podemos ver que TucÃdides veÃa a los fenicios de la misma manera que sus descendientes intelectuales griegos veÃan a los judÃos: como personas camarillas, orientadas al dinero y generalmente pérfidas que pretendÃan ser tus mejores amigos, pero luego te traicionaban en el momento. SerÃa un honor si pensaran que hacerlo les conviene a sus intereses.
(1) Ver mi artÃculo: https://karlradl14.substack.com/p/homer-the-phoenicians-and-the-jews
(2) Ver mi artÃculo: https://karlradl14.substack.com/p/euripides-the-phoenicians-and-the
(3) Jue. 1:8; 8:46
(4) IbÃdem. 1:16; 110
(5) Hom. Ody. 8:265-293
(6) Jue. 6:2
(7) IbÃdem. 6:46
(8) IbÃdem.
(9) IbÃdem. 8:78; 81
(10) IbÃdem. 8:87