La frontera entre Armenia y Azerbaiyán ha sido escenario de nuevos combates que se produjeron la noche este lunes, con ambas partes culpando a la otra por las hostilidades.
«Los equipos subversivos de las Fuerzas Armadas armenias han minado las áreas entre las posiciones de las unidades del Ejército de Azerbaiyán y las rutas de suministro en diferentes direcciones, utilizando el relieve montañoso de la zona y las brechas existentes en los valles en la oscuridad. Como resultado de las medidas urgentes tomadas por nuestras unidades para prevenir de inmediato estos hechos, se produjeron combates», comunicó el organismo azerbaiyano.
Entre tanto, el Ministerio de Defensa de Armenia señaló que «el 13 de septiembre, a las 00:05 (hora local), unidades de las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán lanzaron un ataque intensivo contra posiciones armenias empleando artillería y armas de gran calibre con dirección a Goris, Sotk y Jermuk«.
«El enemigo también está utilizando vehículos aéreos no tripulados», precisó el Ministerio.
Ambas partes reportan bajas entre el personal como resultado de los combates. En particular, el primer ministro armenio, Nikol Pashinián, comunicó la mañana de este martes que un total de 49 soldados del Ejército del país fallecieron durante las escaramuzas de la pasada noche. El mandatario señaló que el número de militares caídos no es definitivo.
Aproximadamente una hora después de los primeros reportes, la parte armenia indicó que «el intenso intercambio de fuego iniciado como resultado de una provocación a gran escala por parte de Azerbaiyán continúa» y que «las Fuerzas Armadas de Armenia están respondiendo adecuadamente«.
A su vez, el organismo azerbaiyano reportó que la información difundida por Armenia sobre los presuntos ataques contra la población civil, los bienes y la infraestructura por parte del Ejército de Azerbaiyán no refleja la verdad. «En respuesta a las provocaciones de Armenia, las contramedidas son de carácter local y están dirigidas contra objetivos militares legítimos que son puntos de tiro», subrayó.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinián se contactó con el mandatario ruso, Vladímir Putin, en una conversación telefónica, en la que proporcionó detalles sobre las «acciones provocadoras y agresivas de las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán contra el territorio soberano de Armenia», que calificó de «inaceptables» y subrayó la importancia de una «reacción adecuada» de la comunidad internacional. Los líderes acordaron mantener el contacto operativo.
Las localidades mencionadas por ambos países se encuentran cerca o en la zona de Nagorno Karabaj, lugar de recurrentes enfrentamientos esporádicos entre estos países.
En este enclave, ubicado dentro de territorio azerbaiyano y poblado históricamente por armenios, fueron desplegadas fuerzas pacificadoras rusas tras la firma en noviembre de 2020 del acuerdo entre Azerbaiyán, Rusia y Armenia que frenó la anterior espiral de violencia en la disputada región.
Alto el fuego con la mediación de Rusia
La mañana de este martes, el Ministerio de Exteriores de Rusia expresó su «extrema preocupación» ante la escalada en la frontera entre ambos países y reiteró que todas las controversias deben resolverse por vía diplomática. Asimismo, el organismo confirmó haber recibido la solicitud de ayuda por parte de Armenia para resolver la situación en el marco de acuerdos bilaterales y la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, de la que Rusia y Armenia son miembros.
«Confiamos en que el acuerdo alcanzado como resultado de la mediación rusa sobre un alto el fuego a partir de las 9 de la mañana, hora de Moscú, del 13 de septiembre, se aplique en su totalidad», subraya el comunicado oficial de la cancillería.
El conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por el control de Nagorno Karabaj se remonta a 1988.
Análisis: Los últimos enfrentamientos en el sur del Cáucaso están programados para aprovechar la retirada de Rusia en la región de Járkov
Andrew Korybko
Armenia y Azerbaiyán una vez más intercambiaron acusaciones de que el otro atacó a sus fuerzas sin provocación, lo que a su vez los llevó a intercambiar disparos a través de su frontera compartida. Si bien no está claro qué lado fue el responsable de la última agresión, es obvio que el culpable pretendía explotar el revés de Rusia en la región de Kharkov durante el fin de semana. A partir de esta observación, los últimos enfrentamientos pueden interpretarse de dos maneras.
Visto desde la perspectiva armenia, Azerbaiyán (casi con certeza respaldado por su aliado turco como parte de un posible juego de poder regional) buscó resolver militarmente el problema de los combatientes armados que permanecen en su territorio universalmente reconocido al que anteriormente se le prestó mucha atención. La motivación de Bakú en este escenario habría sido forzar una retirada armenia mientras Rusia se distraía en Ucrania y, en última instancia, obligar a Ereván a retirarse por completo de Karabaj.
Desde la perspectiva de Azerbaiyán, Estados Unidos podría haber alentado a Armenia (considerando la visita del jefe de la CIA, Burns, a mediados de julio) a provocar otra Guerra de Continuación con el propósito de abrir el llamado «Frente Sur» que dividiría el enfoque militar de Rusia de Ucrania. En consecuencia, la motivación de Ereván en este escenario habría sido forzar una intervención rusa de emergencia para proteger a sus combatientes restantes en Karabaj, lo que podría haber puesto en riesgo una guerra más amplia con Azerbaiyán y Turquía.
Sobre la base de los escenarios anteriores, cada uno tendría consecuencias muy graves para las relaciones de Rusia con el agresor, pero también tienen tres puntos en común: 1) fueron planeados de antemano para explotar desarrollos militares desventajosos para Rusia en Ucrania; 2) empeorarían los lazos de Rusia con Azerbaiyán y Turquía; y 3) debilitarían la influencia de Rusia en el sur del Cáucaso. Por lo tanto, se puede concluir que los últimos enfrentamientos promueven los grandes intereses estratégicos de Estados Unidos.
Ambas partes en conflicto tienen vínculos estrechos con esa potencia hegemónica unipolar en declive, por lo que es imposible discernir únicamente a partir de sus relaciones bilaterales quién fue el responsable de lo que acaba de suceder. No obstante, es previsible que Rusia investigue todos los hechos relacionados con estos últimos enfrentamientos para determinar qué país los provocó, tras lo cual reaccionará en consecuencia aunque no lo haga de forma directa o pública. Eso es porque Moscú considerará al agresor como un peligroso representante de la Guerra Híbrida de EE.UU.