El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, llegó a la conclusión, tras años de apuestas equivocadas, de que el gobierno de Siria permanece con la legitimidad de su pueblo y que las condiciones políticas y de seguridad quedan impuestas por ellas mismas.

Después del 7 de octubre de 2023, el Medio Oriente enrumbó el camino hacia una nueva reconfiguración en medio de rápidos cambios internacionales.

“Israel” ya no es la potencia militar, de seguridad, inteligencia y política de antes.

La hegemonía del Estado se desmoronó y si no fuera por la negligencia de algunos y el apoyo incondicional de Estados Unidos, Palestina habría sido un Estado independiente hace tiempo.

La caída caótica de “Israel” devolvió a la región a un umbral de interpretaciones divergentes, en medio de revoluciones internacionales, una de las más destacadas la llegada de la extrema derecha al poder en Europa, lo cual tiene implicaciones y reflejos importantes, al mismo tiempo es percibida la debilidad y extrañeza en las personalidades por asumir el control en Estados Unidos, como Biden y Trump.

Hoy escribimos una nueva etapa, y los intereses de los países influyentes, con su historia y geografía y posesiones de instituciones y liderazgo, son construidos de acuerdo con cálculos precisos.

Como resultado de esta situación, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan llegó a la conclusión, tras años de apuestas equivocadas, de que el régimen en Siria permanece con la legitimidad de su pueblo, y que las condiciones políticas y de seguridad impuestas por sí mismas.

Turquía no tendrá poder ni un rol completo sin normalizar las relaciones con el presidente Bashar al-Assad y restaurar las relaciones bilaterales entre ambos países.

En los últimos años de la guerra en Siria, el jefe de inteligencia turca, Hakan Fidan, mantuvo contacto con sus homólogos en Damasco, y él siempre creyó que apostar por completo a la caída del régimen no era un movimiento ganador, y que era mejor mantener la comunicación para avanzar en cualquier proyecto político o de seguridad cuando fuera el momento, en lugar de empezar desde cero.

Hakan Fidan reunió sus valiosos archivos relacionados con las negociaciones con los líderes sirios y los llevó con él al Ministerio de Relaciones Exteriores, al moverse diplomáticamente con claridad.

Lo que Turquía quiere es recuperar su seguridad fronteriza, algo que Siria solía garantizar como un Estado responsable y preservador de la seguridad de su vecino.

Respecto a la cuestión kurda, Siria, Irak e Irán tienen un interés común con Turquía: no apoyar la autonomía ni ningún movimiento insurgente contra su seguridad. Por otro lado, los refugiados sirios en Turquía no son una carga como muchos promueven.

En un país de ochenta y cuatro millones de personas, menos de cuatro millones de refugiados no representan un gran problema, en especial cuando el presidente turco aprovechó su presencia, para nacionalizar a las elites y cosechar sus votos en las elecciones presidenciales y también los utilizó como mano de obra. Para aquellos que no son deseados, alcanzar acuerdos con el Estado sirio no es difícil.

¿Qué está sucediendo hoy en el camino hacia la normalización entre Damasco y Ankara?

El momento en la región es propicio y el clima internacional es favorable, en particular con Estados Unidos distraído por las elecciones presidenciales y eliminados todos los acuerdos con Turquía.

La cuestión kurda es otro motivo para acelerar este proceso, dado que se preparan para anunciar la autonomía tras las elecciones.

Prácticamente, Irak entró en escena para acercar las posiciones y, desde hace un tiempo organiza encuentros regulares entre las partes siria y turca.

Irak comprende que es el mayor perjudicado por las tensiones en sus fronteras y, tras patrocinar las reuniones, adoptó la idea de una conferencia sirio-turca en Bagdad bajo el auspicio del presidente iraquí, con la presencia del presidente Bashar al-Assad y el presidente Recep Tayyip Erdogan.

Este evento estará precedido por una serie de reuniones oficiales, las cuales culminarán en un encuentro bilateral entre los cancilleres de ambos países.

Fuentes iraquíes indican que Irán es un actor fundamental al apoyar a Bagdad en sus esfuerzos para resolver el conflicto sirio-turco. Irak estuvo en contacto con Irán, a pesar de estar ocupada con sus propias elecciones presidenciales, para discutir los últimos avances.

Rusia, un jugador clave en la región, después de su intervención en la costa siria durante la guerra, tiene un rol motivador y apoya de manera firme el cierre del conflicto y la restauración de las relaciones entre Damasco y Ankara, debido a los beneficios que esto trae a su papel en el eje extendido desde el Medio Oriente hasta los países BRICS.

Estados Unidos, a la espera a su nuevo presidente en noviembre, no está alejado del proceso de normalización con Siria iniciado en los países del Golfo, desde Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos hasta Bahréin, los cuales entablaron el intercambio diplomático mediante la apertura de embajadas.

Tras el revés de “Israel”, Estados Unidos parece haber perdido fuerza en la región. Según los observadores, comenzó a retroceder en su unipolaridad frente al ascenso de Rusia y China, que pronto nos sorprenderá con el control de Taiwán a través de una guerra que nadie podrá detener.

By Saruman