El nuevo líder de Gran Bretaña, el primer ministro Keir Starmer, ha comenzado su primer mandato a la manera de los dictadores comunistas: con una gran purga de disidentes. Los manifestantes, denunciados como «matones de extrema derecha», están siendo puestos entre rejas más rápido de lo que los servicios penitenciarios pueden absorber… El detenido más pequeño tiene sólo 11 años. En la imagen (Dan Kitwood/Getty Images): la Prisión de Su Majestad de Wandsworth, Londres, el pasado 12 de julio.

Robert Williams.- El nuevo líder de Gran Bretaña, el primer ministro Keir Starmer, ha comenzado su primer mandato a la manera de los dictadores comunistas: una gran purga de disidentes británicos.

Los manifestantes británicos, denunciados como “matones de extrema derecha”, están siendo encarcelados más rápido de lo que los servicios penitenciarios pueden absorber. Las cárceles se han quedado sin espacio: más de 1.000 personas detenidas y más de 500 acusadas esperan sus comparecencias judiciales en calabozos policiales. Como en la dictadura más experta, hasta niños y abuelos han sido detenidos por “causar disturbios”. El detenido y acusado más joven tiene sólo 11 años.

Dado que las cárceles, ya desbordadas, no pueden hacer frente a la repentina afluencia de malpensadores condenados en masa, la secretaria de Justicia, Shabana Mahmood, anunció que, para hacer sitio a los disidentes, se liberará anticipadamente este mes a unos 5.500 delincuentes de la cárcel. Los presos excarcelados “incluirán a criminales condenados por violencia que lleven apresados menos de cuatro años, pero excluirán a los que cumplen condenas más largas por actos de violencia más graves”, según a The Telegraph.

Las detenciones y juicios masivos se están produciendo al mismo tiempo que “la policía permite cada vez más que los agresores sexuales y con arma blanca escapen al procesamiento si piden perdón”, según un informe de The Telegraph; que continuaba:

“Más de 147.000 personas acusadas de crímenes, incluidos delitos sexuales, violencia y posesión de armas, recibieron penas menores en lugar de ser procesados en lo que va del año hasta marzo. Estas resoluciones menores (o “comunitarias”) no dejan antecedentes penales. Según las directrices de la Policía, las resoluciones comunitarias deben limitarse a los delitos leves, y los delincuentes deben pedir disculpas a la víctima, aceptar su “responsabilidad” por el delito y ofrecer algún tipo de compensación. Pero las resoluciones, que se emiten a discreción de cada agente, han aumentado un 40% desde 2019 -cuando se registraron 102.574- y ahora son casi dos veces más probables que una acusación penal, según un análisis de los datos del Ministerio de Justicia”.

A los malpensadores británicos culpables de expresar su ira en internet o lanzar obscenidades a los agentes de policía se les exige un estándar completamente diferente, como muestra la siguiente lista de británicos recientemente condenados a una velocidad récord:

Julie Sweeney, de 53 años, abuela y cuidadora de su marido, publicó unas airadas palabras en internet tras el asesinato de las tres niñas en Southport por Axel Rudakubana, hijo adolescente de inmigrantes ruandeses. “No protejan las mezquitas. Vuelen las mezquitas con los adultos dentro”, escribió en un grupo de la comunidad local en línea. Calificando a Sweeney de “guerrera del teclado”, el juez Steven Everett Branding le dijo que “incluso la gente como tú necesita ir a la cárcel”.

En 2022, el mismo juez, en un caso de un pederasta de 76 años que había descargado pornografía infantil, dictaminó que “sería inconcebible enviarle a prisión”.

El marido de Sweeney describió cómo habían llegado numerosos policías en tres coches patrulla sólo para detener a su mujer, que nunca antes había tenido problemas con la ley y vivía una “vida protegida y tranquila” en un pueblo de Cheshire. Sweeney dijo a la policía que había publicado el comentario enfadada tras el asesinato de las tres niñas, y que no tenía “ninguna intención de meter miedo a la gente.” También se disculpó, diciendo a la policía que su comentario había sido inaceptable y que borraría su cuenta de Facebook. El sistema judicial británico no tuvo piedad: fue condenada a 15 meses de prisión.

A diferencia de Sweeney, Rudakubana, acusado del asesinato de las tres niñas y del intento de asesinato de diez personas, principalmente niños, irá a juicio recién en enero de 2025.

Un portavoz de la policía de Cheshire notificó al público que la abuela había sido encarcelada para servir de dura advertencia a otros malpensadores:

“Como demuestra este caso, no hay dónde esconderse. Si decides tener este comportamiento, ya sea en persona o en línea, te encontraremos y serás responsable”.

Portavoz de la policía de Cheshire tras la detención de una abuela por sus comentarios en internet.

Jordan Parlour, de 28 años, también fue condenado por escribir en un post de Facebook: “Todos los hombres y sus perros deberían destrozar hasta la mier** el Hotel Britannia”, un hotel de Leeds en el que se alojaban inmigrantes y que, al parecer, estaba siendo apedreado en ese momento por manifestantes. La publicación de Parlour sólo recibió seis “me gusta”. Cuando otro usuario preguntó “¿por qué?”, Parlour respondió:

“Aquí se les da una vida de lujo a costa de impuestos que ganamos los trabajadores, cuando se podría hacer un mejor uso de ellos… vienen aquí sin visado de trabajo, sin oficio, y se dedican a no hacer nada, tienen prioridad en la vivienda mientras cada vez más gente se queda sin hogar, y por muchas otras razones.”

El juez Guy Kearl dijo en su sentencia:

“Usted fue detenido en las primeras horas del 5 de agosto y entrevistado por la Policía. Su motivación quedó clara cuando informó de que había promovido la idea de atacar el Hotel Britannia como resultado de su ira y frustración por los problemas de inmigración en el país. Continuó diciendo que no quería que su dinero fuera a parar a inmigrantes ‘que tienen más ventajas que nosotros y violan a nuestros hijos’.

“Aunque dijo que no tenía intención de llevar a cabo ningún acto de violencia, no cabe duda de que estaba incitando a otros a hacerlo, de lo contrario, ¿por qué publicar aquel comentario? Expresó su arrepentimiento, pero para entonces ya era demasiado tarde….

“[E]ste delito es tan grave que es inevitable una pena privativa de libertad inmediata. La sentencia que apruebo ha sido reducida un tercio para reflejar que se declaró culpable. La sentencia es de 20 meses de prisión.”

“Durante más de diez meses, las incitaciones constantes de quienes apoyan al grupo terrorista Hamás no tuvieron consecuencias legales de ningún tipo”.

En 2021, el juez Guy Kearl dictaminó que un pedófilo, declarado culpable de descargar “cientas de viles imágenes de abusos sexuales a menores” en su ordenador, no tenía que cumplir ninguna pena de cárcel.

El pensionista David Spring, de 61 años y recientemente jubilado, fue condenado a 18 meses de prisión “como medida disuasoria para otros” por realizar gestos amenazadores y hostiles hacia la policía. Había llamado “cabr****” a los agentes y se había unido a los cánticos de “tu ya no eres inglés” y “¿quién mier** es Alá?”.

Se pidió al juez Benedict Kelleher que tuviera en cuenta las obligaciones de Spring como cuidador de su esposa enferma. En su lugar, Kelleher sostuvo que eran necesarias sentencias “severas” para disuadir a otros. Así que el pensionista fue enviado directamente a prisión. El magistrado dijo:

“En el momento en que usted hizo eso debía ser muy consciente de que se trataba de una situación especialmente volátil y de que la Policía estaba haciendo todo lo posible por mantener el orden. Sus acciones mostraron un total desprecio por las fuerzas del orden… Lo que estaba haciendo podía animar a otros a amenazar a los policías y agravar el desorden, y, al parecer, lo hizo”.

Gary Harkness, de 51 años, fue condenado a 12 meses de prisión, aunque el juez no parecía estar del todo convencido de que hubiera cometido delito alguno. Aún no está claro cuál fue su delito. Al parecer, admitió ser “parte” del desorden, pero no parece haber cometido ningún acto delictivo; aparte de estar extremadamente borracho, lo que no es delito alguno. Al dictar sentencia, el juez Linford dijo:

“De las personas a las que he condenado hasta ahora usted es la que me plantea más dificultades porque no se le puede achacar que haya golpeado a nadie, ni que haya arrojado nada, ni se dice que haya escupido a nadie”. “Pero usted reconoce que fue parte de ese desorden y tengo que y tengo que sentenciarle en base a ello”.

Harkness, al parecer había bebido bastante el día del “desorden” y “fue visto haciendo gestos lascivos e insultando durante la noche, y en otro momento empujó o fue empujado por un agente de policía”. Fue condenado de todos modos.

William Nelson Morgan, abuelo de 69 años, fue condenado a 32 meses de prisión tras ser detenido por negarse a moverse mientras la policía hacía retroceder a una multitud de alborotadores. Se mostraron al tribunal imágenes de la detención de Morgan grabadas por una cámara corporal en las que se le ve diciendo: “Soy inglés, tengo 70 años, de acuerdo, ¡déjenme en paz!”. También se le ve gritar: “Déjenme en paz, tengo 70 años, imbé***”. Llevaba una pequeña porra de madera, lo que el juez calificó de “agravante serio”.

Peter Lynch, de 61 años, abuelo en Rotherham, un lugar donde los niños llevan décadas sufriendo violaciones, otros abusos sexuales y torturas a manos de bandas, principalmente musulmanas, mientras la policía y el ayuntamiento miran hacia otro lado, gritó a la policía: “Estáis protegiendo a gente que mata a nuestros hijos y los viola” y “escoria”. Lynch fue acusado de desórdenes violentos, un delito en virtud del artículo 2 de la Ley de Orden Público de 1986, que exige que haya tres o más personas juntas, que se utilice o amenace con utilizar violencia ilegítima y que la conducta de las personas “haga temer por su seguridad personal a una persona de firmeza razonable presente en el lugar.”

El juez Jeremy Richardson le dijo a Lynch:

“Usted mismo no agredió a ningún agente de policía, que se pueda comprobar, pero lo que hizo fue animar con su conducta a otros a comportarse de forma violenta y usted formó parte de esta turba…. Qué ejemplo tan vergonzoso es usted como abuelo.”

Lynch padece diabetes, problemas de tiroides, anginas de pecho y recientemente ha sufrido un infarto, pero evidentemente nada de esto preocupó al juez, que le condenó a dos años y ocho meses de prisión por el “delito” de discrepar con el régimen de Starmer.

Lynch simplemente estaba diciendo la verdad: la policía local y los ayuntamientos permitieron a sabiendas que bandas, sobre todo musulmanas, violaran, abusaran, torturaran e incluso asesinaran a miles de niños pequeños y adolescentes durante décadas en ciudades como Rotherham, Telford, Rochdale, Oxford, Peterborough, Keighley, Newcastle y Birmingham. Decían que si intentaban poner fin a estos crímenes, podían parecer “racistas”. Estos delitos no sólo continúan a día de hoy, sino que el nuevo gobierno de Starmer está facilitando a sabiendas que se cometan más. Incluso antes de que comenzaran las protestas, el primer ministro se propuso hacer sitio en las abarrotadas cárceles al liberar, entre otros delincuentes, a miembros de estas bandas de grooming. GB News informó a principios de julio:

“Un vil cabecilla de un grupo de abusos sexuales a menores de Rotherham quedará en libertad tras cumplir sólo siete de los trece años de condena. El pedófilo Matloob Hussain fue encarcelado en febrero de 2017, pero ahora ha sido remitido para su puesta en libertad por la Junta de Libertad Condicional, lo que significa que es probable que vuelva a las calles en cuestión de días.”

La liberación anticipada de violadores, pedófilos y criminales violentos es especialmente preocupante porque el Gobierno de Starmer sabe, sin duda, que provocará un repunte de esos delitos. The Telegraph informó en julio:

“Al menos un asesinato, agresión sexual o crimen violento es cometido cada dos días por delincuentes convictos bajo supervisión del servicio de libertad condicional tras salir de la cárcel, según ha revelado una investigación. Un análisis de datos del Ministerio de Justicia muestra que 3.540 nuevos delitos graves (que incluyen asesinato, secuestro, violación, incendio provocado y otros delitos sexuales o violentos) fueron cometidos por delincuentes liberados entre 2010 y 2022 y puestos bajo la supervisión del servicio de libertad condicional. Incluían 762 asesinatos, 220 intentos de asesinato y más de 1.000 delitos sexuales graves, entre ellos violación, agresión sexual y violación de menores de 13 años desde 2010. Equivalía a un delito cada 30 horas en el periodo de 12 años”.

¿De verdad desprecia tanto a los británicos el Gobierno de Starmer? Ni siquiera se les permite protestar la violación de sus hijos.

Que la ley contra la “incitación racial” no se aplique a todos por igual es una injusticia adicional. Durante más de diez meses, las instigaciones constantes de quienes apoyan al grupo terrorista Hamás no tuvieron consecuencias legales de ningún tipo.

Estos alborotadores, orquestados por organizaciones afiliadas a Hamás, ondean banderas yihadistas y de Al Qaeda; claman por la “¡yihad!” y llaman a limpiar Israel de judíos “desde el río hasta el mar”; celebran a los terroristas que asesinan, violan, mutilan y queman vivas a personas inocentes. Se les permite hacer a pesar de que tanto Hamás como Al Qaeda son organizaciones terroristas proscritas en el Reino Unido, y que apoyarlas puede conllevar hasta 14 años de prisión.

Este carga no parece ser la última de Starmer contra los británicos, a quienes, al parecer, pretende callar por completo. El asesor gubernamental John Woodcock, de hecho, pidió “encierros al estilo Covid” para reprimir las protestas:

“Los nuevos ministros entienden que la opinión pública británica les apoyará en cualquier medida que consideren necesaria para controlar esta situación. Deberíamos recordar los días del covid, en los que el público aceptó una situación de emergencia que nosotros estábamos dispuestos a respaldar y los legisladores estaban dispuestos a apoyar…

“Durante la pandemia, el público británico fue capaz de respaldar las medidas necesarias. Adoptarían un enfoque similar para mantener a los alborotadores fuera de las calles, al ver la magnitud del daño que se está causando a las comunidades.”

El Gobierno prepara aún más medidas censoras. La ministra del Interior, Yvette Cooper, ha estado prometiendo “tomar medidas enérgicas contra la promoción de ‘creencias de odio’” para abordar las “lagunas del sistema actual” que “dejan al país expuesto a actividades de odio o dañinas que promueven la violencia o socavan la democracia.”

“Los métodos de Starmer estaban, hasta ahora, reservados exclusivamente a dictaduras como China, Rusia y Corea del Norte”.

Al parecer, el Gobierno también está estudiando una propuesta del Centro para la Lucha contra el Odio Digital para conceder al regulador gubernamental Ofcom “poderes de emergencia que le permitirían momentáneamente exigir medidas a las plataformas en línea” contra el discurso o la información no deseados.

Además, el presidente de la Cámara de los Comunes, Sir Lindsay Hoyle, ha dejado claro recientemente que cree que todo aquello con lo que el Gobierno no esté de acuerdo debería prohibirse en las redes sociales. Ignoran, parece, el problema central: ¿quién elige qué es desinformación? Hoyle dijo:

“La desinformación es peligrosa. Las redes sociales son buenas, pero también son malas cuando la gente las utiliza de forma que puede provocar disturbios, amenazas, intimidación, sugiriendo que alguien debería ser atacado… Es inaceptable. Lo que tenemos que hacer es asegurarnos de que lo que hay ahí es correcto. Si no es así, creo que el Gobierno tiene que pensar muy bien qué va a hacer con las redes sociales y qué va a presentar como proyecto de ley”.

“No importa en qué país se encuentre, el hecho es que la desinformación es peligrosa, y no debería permitirse que se lleve a cabo ningún tipo de desinformación, amenaza o intimidación en una plataforma de medios sociales. Deberían servir para el bien, no para el mal”.

“Las ideas son más poderosas que las armas. No dejaríamos que nuestros enemigos tuvieran armas, ¿por qué deberíamos dejarles tener ideas?” dijo el dictador soviético y asesino en masa Josef Stalin. Estas palabras parecen haberse convertido en el lema de Starmer, que purga sin piedad a la población británica de quienes no están de acuerdo con él, haciendo que los tribunales les impongan a todos penas de prisión masivas en cárceles superpobladas para “disuadir” a cualquiera que se le ocurra disentir en el futuro. Los métodos de Starmer estaban, hasta ahora, reservados exclusivamente a dictaduras como China, Rusia y Corea del Norte. Las democracias occidentales no solían condenar a largas penas de prisión por delitos de expresión.

A juzgar por el silencio de las élites políticas y mediáticas occidentales ante esta represión orwelliana en el país que dio al mundo la carta magna, sería prudente pensar que esta escalofriante realidad podría ser pronto la nuestra.

By Saruman