Oriana Rivas.- Animales y sexualidad. Ese es el enfoque que eligió un conocido servicio de streaming en Estados Unidos a pocos días del inicio del mes del orgullo LGBT. Se trata de Peacock, una plataforma operada por NBCUniversal, que decidió que sería buena idea emitir una serie que va más allá del común comportamiento homosexual en algunos mamíferos para hablar incluso de animales transgénero.
El show se llama Queer Planet, y según uno de los comentaristas, “todo lo que te enseñaron cuando eras niño estaba mal”. Acto seguido, hace referencia a los “pingüinos homosexuales, leones bisexuales y peces payaso que cambian de sexo”. Es un nuevo argumento para promocionar y justificar la ideología de género, al asegurar que si los animales tienen ciertos comportamientos sexuales que el humano considera diferentes, entonces está bien defender esta idea en la sociedad.
Estos comentaristas continúan haciendo afirmaciones como que “la idea de tener dos sexos fijos está claramente pasada de moda” o que “la madre naturaleza tiene una mente bastante abierta”. Y aunque hay estudios científicos que comprueban comportamientos variados en animales, sus razones son meramente biológicas y evolutivas.
Los animales buscan supervivencia
Hay trabajos científicos que respaldan estos comportamientos en animales. Por ejemplo, la revista Nature Communications difundió un estudio sobre cómo de las más de 4300 especies de la clase mammalia (mamíferos), en 261 (4 %) se documentaron conductas homosexuales. Pero el “por qué” es bastante amplio.
No se trata de un “comportamiento maladaptivo”, como explicaron los autores del estudio, sino de una “adaptación que juega un papel importante en el mantenimiento de las relaciones sociales en ambos sexos”. Citaron un caso, el de los macacos rhesus de Puerto Rico: los machos “mantienen más relaciones sexuales entre ellos que con las hembras y lo hacen para reforzar sus coaliciones”.
Respecto a la transexualidad, realmente se trata de “hermafroditismo”, en términos científicos. Hay distintas subdivisiones detectadas en peces como efectivamente citan en el avance del documental. Machos de algunas especies pueden modificar su género por espacio de dos a tres temporadas reproductivas “a hembras manteniéndose en este sexo el resto de su vida reproductiva”, cita una análisis de la Revista de Biología Marina y Oceanografía, editada en Chile.
Sin embargo, su fin es sobrevivir. Por ejemplo, si la hembra de la especie del pez payaso muere, el macho dominante podría cambiar su sexo. Sumado a ello, son cambios contemplados en la biología de estos seres, a diferencia de un asunto de identidad de género como ocurre en humanos y que pasa por lo cognitivo.
Entonces, el documental Queer Planet pretende erróneamente comparar decisiones humanas con instintos de supervivencia animal para justificar la imposición de la ideología de género argumentando que “está pasado de moda la idea de tener dos sexos”, considerando además que una cosa es la orientación sexual y otra la identidad de género, que desde el progresismo se ha pretendido abrir a un amplio abanico de opciones que depende de una decisión consciente de cada individuo y no de una realidad biológica o instintiva.
El débil argumento woke
Las respuestas al estreno del documental van desde la indignación hasta la ironía, como escribió Donald Trump Jr., hijo del expresidente republicano, que la imposición de la agenda progresistas es algo que “nunca termina”.
Mientras tanto, suscriptores de la plataforma han dicho que cancelarán su membresía por el estreno de Queer Planet. Otros recuerdan cómo en algunas especies animales las madres se comen a sus crías o las abandonan en medio de la sabana cuando estas nacen con alguna invalidez física, un comportamiento que no sería moralmente aceptable en la especie humana y tumba cualquier comparación con el reino animal.