En la foto Irving Kristol.

EL DATO QUE MATA RELATO OCULTADO POR LA IZQUIERDA.

«La nueva ultraderecha sionista y neoliberal es fascista; demasiado burdo, pero voy con ello«. Un fake que propalan «La Vanguardia», «El País», «El Periódico» y, en general, todos los medios de comunicación que @PabloIglesias, arquetipo del izquierdista cosmopolita, descalifica precisamente por sus bulos al servicio de «la derecha». Iglesias, curiosamente, «coincide» aquí con esa «derecha». El bulo deja de ser un bulo cuando conviene no desesperar a Billancourt (Sartre). Y, claro, el impostor tampoco explica cómo puede ser que, en esta materia, la mensajería sistémico-mediática venda con insistencia la misma e idéntica mercancía averiada que Canal Red. Aquéllo que Iglesias Turrión denomina «el relato» y cuyas fuentes de legitimidad son poco o nada académicas (¡él mismo lo reconoce!) aunque, quizá sí,utópico-proféticas justifica la mentira. Resulta difícil de entender por qué motivo el «relato«, es decir, el marco interpretativo de los hechos (o datos), puede eximirse del mismo control de racionalidad y fundamentación exigido a los propios «hechos/datos». ¿Quizá porque ese control remite, en definitiva, a evidencias que refutan el relato utópico-profético? Una remisión conducente, en efecto, a ciertas opciones básicas de valores que, en el caso de Pablo Iglesias —y de la izquierda cosmopolita en general—, resultan incompatibles con la veracidad y, a la postre, con cualquier forma de objetividad. Hemos demostrado ya donde toca —la universidad— que no otro es el trasfondo filosófico de la cuestión, acreditado nada menos que por Martin Heidegger. Demostraremos aquí que dicha reducción a los supuestos axiológicos últimos del relato historiográfico pasa por el peor sitio posible para la falsa izquierda liberal de Pablo Iglesias y sus secuaces intoxicadores. Porque, además de deshacerse como cubito de hielo bajo un sol de agosto, ese fake de la procedencia supuestamente fascista de la nueva ultraderecha internacional descubre en sus orígenes neocon a izquierdistas de similar pelaje al del propio Pablo Iglesias. Y, por si fuera poco, a izquierdistas judíos.

 

IMPORTANCIA POLÍTICA DE AVERIGUAR LA IDEOLOGÍA DEL ENEMIGO

La fraudulenta argumentación izquierdista pasa por dos «momentos lógicos»: 1º/ niega, mintiendo hasta el ridículo, la relación ideológica esencial entre sionismo y judaísmo2º/ asimila, en otra maniobrafake, el sionismo al fascismo; a tales efectos acuñará consignas agit-prop como «sionista antisemita», «sionazi», «fascismo ultraliberal», «fascismo sionista»… (unidades semánticas de similar jaez que «círculo cuadrado», «agua seca», «color inextenso», etc.). Un fraude de manual de lógica en el que Iglesias y su pandilla, ante el naufragio del discurso utópico-profético hecho trizas por una horrenda realidad («fascista»), tienen que creer a los efectos de mantener viva la fe («asalto a los cielos») en un inminente paraíso«¡Tanto peor para la realidad!» (Lenin repitiendo a Locke). El meta-bulo, madre de todos los bulos, consiste en esa decisión en virtud de la cual se tuercen los hechos para «darle fundamento científico a la esperanza». Aquél truco verbal opera entonces como una especie de tirita en el lugar por donde la intelligentsia de la izquierda anti-nacional se desangra aquejada de un síndrome epistemológico y moral que hemos bautizado como «el colapso intelectual de la izquierda». Porque nunca se cumplieron las prospectivas del marxismo-leninismo, pero sí las de Adolf Hitler.La oligarquía financiera es judía. Fin. No hay ni puede haber contra-argumentos que refuten esta abrumadora evidencia empírica encarnada por Larry Fink, Blackrock y Vanguard.Frente a la razón sólo queda, por tanto, para el izquierdista standard, el bloqueo (matar al mensajero) o el silencio (hacer como que uno «no oye» o «no le interesa»).

Pero, al margen de la polémica con Podemos y la izquierda anti-nacional en general, ¿por qué es importante aclarar la verdadera naturaleza ideológica de la oligarquía? ¿Se trata de un mero interés periodístico, teórico, académico, científico o… hay algo más? A nuestro juicio, resulta evidente el interés político crucial de poder determinar si la oligarquía es «judía»o es «nazi». Se trata de un giro de 180°en la percepción e interpretación de la situación y, por tanto, en la estrategia y táctica que debería adoptar el movimiento de resistencia anti-oligárquica. Sostener que la oligarquía es «nazi» cuando en realidad es «judía» comporta un engaño a los trabajadores de la nación sobre los verdaderos fines de los oligarcas y, por tanto, sobre la única oposición posible a esos fines. «Judío» y «nazi» son términos tan antagónicos e irreconciliables como desierto y bosque.Si la oligarquía es sionista, la resistencia de los trabajadores nacionales sólo puede ser organizada desde la perspectiva nacionalsocialista y por verdaderos nacionalsocialistas. El nacionalsocialismo es el único proyecto histórico del que se tiene noticia concebido expresamente para combatir el dominio mundial del sionismo. Si, por el contrario, se sostiene que la oligarquía es «nazi», la dirección de la resistencia quedará ocupada, como ocurre en la actualidad, por cripto-sionistas filojudíos que, evidentemente, manipularán las reivindicaciones sociales para que nunca puedan dañar a la oligarquía y, antes bien, sirvan a sus fines de un modo u otro (por ejemplo, en materia de políticas migratorias). Acabamos de resumir, empero, la práctica habitual de Pablo Iglesias, de su cohorte podemita y de casi todos los políticos europeos que en la actualidad usurpan el espacio político de la izquierda revolucionaria. ¿Una práctica actual de gobierno que acredite esta afirmación? Bastará con volver los ojos al pasado reciente de Syriza. Podemos no ha llegado a gobernar, pero, como un viaje al futuro, la experiencia griega nos permite anticipar el callejón sin salida (Syriza 2.0) que supondría para los trabajadores españoles el apoyo al partido de Iglesias. Cítese, si este ejemplo no se considera suficiente, una sola obra de gobierno de izquierdas que no haya terminado abonando campo de la derecha liberal, cuando no algo peor. Por este motivo, nada baladí, es tan importante subrayar la procedencia trotskysta y judía de los ideólogos neocon, cerebros de la nueva ultraderecha internacional sionista, ultraliberal y antifascista que los «zurdos» nos quieren escamotear desde la falsa izquierda como cosa «nazi» o «fascista». Los detestables energúmenos neocones ilustran a la perfección las causas subyacentes que operan en el fraude denominado «Pablo Iglesias» y «Podemos» (u otros similares). De Pedro Sánchez y el PSOE, que ni siquiera pueden ser considerados «de izquierdas», nos ocuparemos en otro lugar bajo coordenadas conceptuales ligeramente distintas, siendo así que ya cuestiona, a estas alturas, la evidencia de que la vieja socialdemocracia, si alguna vez fue otra cosa, es hoy derecha liberal más o menos endulzada o encubierta.

Financiado por una organización islamo-marxista judeo-iraní, esta información tampoco interesa en absoluto a Santiago Abascal, de ahí que permanezca oculta para los seguidores de uno y otro «bando» (Podemos y Vox). Ambos dirigentes están obligados a mentir al respecto y mantener engañados a sus seguidores, los cuales, lamentablemente, tampoco responden a las realidades fácticas y los argumentos racionales. Porque, supremacista y sionista (New Israel, derecha) o utópico-profética universalista (acracia, paraíso social, izquierda), la fe es la fe. Les importa una higa, a estos believers lobotomizados, cualquier evidencia que les pongan delante de las narices. Menos todavía las conclusiones lógicas que se sigan de dicha evidencia. Unos y otros van persistir en su relato-que-hace-feliz; para la derecha (voxeros), Iglesias es comunista; para la izquierda (podemitas), Abascal, fascista, cuando la verdad es que ambos felones sirven al mismo amo oligárquico judeo-cristiano.

Abascal manipula a la nación con falsas reivindicaciones nacionalistas; Iglesias, al pueblo con falsas reivindicaciones socialistas. Nuestra tarea consiste entonces en contribuir a que la causa de la nación y la causa del pueblo, artificialmente separadas, opuestas y desnaturalizadas por el enemigo, se articulen bajo la misma bandera social-patriótica alzada frente al adversario de las Naciones, a saber: la oligarquía bíblica que, si no lo impedimos, nos conduce al desastre escatológico (llámese apocalipsis, revolución permanenteo doctrina del shock en forma de ajuste estructural).

En la presente serie de artículos nos ocuparemos de demostrar la oriundez izquierdista, trotskysta y judía de la corriente ideológica neocon, matriz cultural de una novísima ultraderecha internacional a la que no dudaremos en calificar de sionista y antifascista.Algunos materiales sobre el tema ya fueron anticipados en el artículo «La sociedad secreta el ‘El Yunque’ controla la cúpula dirigente de Vox (2). Un engendro sionista», publicado el 3 de mayo de 2021 en CARRER LA MARCA. A pesar de las pruebas y testimonios aportados sobre la discontinuidad ideológica entre «El Yunque» mexicano originario, ultracatólico y antisemita cristiano, y  «El Yunque» español contemporáneo, sionista y estadounidenseJulián Macías Tovar ha continuado, a sabiendas, difundiendo la información caducada sin mencionar al Instituto Phoenix de Arizona, verdadera matriz del nuevo engendro (entre otros muchos bulos que hemos acreditado en Nostra TV). Con lo cual el supuesto Observatorio contra la Desinformación, más conocido como Pandemia Digital, ha encubierto de facto a los ex trotskystas judíos y al judaísmo en general, para el que hace méritos el jefe de la empresa, Pablo Iglesias Turrión («el judaísmo es paz» [sic]). Un personaje polémico que se independizó de Mediapro, a la sazón propiedad del trotskysta Jaume Roures, para montar su propio chiringuito Canal Red y… le paga el sueldo a Macías. ¿Materialismo histórico o materialismo dialéctico? Juzguen ustedes mismos.

Figueres, la Marca Hispànica, 17 de diciembre de 2024.

By Saruman