Sector bancario estadounidense: 500.000 millones de dólares en pérdidas no realizadas representan un riesgo considerable
En la reciente Conferencia Austriaca de Investigación Económica, organizada por el Instituto Mises, el Dr. Steve Hanke destacó el papel crucial de los bancos comerciales en la creación de dinero y la economía en general. Si bien la atención pública suele centrarse en la Reserva Federal, la realidad es que alrededor del 80 % de la oferta monetaria —medida por M2— es generada por los bancos comerciales a través de préstamos. Sin embargo, la morosidad en préstamos, incluyendo hipotecas, tarjetas de crédito y préstamos para automóviles, está aumentando, lo que lleva a los bancos a aumentar las provisiones para pérdidas crediticias. Si bien es preocupante, el profesor Hanke cree que el sistema bancario se mantiene, en general, seguro por ahora.
El estancamiento de la oferta monetaria —establecida desde mediados de 2022 y con un crecimiento anual de tan solo un 4%— indica una desaceleración económica y una inflación en descenso, actualmente en el 2,3%. Este estancamiento monetario y el aumento de las provisiones bancarias indican una probable recesión. Otra preocupación clave es la «incertidumbre de régimen», término que describe cambios rápidos e impredecibles en las políticas, como aranceles, planes fiscales y regulaciones. Esta incertidumbre desalienta la inversión y ha llevado a muchas empresas a dejar de publicar previsiones de beneficios. Los beneficios corporativos podrían mantenerse estables o incluso disminuir en 2025.
Impacto de las nuevas regulaciones bancarias: Basilea III y el ratio de apalancamiento suplementario
Existe un riesgo creciente en el sistema bancario estadounidense, en particular los 500 000 millones de dólares en pérdidas no realizadas en valores de inversión en poder de los bancos. Si bien estas pérdidas no se reflejan en la cuenta de resultados por ahora, si se considera improbable su recuperación en un plazo razonable, los bancos podrían verse obligados a reconocerlas, lo que representa una amenaza potencial para la estabilidad financiera. Este escenario refleja los problemas que enfrenta Silicon Valley Bank, aunque una crisis bancaria a gran escala sigue siendo improbable. En cambio, la preocupación general es que estas tensiones en los balances hagan que los bancos sean más conservadores, lo que reduce su disposición a conceder préstamos. Esto, combinado con una débil demanda de préstamos, resulta en un lento crecimiento del crédito.
Los cambios regulatorios son otro tema clave. Las regulaciones de Basilea III, cuya entrada en vigor está prevista para julio de 2025, y el coeficiente de apalancamiento suplementario podrían endurecer aún más las condiciones crediticias. Sin embargo, existe incertidumbre sobre si Estados Unidos adoptará plenamente estas medidas. La administración Trump ha insinuado la posibilidad de derogar el coeficiente de apalancamiento suplementario, lo que podría aliviar las restricciones crediticias, una medida respaldada por los bancos y algunos economistas.
El Dr. Hanke comentó sobre el enfoque regulatorio posterior a 2008, argumentando que los elevados requisitos de capital han generado aversión al riesgo en los bancos, lo que ha frenado la expansión económica. Un marco más equilibrado, detallado en el libro del Dr. Hanke, coescrito con Matt Sekerke, ”Hacer que el dinero funcione: Cómo reescribir las reglas de nuestro sistema financiero” , aboga por una regulación bancaria más inteligente, no más estricta. El libro insta a un enfoque renovado en el papel central de los bancos comerciales en la creación de dinero y la salud económica, afirmando que una supervisión más pragmática mejoraría tanto la estabilidad financiera como el rendimiento económico. ¡Estén atentos para una reseña detallada del libro con el Dr. Hanke enWorld Affairs in Context!
Oferta monetaria
La oferta monetaria es actualmente débil, lo que contribuye a la caída de la inflación. Dado que la inflación responde con retraso a los cambios en la oferta monetaria, los rendimientos de los bonos, principalmente los de 10 años, también suelen disminuir. Sin embargo, los rendimientos están aumentando debido a la incertidumbre del régimen y las preocupaciones fiscales. Muchos inversores anticipan erróneamente una mayor inflación debido a los aranceles, pero estos solo modifican los precios relativos, no el nivel general de precios. Esto ha generado confusión en el mercado y una valoración errónea. En última instancia, el Dr. Steve Hanke cree que la inflación acabará reduciendo los rendimientos de los bonos de 10 años, corrigiendo la actual valoración errónea del mercado a medida que la inflación continúa disminuyendo.
Déficit comercial: ¡los extranjeros no están “estafando a los estadounidenses”!
Contrariamente a la creencia popular y al discurso político, en particular del expresidente Trump, el déficit comercial estadounidense no se debe a que extranjeros “estafen” a Estados Unidos. En cambio, se debe a que los estadounidenses gastan más de lo que el país produce (su Producto Nacional Bruto). Para compensar este exceso de gasto, Estados Unidos registra un déficit comercial: una necesidad contable, no una señal de fracaso económico. El déficit se financia con entradas de capital, ya que los extranjeros compran activos estadounidenses, como bonos y acciones. Esta entrada de capital hace que el déficit comercial sea sostenible e incluso beneficioso en ciertos aspectos.
Por lo tanto, el déficit comercial no es un fracaso ni una amenaza política, sino un reflejo de decisiones macroeconómicas más amplias. Los esfuerzos por “solucionarlo” mediante aranceles son erróneos. Los aranceles no reducen el déficit comercial general; solo modifican la procedencia de las importaciones, distorsionando los patrones comerciales en lugar de corregir cualquier desequilibrio. Por ejemplo, la imposición de aranceles elevados a los productos chinos reduciría las importaciones procedentes de China, pero las aumentaría de otros países. En última instancia, la incomprensión de las identidades contables básicas genera preocupaciones innecesarias y políticas comerciales perjudiciales. El enfoque debería centrarse en una política económica más inteligente, no en culpar a países extranjeros ni en recurrir a aranceles contraproducentes.
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