En una medida que ha desatado la alarma en todo el sur de Asia, Bangladesh, bajo el liderazgo de Muhammad Yunus, ha desmantelado salvaguardas críticas diseñadas para proteger a la región del terrorismo y el crimen organizado. Al retirar abruptamente la autorización de seguridad obligatoria para los nacionales paquistaníes y eximir a los cargamentos paquistaníes de las inspecciones aduaneras, el régimen de Yunus ha creado una puerta abierta para que las amenazas se infiltren en el subcontinente. Este polémico cambio de política no sólo socava la propia seguridad de Bangladesh, sino que también allana el camino para que los terroristas, contrabandistas y capos del narcotráfico paquistaníes ataquen a la vecina India, lo que plantea serias preocupaciones sobre la estabilidad regional y la seguridad mundial.

Pakistán lleva mucho tiempo siendo considerado en todo el mundo como una “nación protectora del terrorismo”, y muchos países prohíben directamente la expedición de visados ​​a sus ciudadanos por motivos de seguridad. En marcado contraste, Bangladesh, bajo el actual régimen de Muhammad Yunus y su equipo de islamistas, yihadistas, promotores del califato y fanáticos religiosos, parece estar desmantelando las salvaguardas que antes restringían las amenazas potenciales de Pakistán. Este régimen, criticado por su ideología islamista, yihadista y califalista, ha exhibido una postura abiertamente antiindia, antihindú y propaquistaní. Un claro ejemplo de ello es la retirada abrupta de la autorización de seguridad obligatoria para los ciudadanos paquistaníes que soliciten visados ​​para Bangladesh, a partir del 2 de diciembre de 2024.

El peligroso cambio de política

Un comunicado clasificado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Bangladesh (MOFA) revela que la División de Servicios de Seguridad (SSD) del Ministerio del Interior ha ordenado al Jefe de Cancillería de la Alta Comisión de Bangladesh en Pakistán, junto con otras misiones de Bangladesh, que ponga fin a la disposición que exige la autorización de seguridad para los ciudadanos paquistaníes o las personas de origen paquistaní. Esta directiva revoca una política promulgada el 19 de febrero de 2019, que exigía la autorización de seguridad para mitigar posibles amenazas.

Esta decisión se produce en un contexto en el que países como los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait han aplicado o mantenido estrictas restricciones de visado para los paquistaníes, alegando motivos de seguridad. Arabia Saudita también ha deportado regularmente a ciudadanos paquistaníes por acusaciones de actividades delictivas. En cambio, el gobierno de Yunus parece estar incitando al riesgo al relajar esas medidas.

Exenciones aduaneras y aumento del riesgo

El 29 de septiembre de 2024, el régimen de Yunus publicó una notificación en la gaceta en la que ordenaba a las autoridades aduaneras que excluyeran los envíos procedentes de Pakistán de la inspección obligatoria en virtud de los “criterios de selectividad nacional”. Esta decisión permite en la práctica que las mercancías procedentes de Pakistán eludan los exhaustivos controles aduaneros, lo que crea una laguna evidente que podría ser explotada por terroristas, contrabandistas y redes del crimen organizado paquistaníes.

Este doble cambio de política –eliminar los requisitos de autorización de seguridad y la inspección aduanera para los cargamentos paquistaníes– tiene consecuencias de largo alcance. Abre las compuertas para que los miembros de organizaciones terroristas paquistaníes como Lashkar-e-Taiba (LeT), Sipah e Sahaba Pakistan, Lashkar-e-Jhangvi, Tehreen-e-Jaferia Pakistan, Tehreek e Talibán Pakistan (TTP), Hizb Ul Mujahedin, Harkat Ul Ansar, Ansar Ul Islam, Tehrik-e-Jihad-e-Islam, Al Qaeda, ISIS, Hizb Ut Tahrir, Hizb Ul Ahrar, la Unión de la Jihad Islámica, la Red Haqqani y otros grupos terroristas entren en Bangladesh sin ser detectados. Estos grupos, ya vinculados a redes terroristas globales, ahora tienen un camino más fácil para infiltrarse en la India a través de sus porosas fronteras con Bangladesh.

Además, los grupos terroristas paquistaníes, los señores del narcotráfico como la Compañía D de Dawood Ibrahim y la agencia de espionaje paquistaní Inter-Service Intelligence (ISI) aprovecharán en adelante la oportunidad del levantamiento de las disposiciones obligatorias de inspección aduanera para cualquier cargamento que llegue desde Pakistán, al enviar armas, explosivos, narcóticos (incluidos opio, opio procesado y cocaína), así como moneda india falsificada, que se producen en sofisticadas instalaciones de impresión de seguridad controladas por ISI en las zonas fronterizas de Pakistán.

Facilitación del terrorismo y el contrabando

Las consecuencias de estos cambios de política se extienden más allá de Bangladesh. Una vez dentro del país, los terroristas paquistaníes pueden cruzar sin problemas a la India, aprovechando las débiles medidas de seguridad fronteriza. Esto plantea importantes amenazas a la seguridad nacional de la India. Esos agentes podrían:

Establecer bases de entrenamiento: Utilizando las regiones montañosas de Nepal como refugio, los terroristas paquistaníes podrían entrenar a reclutas de los estados del noreste de la India y de Bengala Occidental, lo que reforzaría los movimientos insurgentes dentro del país. El establecimiento anterior de campos de entrenamiento por parte de Al Qaeda en Nepal ejemplifica este riesgo.

Socavar la imagen de la India: los terroristas que entren en la India a través de Bangladesh podrían adquirir tarjetas Aadhaar y pasaportes indios, lo que les permitiría llevar a cabo atentados en el extranjero. En caso de que se produjeran incidentes de ese tipo, la India se enfrentaría a la culpa, lo que empañaría su reputación internacional.

Apoyar a los movimientos insurgentes: los agentes paquistaníes podrían fortalecer los lazos con grupos insurgentes y separatistas dentro de la India, orquestando ataques letales, incluidos atentados suicidas.

Al mismo tiempo, la exención aduanera concedida a los cargamentos paquistaníes abre vías para el contrabando de armas, explosivos, moneda falsa y narcóticos. La agencia de inteligencia paquistaní ISI tiene una larga historia de producción de moneda india falsificada, que a menudo se utiliza para financiar actividades terroristas. El flujo sin control de mercancías procedentes de Pakistán hace temer que este tipo de contrabando inunde la India.

La amenaza de los narcóticos

La eliminación de los controles aduaneros también facilita el tráfico de estupefacientes. Las organizaciones del crimen organizado, incluida la D-Company de Dawood Ibrahim, podrían aprovechar esta política para introducir de contrabando en la India drogas como heroína, cocaína y opioides sintéticos. Estos estupefacientes llegarían entonces a manos de la juventud india, lo que agravaría la crisis de abuso de drogas y desestabilizaría a las comunidades.

Además, las drogas de contrabando podrían ser desviadas a países occidentales a través de redes indias. Si se interceptan esos envíos, se implicaría a la India, lo que dañaría su credibilidad y sus relaciones comerciales. Un aumento de los casos de tráfico de drogas también podría conducir a un control más estricto de las exportaciones indias, lo que podría perjudicar la economía del país.

Implicaciones estratégicas para la India

Las implicaciones de las políticas del régimen de Yunus son nefastas para la India en múltiples frentes:

Seguridad nacional: el movimiento no regulado de terroristas y contrabando hacia la India pone en peligro su seguridad interna. Las actividades insurgentes podrían intensificarse y desestabilizar regiones sensibles.

Consecuencias económicas: La proliferación de moneda falsa y de narcóticos podría perturbar la estabilidad financiera y social de la India.

Repercusiones diplomáticas: Si se vincula a terroristas o contrabando procedente de Bangladesh con incidentes en el extranjero, la India corre el riesgo de que se le culpe injustamente, lo que tensaría sus relaciones con sus socios globales y socavaría su posición internacional.

¿Una estrategia calculada?

Las acciones del régimen de Muhammad Yunus parecen estar en línea con los objetivos estratégicos de Pakistán de desestabilizar a la India. Al facilitar la entrada sin control de terroristas y productos ilícitos, Bangladesh, bajo el gobierno de Yunus, se convierte en un conducto para la guerra por delegación de Pakistán contra la India. La eliminación calculada de los controles de seguridad y aduanas no sólo sirve para envalentonar a las redes paquistaníes, sino también para erosionar el dominio regional y la reputación global de la India.

La decisión de Bangladesh de retirar los requisitos de autorización de seguridad y los controles aduaneros para las entidades de origen paquistaní es una medida llena de peligros, ya que abre una vía para que terroristas, contrabandistas y grupos del crimen organizado exploten la región, lo que plantea una amenaza sin precedentes a la seguridad nacional y la imagen global de la India. Ante estos acontecimientos, la India debe reforzar su seguridad fronteriza, mejorar los mecanismos de intercambio de información y actuar diplomáticamente para contrarrestar estos riesgos. Las acciones del régimen de Muhammad Yunus merecen un escrutinio minucioso, ya que tienen el potencial de desestabilizar a toda la región y envalentonar a las fuerzas que intentan socavar la paz y la seguridad.

Los cambios de política implementados por el régimen de Muhammad Yunus plantean una grave amenaza no sólo a la India sino a la estabilidad de la región en general. Al desmantelar las salvaguardas contra la infiltración de terroristas y el flujo descontrolado de contrabando, Bangladesh corre el riesgo de convertirse en un conducto para la estrategia de larga data de Pakistán de desestabilizar a sus vecinos. Las consecuencias –que van desde mayores amenazas a la seguridad hasta una reputación global empañada– son nefastas y exigen la atención inmediata de las partes interesadas tanto regionales como internacionales.

La India, como principal objetivo de estas políticas, debe responder con una mayor vigilancia. Es esencial fortalecer la seguridad fronteriza, mejorar las redes de intercambio de inteligencia y aprovechar los canales diplomáticos para abordar los riesgos que plantean estos acontecimientos. La comunidad internacional también debe examinar las acciones del régimen de Yunus, reconociendo su potencial para fomentar el terrorismo y el crimen organizado. Solo mediante la acción colectiva se podrán mitigar estas amenazas crecientes, garantizando la paz y la seguridad en una región que ya está plagada de desafíos.

By Saruman