Se ha entendido la “ecología” en los ambientes técnicos con un carácter “ambientalista”, con un sentido estrictamente “biológico”. Para ello se ha elaborado conceptos como “ecosistema”, “ecosfera”,”comunidad”. Sin embargo, trátese de conceptos más bien circunscritos en su dimensión y significado, a una perspectiva limitada a espacios académicos y de facultades. El “ambientalismo” consistiría en el cuidado respecto de la relación con el entorno, a una relación en que se cuestionarían desavenencias formales entre el hombre y su medio físico. Así, por ejemplo, surge un rechazo a la “contaminación” o “polución”, un reclamo frente a la destrucción de los ecosistemas y una reivindicativa que se podría como fin los siguientes objetivos:
a) Proteger la interacción natural de los ecosistemas.
b) Reclamar contra toda forma de contaminación material; ya sea de las aguas, el aire, la tierra y la protesta consecuente frente a la sobre explotación de la naturaleza.
Nuestra intención no es rechazar todos estos aportes, más bien los acogemos como elementos esclarecedores para aspectos mínimos y también necesarios en la lucha por integrar al hombre a su “Origen”.
Sin embargo, no somos “ambientalistas”. No nos interesa la “protesta reivindicativa”. Apuntamos a la construcción de un firme marco teórico axiológico que entregue los fundamentos necesarios para el advenimiento paulatino de una CONSCIENCIA ANTROPOCOSMICA, baluarte y condición sine qua non para que exista aquel Hombre que ya no solamente apunte a la preservación de la “ecosfera” y los “ecosistemas”, sino que a la INTEGRACIÓN MORAL Y EFECTIVA DEL HOMBRE CON EL COSMOS, concibiéndose el primero como un momento orgánicamente integrado al “Todo-Universo-Cosmos”.
Ecología proviene del griego “OIKOS” que significa “Casa” o “Habitáculo” concepto que comenzó a utilizarse a inicios del siglo XIX. Metafórico en su significación etimológica pues simboliza la “Casa-Madre” del hombre, aquel Centro Original del cual emerge, al interior del cual se desarrolla y al que se vuelve a integrar. Es la “NATURALEZA” o “COSMOS”, el único organismo AUTOSUFICIENTE que generándose a si mismo mantiene un fin intrínseco: la VIDA y su perpetuación ETERNA, con sus fases y ciclos. Esta, la VIDA es el habitáculo y el origen, el fundamento y el Centro tanto profano como divino de la humana existencia.
La destrucción de la integración moral y afectiva del hombre con el cosmos, es el punto base sobre el cual se yergue la “cultura anti-ecológica” moderna. Se trata del QUIEBRE ONTOLÓGICO fundamental cuyas raíces se remontan a la visión judeo-cristiana del mundo, lo que se desarrolla en la concepción racionalista y burguesa. De esta manera, manifestaciones de este QUIEBRE ONTOLÓGICO lo encontramos en Descartes ( a través de la reducción a “res extensa” –pura materia mecánica- que este pensador francés hace de la realidad natural o “naturaleza”, ello es la “objetualizacion” de la naturaleza), fortaleciéndose en los positivismos y materialismo posteriores y sublimándose en la idea de “progreso” que atenta contra la verdad “a-teleológica” (en cuanto “fin mas allá de un presente” o “estado actual de la transformación y eternidad propias del cosmos).
Sin embargo, será el judeo-cristianismo (como visión de mundo y moral) el que introduzca en la cultura “objetualizante” y reduccionista del cosmos. Esta visión de mundo de carácter “monoteísta” y “antropomorfizante” en su idea de la divinidad, inaugurara aquella perspectiva según la que la “naturaleza” deviene en: objeto y relaciones mecánicas. Solo el hombre es “hijo de Dios”, solo “el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios”; por ende, la “espiritualidad” adquiere un sentido “antropocéntrico”.
Consecuentemente, el judeo-cristianismo suprime la idea de “LOGOS” del paganismo griego antiguo. La “naturaleza”, como en todo paganismo bien entendido, ya no es comprendida como un MOVIMIENTO TOTAL DE ROTACIÓN UNIFORME CONTENIENDO UN ALMA. Naturaleza ya no es asumida (tanto por el judeo cristianismo como por el racionalismo y materialismo modernos) como un SER VIVO INTEGRADA EN TRES PLANOS: un PLANO MATERIAL manifestado como “organización del cuerpo del mundo”: en un PLANO PSÍQUICO, como “participación en el proceso vital del alma del mundo”: y en un PLANO INTELECTUAL como comprensión y asunción de la “actividad de la mente del mundo”. Esta riquísima perspectiva conlleva una aprehensión de la naturaleza en su real dimensión: como un COSMOS, es decir, como un ORDEN VIVO E INTELIGENTE (la MENTE VIVIENTE del “Kibalion”). Al contrario, el judeo-cristianismo crea los cimientos de un posterior reduccionismo material y cientista que solo ve en la naturaleza una “legalidad cognoscible”. Es decir, a lo mas, se le reconoce ciertas “leyes fenoménicas” solo capaces de ser aprehendidas por el cálculo racional, por el aparato lógico-conceptual y la consecuente disciplina lógico-experimental. De esta forma, el “reino de lo cualitativo” aparece como la manifestación lógica de un primario quebrantamiento ontológico que podemos reencontrar en la modernidad, el reinado gnoseológico de la ciencia y en la hegemonía existencial del economicismo, el industrialismo y la tecnocracia.
Teniendo en cuenta todo lo anterior es que la concepción Nacional Revolucionaria parte de las siguientes ideas fundamentales:
a- El Cosmos único sistema autosuficiente.
b- El Hombre-Cosmos dos momentos del Logos eterno y autoconscientes.
De estas dos tesis se desprenden los siguientes puntos para una integral actitud Antropo-Cósmica:
1) Lo ecológico exige un contenido antropológico; es decir, exige la creación de una nueva consciencia pagana que sienta el cosmos como un “BIOS-ESPÍRITU”.
2) Lo Ecológico exige, en cuanto planteamiento integral, una Cosmovisión, esto es una Metafísica Cosmológica como fundamento profundo que haga de las ideas de Eternidad y Transformación sus pilares claves.
3) Lo Ecológico exige la lucha por una cultura ANTROPO-CÓSMICA.
4) Lo Ecológico contiene un inherente sentido revolucionario, en cuanto deviene en teoría crítica respecto del mundo vigente.
5) Lo Ecológico contiene un sentido político.
6) Lo Ecológico exige el Retorno a la Tierra.
El Gran Logos que expresa su voluntad en la manifestación material de la naturaleza, en sus fases, relaciones y ciclos se expresa en una Biosfera y Noosfera (esfera de la “vida pre cultural” y esfera del “espíritu” o Vida Cultural, respectivamente). Sirven estos dos conceptos para aludir a dos momentos ONTOGENETICOS permanentes. Esta Ontogénesis es la Vida misma, el Todo-Bios-Espíritu. Dios como energía y fuerza ordenadora y reguladora.
SOBRE LOS 5 PRINCIPIOS ANTROPOCOSMICOS.
EL HOMBRE NUEVO es la reconstrucción de la orgánica integración “hombre-cosmos” a partir de una visión de mundo pagana, no antropocéntrica y cuyos contenidos religiosos fundamentales emergen de una conciencia que constata, asume y reproduce los 5 principios cósmicos y divinos:
-LA ORGANICIDAD -EL ARISTOCRATISMO – LA HEROICIDAD -LA VOLUNTAD -EL ESPÍRITU.
El cosmos es ORGANICIDAD cuanto MENTE VIVIENTE, cuerpo –manifestación material- mente o inteligente y alma. Es ESPÍRITU en tanto ORDEN que se AUTORREGULA como mostrando una “CONCIENCIA” AUTOSUFICIENTE y AUTOGENETICA. El cosmos es ARISTOCRATISMO en cuanto otorga el LIDERAZGO al “FUERTE”, al “PRIMUS INTER PARES” se trata de la JERARQUIA NATURAL manifestada, rechazada por la burguesa y misarquica modernidad. El cosmos es HEROICIDAD en cuanto reclama y enseña DOMINIO Y CONOCIMIENTO DE LA NECESIDAD, a objeto de elevarse sobre la hipotética imposibilidad y sobre el rebajamiento de la caída en la tendencia al gasto de la mínima energía. Por lo mismo el cosmos es VOLUNTAD, Dios es voluntad en QUE MOVIMIENTO ETERNO que se deberá reproducir en el hombre como cultivo del interno “Prometeo” y de la fuerza plasmadora de formas que vence el determinismo mecánico.
En conclusión, una integral actitud ecológica es política porque exige la supresión de lo anti ecológico en sus dos dimensiones: la subjetiva y la objetiva. La primera en tanto la superación de la conciencia judeo-cristiana-racionalista por un NUEVO PRINCIPIO DE LA PERSONALIDAD PAGANA Y GUERRERA, incluso nietzscheana y dionisíaca. A la vez exige una organización sociopolítica que se plantee la relación circular campo-ciudad, el retorno a la tierra y la aniquilación consecuente de toda estructura política económica apéndice del viejo mundo.
Todo lo demás, ya sea el buen funcionamiento de los ecosistemas, el termino de la polución ambiental no pasara de ser mas que monserga, ambientalismo burgués, protesta continuista o retroalimentación de la cultura que lleva lo anti ecológico en su carne y en su sangre.