Bienvenidos a un nuevo mundo, plagado de borregos covidianos, que en lugar de percatarse que la vacuna es un experimento y que se está convirtiendo en un genocidio, creen por fe covidiana que son nuevos brotes. Las sectas son muy peligrosas y, como los camaleones, se adaptan a cuanto les rodea para captar adeptos.
Una secta destructiva, es un grupo de personas que sigue un determinado movimiento religioso o ideológico, en la cual se practica el control mental; por lo que, bajo una apariencia inofensiva, puede ser muy peligrosa; por los efectos nocivos que producen en los miembros. Estos efectos se perciben a largo plazo y por lo general rayan en escandalosos casos de índole violenta con tintes suicidas, homicidas o incluso genocidas.
Confirmando que a los covidianos, ya los medios de comunicación los toman por retrasados incapaces de pensar por sí mismos. Los covidianos que se crean que eso son “brotes”, (porque así lo repiten los voceros de la secta covidiana), ya son muertos vivientes. Se han convertido en zombis que a partir de ahora ya creerán cualquier gilipollez que les diga su secta covidiana.
La secta covidiana está mostrando en tv la suma de 2+2. Acto seguido, les dice a sus feligreses covidianos, que el resultado de la suma es 5. El covidiano, repetirá como un loro que 2+2 son 5 hasta quedarse sin aire. Como en la novela (ya no tan distópica) de George Orwell, 1984. Ya no se esconden con su lavado de cerebro diario, les da igual que sea evidente, porque el control mental es tan brutal, que ya han conseguido que el covidiano, sea incapaz de ver la burda manipulación y el engaño. El problema, es que estamos en una escala tan inimaginable de lavado de cerebro, que la novela de Orwell se quedó corta. Si logras salir del trance, el siguiente paso es empoderarte.
La plandemia se desinfla. Nuevo estudio publicado en THE LANCET descalifica las pruebas PCR como medio de diagnóstico. Aún así los covidianos seguirán creyendo en la estafa sanitaria.
Da igual lo que le enseñes a los borregos. Mientras la tele y los políticos sigan diciendo que hay covid seguirá habiendo covid.
Así se muera toda su familia por las vacunas, los covidianos borregos seguirán pensando que han muerto por covid.
Para ellos todo es covid.
Un resfriado es covid. Una gripe común es covid. Una enfermedad respiratoria cualquiera es covid.
Un cáncer es covid. Una apendicitis es covid.
Una puñalada es covid. Un hachazo en la cabeza es covid.
Los covidianos siempre piden más bozales y más restricciones. El covid es su nueva religión, ellos son el producto de décadas de ingeniería social. Son una secta nacida en el año 2020 y que pese a que se demuestre que el covid es una estafa, ellos seguirán defendiendo a muerte.
Es triste que buena parte de la sociedad haya caído tan fácilmente en esta secta, lo que demuestra la decadencia a la que nos han traído los banqueros globalistas dueños de la secta.
También es triste que una sociedad todo el mundo quiere ser distinto y único, la mayoría acaben teniendo la misma manera de pensar que buscas las élites creadoras de la secta covid. Veo muy pocos artistas, periodistas o youtubers dispuestos a denunciar esta estafa.
El día de mañana muchos lloraran por el monstruo que han creado.
¿Cómo actúa la secta covidiana?
Así es como actúa el covidiano máximo. Ojo con ellos, porque lejos de mejorar de su enfermedad mental, cada día que pasa está más paranoicos y más enfermos:
– Enfermero de hospital grabando con su móvil: “Aquí estoy en un estanco, que no me dejan entrar a comprar, por no llevar mascarilla, y ni siquiera me han preguntado si estoy exento.”
– Covidiana máxima (inmiscuyéndose en lo que no le llaman): “Como tiene que ser, yo tampoco te dejaría entrar.”
– Enfermero: “Señora, ¿sabe usted en qué trabajo?”
– Covidiana máxima: “Ni lo sé ni me importa.” (Es decir, esta señora es una maleducada, que se inmiscuye donde no le llaman y después no quiere dialogar. Además habla con desprecio, como si fuera un ser superior moralmente por llevar un bozal, que protege lo mismo de un virus que un paraguas.)
– Enfermero: Soy enfermero, de cuidados críticos, ¿sabe cómo está la UCI?
-Covidiana máxima: “No, no quiero saber nada, vete al hospital, y verás que bien el bichito…” (como queriendo decir: “está a topeeee, que lo dice la teleeeeee beeeee”)
– Enfermero: De allí vengo, ¿no quiere usted saber cómo está? Urgencias está vacía…
– Covidana máxima: ……….. (Se va andando huyendo de la verdad, sin querer escuchar la realidad contada por un enfermero de primera mano…)
Es decir, queda claro que el covidiano máximo vive en otra realidad, su única realidad es la que ve y oye en TV y los medios masivos controlados por los satánicos globalistas. Si la TV le dice que el hospital de su ciudad está colapsado, esa será su única verdad. Al covidiano máximo no le importará que una persona que trabaje en ese mismo hospital, le explique eso no es cierto, y que no hay tal colapso.
Para el covidano máximo, su única realidad es la que ve en TV, y si la TV le dice que está lloviendo, y cuando sale la calle ve que hace sol, el covidiano máximo negará lo que ve. Gritará a los cuatro vientos que está lloviendo, y si alguien osa contradecir y explicándole que hace sol, el covidiano máximo lo llamará negacionista, lo tratará de loco, le hablará mal y no querrá si quiera escucharle.
El covidano máximo, es alguien con el cerebro tan destrozado por los medios, que ya es incapaz de razonar por sí mismo. Los medios de desinformación manipulan de tal forma, que cada vez están haciendo más evidentes sus mentiras, para comprobar el nivel de control mental que tienen sobre el covidiano. Algunos covidanos, ya se están dando cuenta de la evidencia, porque la mentira y la manipulación ya es muy evidente. Pero el covidiano máximo, lejos de darse cuenta del burdo engaño, se alejará cada vez más de la realidad, y se volverá más agresivo contra lo que ellos llaman “negacionistas”.
Negacionista es aquel que niega la realidad, y el covidiano máximo es incapaz de ver la ironía, ya que no se dan cuenta de que los negacionistas son ellos, ya que niegan lo que ven y oyen. Ven que hace sol y te dirán que llueve si su secta así lo explica por tv.
El covidano máximo es un ser que cada vez se está volviendo más y más agresivo, ya que no puede entender cómo hay gente que quiere respirar y no quiere enfermar por usar un bozal. Así que comenzad a tener cuidado con el covidiano máximo, porque son gente que no tardará en agredir a todo aquel que no comulgue con lo que diga la secta covidiana.
Muchos covidianos que aprovechan la ley ilegal del bozal para sentirse superior ante un semejante. Muchos psicópatas acomplejados aprovechan las situación para abusar de sus semejantes.
No llevar mascarilla por la calle – aunque estés exento y con un certificado médico – se está convirtiendo en un ” deporte de riesgo…”; el personal covidiano está ya completamente neurótico y psicótico. Los medios terroristas de desinformación han hecho muy bien ” su trabajo…” .
Pronto, mucho me temo, se llegará a la agresión física. El covidiano da por hecho que los humanos expiran virus contagiosos cuando va sin bozal, incluso aunque estén a muchos metros de y con la mascarilla. Cuando un virus es tan pequeño que traspasa cualquier mascarilla en salida y también en entrada.
Por otro lado están enfermando a medio y largo plazo por la falta de oxigenación a los covidianos, además de humillarlos y controlarlos como ganado. Esto se ha convertido en una psicosis social irracional. Muchas personas están zumbadas del todo. Han dejado de utilizar el sentido común, la sensatez y la cordura. La situación ha derivado en una religión en la que nada puede ser discutido. Además de ser estúpido es causa de destrucción social y económica. El covidiano no piensa. El covidiano solo obedece y cree al pastor de la nueva religión covidiana.
La secta covidiana y la vacuna
Como en cualquier secta apocalíptica, los miembros se acaban suicidando de manera masiva. Esto también lo podemos ver en la secta covidiana, donde sus miembros, tras meses encerrados y con un bozal que no permite casi ni respirar, deciden suicidarse a través de una inyección letal de una vacuna experimental.
El covidiano no mira documentos ni estadísticas, tiene toda su fe depositada en que esta vacuna es la salvación. Y llegará hasta el final con todas las consecuencias.
Mientras siguen muriendo miles de personas por efectos secundarios de la vacuna asesina, el covidiano lo ve como una bendición. El covidiano cree que si no se encontró una vacuna en 40 años para el VIH en seis meses lo harán con el covid (una gripe más que ha matado la “friolera” del 0,5% de la población española, y que ha llevado a la ruina a millones y encerrado a decenas de millones mas). Es una cuestión de fe, y los que no tragan son perjuros y herejes.
Todo esto recuerda a la secta de Jonestown y al suicidio de casi 1000 personas en una secta, solo que la secta covidiana actúa a escala masiva. Según el documental Índice de Maldad realizado por Discovery Channel, Tim Carter asegura que no fue un suicidio, sino un homicidio masivo, ya que fue Jim Jones quien obligó a su pueblo a beber e inyectarse cianuro, empezando por los niños (quienes no cometerían suicidio, sino que se les dio el cianuro mezclado con alguna bebida, mientras que algunos bebés fueron arrancados de los brazos de sus madres para ser inyectados) y ancianos. Jones decía que “la muerte solo es el tránsito a otro nivel” y “esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario”. Una de sus seguidoras llamada Christine Miller se oponía a la muerte. Pero la gente comenzó a insultarla violentamente. Los niños, adultos y ancianos murieron a causa de la poción.
Que el Estado ni nadie pueden obligarnos a aplicarnos una vacuna, pocos lo saben, pero está claramente establecido como derecho humano en la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos, incorporada al derecho nacional por el artículo 55 de la Constitución.
En flagrante violación de este derecho fundamental, el gobierno de Vizcarra presentó al Congreso un proyecto de ley para obligarnos a todos a ponernos la famosa vacuna anticovid.
Así fuesen las mejores vacunas, el Estado no las puede hacer obligatorias o condicionadas a perder el ejercicio de los derechos civiles o de cualquier otra índole, menos cuando hay tanta información científica que demuestra que no son necesarias para combatir el SARS COV 2 denominado Covid 19, existiendo medicamentos que han demostrado eficacia contra este virus; y que contrariamente las afamadas vacunas están produciendo efectos secundarios graves como mielitis transversa, daño neurológico, pérdida de la capacidad cognitiva, volitiva y de conciencia espiritual.
Estos efectos que se manifiestan a los pocos días, además de dolores de cabeza, narcolepsia y pérdida del deseo de vivir, van de la mano con el efecto de esterilización, transmutación genética de los seres humanos y el acortamiento del proyecto de vida con diversas enfermedades que irán apareciendo en los próximos años produciendo la muerte temprana.