La identificación digital y usted

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La identidad digital no es, por tanto, una mera forma de identificación digital, más práctica y liviana, sino un conjunto de datos que supuestamente definen quiénes somos, incluido lo que hacemos tanto en línea como fuera de línea (si es que todavía se puede decir que existe una vida “fuera de línea”), y no simplemente un medio por el cual podemos ser identificados como tales.

Si bien sugiere que “no habrá una identidad digital única para todos”,2El proyecto ID2020 de la ONU y el WEF se jactan de la “interoperabilidad” de la identidad digital, de modo que la misma identidad digital puede funcionar en todos los contextos empresariales y gubernamentales, aunque la identidad digital estará dividida para que diferentes agencias y entidades puedan interactuar con partes de la identificación digital y acceder a ellas.3

Para las empresas, esto significa mercados y líneas de negocio ampliados y publicidad y marketing más específicos, mientras que para los gobiernos significa “gobernanza digital”, que según sugiere el WEF se traduciría en “una mejor prestación de servicios, una ciudadanía más comprometida y una herramienta contra la corrupción y el crimen”. Para las personas, la identidad digital se venderá a cambio de la facilidad de acceso a servicios financieros, políticos, educativos, de atención médica y otros, pero, admite el WEF, también podría implicar “vigilancia, discriminación y abuso injustificados”.4

La identidad digital es vendida por la ONU, el Banco Mundial y el WEF como un medio de “inclusión” de los marginados en la economía global, así como para la “conveniencia” de aquellos en el mundo desarrollado. Se nos dice que 1.100 millones de personas no tienen ninguna forma de identificación, y la identidad digital no sólo proporcionaría identificación sino que también incorporaría sujetos a un sistema que de otro modo los excluiría.5

Pero la identidad digital extendida a los pobres podría significar la incapacidad de participar en la sociedad sin una identidad digital, para todos. La demanda de “inclusión” total significa que no habrá escapatoria de la vigilancia digital que brinda la identidad digital. Siempre que se utiliza la palabra “inclusión”, debemos considerar las perspectivas totalitarias que implica�: no hay afuera del sistema.

Mientras tanto, como sostiene el Centro de Derechos Humanos y Justicia Global de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York en “Paving a Digital Road to Hell?”, los sistemas de identidad digital no solo han demostrado carecer de inclusividad�, sino que el rápido y amplio despliegue de sistemas de identificación digital hasta la fecha ha demostrado ser “peligroso” y ha llevado a “violaciones de los derechos humanos a menudo graves y a gran escala… Dichos sistemas pueden exacerbar formas preexistentes de exclusión y discriminación�en los servicios públicos y privados” (énfasis mío).6

Sin embargo, Canadá, aprovechando una asociación con el programa “Identidad digital del viajero conocido” (KTDI) del WEF,7está desarrollando un nuevo “Programa de Identidad Digital” federal como parte de su proyecto “Ambición Digital 2022”.8Los funcionarios han dicho que el programa es “el equivalente electrónico de un documento de identidad reconocido”, como una licencia de conducir o un pasaporte, que “confirma que ‘usted es quien dice ser’ en un contexto digital”. Sin embargo, ya hemos visto que la identidad digital no es un mero medio digital de identificación.

Pero incluso si el sistema de identidad digital de Canadá sólo sirve como identificación al principio, como señala el Centro de Derechos Humanos y Justicia Global, las identidades digitales son propensas a “desbordarse de funciones”, es decir, “están pensadas para ser utilizadas con múltiples propósitos que no se prevén cuando se diseña el sistema por primera vez”.9Las identidades digitales tienen el potencial de sumar nuevas funciones que se sumarán a aquellas para las que se desarrolló e implementó el sistema. Esto significa que podrían agregarse funciones bancarias y comerciales, pero también funciones políticas, como pasaportes de vacunas. El sistema de identidad digital podría establecer perfiles económicos, políticos y sociales para todos los usuarios, o para todos. Y la ONU ha dejado en claro que se necesitará una identificación digital para demostrar que uno existe.

Canadá pronosticó lo que podría hacer (y lo que podrían hacer otras naciones) con un sistema nacional de identidad digital, cuando, en respuesta a la protesta del convoy de camioneros, el gobierno cerró las cuentas bancarias.10y embargó camiones y otros vehículos como castigo a los camioneros que se opusieron a los cierres gubernamentales y a los mandatos de vacunación.11

El proyecto central de identificación digital es ID2020, que es una colaboración con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para desarrollar estándares para una identidad digital universal.12ID2020 es una “colaboración público-privada” que no desarrolla sistemas de tecnología de identidad digital, sino que trabaja en alianza con empresas que sí lo hacen.13

Uno de los elementos más inquietantes de ID2020 es su objetivo de proporcionar “a los bebés una identificación digital portátil y vinculada biométricamente, ya sea en el momento del registro de nacimiento o en el momento de la inmunización de rutina…”14De esta manera, la identidad digital permitirá rastrear a las personas desde la cuna hasta la tumba, incluido su estado de vacunación. ID2020 tiene como uno de sus objetivos: “Aumentar el número de niños completamente inmunizados”.15

ID2020 está financiado por Microsoft, Accenture, Gavi, la Fundación Rockefeller e IDEO.16Gavi es la Alianza para las Vacunas que ha estado “liderando los esfuerzos mundiales para el acceso equitativo a las vacunas contra la COVID-19”.17Gavi está financiada por la Fundación Bill y Melinda Gates.18De este modo, podemos estar seguros de que la identificación digital está entrelazada con el régimen de vacunación y que es más que probable que el pasaporte de vacunación se convierta en una característica de la identidad digital.

El Foro Económico Mundial sugiere que la identidad digital es un hecho consumado�y que la resistencia a este desarrollo es inútil y socava los intereses personales. Después de todo, las identidades digitales ya existen, ¿y quién no querría el acceso y la comodidad que proporcionaría una identidad digital universal?

Como ocurre con la mayoría de los avances de la Cuarta Revolución Industrial (4-RI), el Foro Económico Mundial promueve la identidad digital como un beneficio para la sociedad. Pero, de todos los demás medios de identificación y seguimiento de sujetos, la identidad digital plantea quizás la amenaza tecnológica más grave a la libertad individual que se haya concebido hasta ahora�.

La identidad digital se implementará para rastrear, seguir y vigilar a los sujetos y para compilar un registro completo de todas las actividades. Integrada con una especie de sistema de calificación crediticia social como el que se supone que está en funcionamiento en China, así como con un pasaporte de vacunas, la identidad digital podría servir como un medio definitivo para la elaboración de perfiles políticos, para perfeccionar los medios de cancelación política que ya forman parte de la vida occidental.

La identidad digital podría muy bien incluir una puntuación ESG para las personas, excluyendo así a quienes no cumplen con las normas de la vida cívica y convirtiendo a millones de personas en deplorables políticos. Vinculada con la moneda digital del banco central (CBDC, analizada en mi siguiente artículo), la identidad digital podría excluir a estos indeseables de la economía, obligándolos a mendigar, pedir prestado y robar en la sombra. Peor aún, no está fuera del alcance de los gobiernos utilizar la identidad digital como pretexto para arrestos “previos al delito” y encarcelamientos políticos.

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