El 7 de octubre de 2023 fue una llamada de atención para muchos cristianos que no estaban familiarizados con el papel de Israel en el plan de redención de Dios. Aquellos que piensan que Dios ha reemplazado a Israel por la iglesia, una creencia llamada Teología del Reemplazo, tienen problemas para explicar la masacre inhumana de familias israelíes inocentes por parte de Hamás. ¿Qué podría llevar a un grupo de personas a tratar a otro de manera tan aborrecible?

La Teología del Reemplazo carece de una explicación espiritual para el odio histórico hacia el pueblo judío y engaña a los cristianos al hacer falsas equivalencias morales entre Hamás e Israel. Muchos teólogos del Reemplazo creen que Israel es responsable de todos los conflictos en Oriente Medio. Piensan que si Israel no existiera, tendríamos paz.

Desde que comenzó la guerra entre Israel y Hamás, los cristianos deben comprender la dimensión espiritual de los brutales ataques y el odio de Hamás hacia los judíos. Esta guerra es más que un conflicto político. Es una batalla espiritual entre Dios y Satanás que toma forma en el ámbito humano.

Cuando el apóstol Pablo nos exhortó a vestirnos de toda la armadura de Dios, nos recordó: “No tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12).

Los terroristas de Hamás quieren eliminar a Israel porque están llevando a cabo la voluntad de su padre, Satanás. Él sabe que el Hijo de Israel, Jesús el Mesías, vendrá a rescatar a Israel y a destruirlo a él y a sus fuerzas con la espada de Su lengua (Zacarías 12-14; Apocalipsis 19). Entonces, Jesús ascenderá al trono de Su antepasado David y restaurará el Reino de Dios en la Tierra.

Para evitar su propia destrucción, Satanás procura eliminar el conducto por el que se producirá su caída. La batalla espiritual que Satanás libra con Dios se extiende a los asuntos de los hombres, lo que explica más de 3.000 años de antisemitismo que se extiende de generación en generación.

Este odio se manifiesta en el libro de Ester, donde el malvado Amán intenta eliminar al pueblo judío en un día. Se desarrolla en el Salmo 83, cuando los enemigos de Dios conspiran para levantarse contra Israel, “para que no haya más memoria del nombre de Israel” (v. 4). La Alemania nazi intentó erradicar al pueblo judío de la tierra. Y si Hamás hubiera podido, habría seguido matando hasta que todos los israelíes estuvieran muertos.

Dios prometió que, a menos que el sol, la luna y las estrellas dejen de existir, Israel perdurará (Jeremías 31:35-36). Históricamente, quienes procuraron aniquilar a Israel han desaparecido; pero el pueblo judío sigue existiendo hasta el día de hoy. Dios lo preserva porque lo ama y porque su plan de redimir al mundo fluye a través de Israel.

¡Despertad, cristianos! Debemos escoger un bando en esta guerra espiritual. O estamos con Israel o con Satanás. No hay punto medio. Oponerse a Israel es ponerse del lado del adversario de Dios.

Cuando Dios hizo un pacto eterno con Abraham, prometió bendecir a quienes bendijeran a Abraham y a sus descendientes a través de Isaac y Jacob (Gén. 12:3; 22:18; 26:4; 28:14). Dios no le dijo a Abraham que lo bendeciría sólo si Abraham bendecía a otros. Primero debemos bendecir a Israel, y luego Dios nos bendecirá a nosotros.

Cuando Jesús regrese a la Tierra, juzgará a las naciones según el trato que hayan dado a Israel (Mt. 25:31–46). Quienes bendigan a Israel, ayudando al pueblo judío en su hora de necesidad, serán justos y entrarán en el Reino de Dios. Quienes no bendigan a Israel serán arrojados al lago de fuego. Aunque este juicio concierne a quienes [estén vivos al final de la tribulación], también nos guía hoy.

Cada uno de nosotros debe elegir qué hacer con Israel. O bendecimos a Israel o no lo hacemos, y Dios nos juzgará en consecuencia. Elija sabiamente.


By Saruman