El fundador de la geopolítica anglosajona anticipó en 1943 que Occidente pagaría a China su deuda de honor.
Por Jorge Santa Cruz
¿Por qué el futuro de Estados Unidos es cada vez más incierto, en tanto que el de China comunista se presenta como irresistiblemente prometedor? Porque el supracapitalismo internacional ─cuyo poder se deriva de la usura, la especulación, la injusticia laboral, la manipulación de las mentes, la explotación de los recursos naturales de los países y el negocio de la guerra─ se dispone a imponer a China comunista como el principal eje del mundo.
El distinguido investigador chileno Mauricio Castillo me hizo notar que la conformación actual de los bloques de poder en el mundo fue anticipada en el lejano año de 1943 ─en plena Segunda Guerra Mundial─ por el geógrafo y político inglés, Halford J. Mackinder (1861-1947).
Mackinder gozaba de gran prestigio entre los supracapitalistas desde 1904, año en que publicó su Teoría del Heartland o del corazón del poder mundial.
El periodista británico Phil Tinline resumió la Teoría del Heartland de la siguiente manera:
En aquella época [1904], los océanos eran dominados por la marina británica, lo cual era crucial para que una isla como Gran Bretaña sostuviera su gran imperio.
Sin embargo, Mackinder pensó que esta situación se encontraba amenazada y fue ahí donde comenzó a profundizar sobre lo que él llamaba el «Heartland» (Corazón de la Tierra) de Eurasia.
Esta zona abarcaba las áreas agrícolas de la parte europea de Rusia, se extendía por vastos territorios hasta Asia central y llegaba hasta los bosques y las llanuras de Siberia, un territorio rico en recursos sin explotar como el carbón, la madera y otros minerales.
Mackinder pensó que un área tan extensa y rica, que a la vez podía ser recorrida con un sistema ferroviario, era una zona clave para los países con ansias de poder. (1)
Mackinder pensaba que si Rusiao Alemanialograban el control sobre el “corazón de la tierra” podrían convertirlo en una base militar gigante, donde podrían construir una flota indestructible capaz de aniquilar a la británica. Eliminado el poder naval británico, cavilaba Mackinder, Rusia o Alemania podrían controlar después Eurasiay África.
El caso es que, efectivamente, un ferrocarril inquietó gravemente al imperio británico a principios del siglo XX. No fue el que tanto temió Mackinder, sino otro: el tren Berlín-Bagdad.
Resulta que el káiser Guillermo II de Alemania logró el permiso del sultán del Imperio Otomano, Mohammed V, para construir un ferrocarril que iría de la capital alemana, Berlín, hasta la ciudad de Bagdad (hoy, capital de Iraq).
El historiador revisionista español Joaquín Bochacaexplica el valor estratégico de ese tren:
Dado que la preponderancia económica le resulta insuficiente al supracapitalismo, requiere sí o sí ─como lo explica el también distinguido investigador argentino Adrián Salbuchi─ de la coerción gubernamental para imponer su dictadura económica.
El supracapitalismo pone y quita gobiernos. Pone y mantiene a los que le permiten saquear a las naciones; quita a los que intentan sustraerse a su maligno influjo.
La acción militar y diplomática de Estados Unidos resultó decisiva para que Inglaterray su aliada Franciaderrotaran a Alemania en noviembre de 1918; Londres mantuvo su predominio marítimo de manera provisional, en tanto que el supracapitalismo se encargaba de evitar que políticos nacionalistas dirigieran la Casa Blanca.
El supracapitalismo tuvo, a partir de ese momento, dos ejes de poder: uno en Londres; otro, en Washington.
Los supracapitalistas provocaron la crisis de 1929 y evitaron la reelección del presidente Herbert Hoover en 1933. Hoover era reacio a involucrar a su país en otra guerra mundial y esto le costó la reelección. En su lugar, los supracapitalistas pusieron en 1933 a uno de los suyos: Franklin Delano Roosevelt.
Su cálculo resultó exacto: Estados Unidos no solo fue el arsenal de Inglaterra, de Francia, de la Unión Soviética, de las “democracias” (José Stalin, el sanguinario dictador soviético, se carcajeaba seguramente cada vez que escuchaba la palabrita “democracias”), sino que ─como en la Primera Guerra Mundial─ fue la fuerza bélica que inclinó la victoria a favor de los aliados.
Resulta muy significativo que después de derrotar al principal ejército del mundo en 1945 ─como lo era el alemán─, el poderío de Estados Unidos comenzó a venir a menos. Washingtoncedió la mitad de Coreay perdió en Vietnam. En América, entregó Cubaal comunismo. ¿Por qué?
Por una razón muy simple: el supracapitalismo internacional anticristiano ─como expuse líneas arriba ─ le quitará poder a Inglaterra y a Estados Unidos para que la China comunista funja como el principal eje del mundo.
En un artículo publicado por la revista Foreing Affairs(editada por el poderosísimo Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos) en julio de 1943, Mackinder anticipaba lo siguiente:
Analicemos lo que publicó Mackinder en julio de 1943, cinco meses después de que el mariscal de campo Friedrich von Paulus, comandante del 6.° ejército alemán, se rindiera ante las fuerzas soviéticas en Stalingrado, lo que marcó el inicio del ocaso de la Alemania nacionalsocialista en la Segunda Guerra Mundial:
- Mackinder anunció en julio de 1943 que China recibiría capital en una escala generosa como deuda de honor. ¿Por haber sido enemiga de Japón, supuesto aliado de Adolfo Hitler? Tokyo llevó a cabo su guerra sin atender las necesidades estratégicas de Berlín. La alianza germano-japonesa solo existió en el papel. Es más, si Japón se hubiera abstenido de atacar a Estados Unidos en Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, entonces Hitler hubiera podido concentrar todo su poderío bélico contra Stalin y la Unión Soviética en 1942.
- Mackinder calificó de “romántica” la ingeniería social del cabecilla comunista chino Mao Tsé-Tung. Hoy se sabe que la represión roja en China ha cobrado al menos 80 millones de vidas humanas.
- Makinder anticipó que una vez que el comunismo chino fuera apuntalado por Occidente “el ordenamiento del Mundo Exterior será relativamente fácil con China, Estados Unidos y el Reino Unido a la cabeza”. Así ocurre ya. El cálculo de Mackinder se materializó 81 años después.
- Mackinder predijo que Estados Unidos y Londres completarían la triada de potencias globales, y que cada una sería seguida por sus propias mancomunidades de naciones “libres”. Es más, se atrevió a decir que, a pesar de sus diferencias históricas, “el resultado será similar”. Hoy, Estados Unidos mantiene un claro ascendiente sobre el Grupo de los Siete; e Inglaterra es cabeza de la mancomunidad británica de naciones. China, por su parte, es la potencia económica, financiera y comercial de los BRICS+. El hemisferio occidental ha dejado que le roben su identidad cristiana, en tanto que los BRICS+ subordinan sus historias a la conveniencia de formar un bloque que aspira a ser altamente competitivo. ¿Por qué, según Mackinder, el resultado será similar? Porque las élites financieras globales condicionarán las operaciones del nuevo orden mundial.
- Mackinder exhortó a China, Estados Unidos e Inglaterra a superar los temas áridos en sus negociaciones con tal de que se concrete la “reconstrucción económica” del mundo y se evite el caos. Lo que el visualizó fue, en síntesis, un modelo tripolar (sostenido por Pekín, Washington-Nueva York y Londres) desprovisto de las amenazas de los nacionalismos económicos y financieros genuinos que, para él, son agentes de caos (dado que son reacios a subordinarse al gobierno mundial).
- Mackinder, por lo mismo, añoraba los inicuos Tratados de Versalles que lastimaron hondamente la dignidad del pueblo alemán después de la Primera Guerra Mundial. Dichos tratados, en cambio, beneficiaron a la plutocracia enquistada en Occidente.
El supracapitalismo internacional anticristiano ya sacó la mayor parte del provecho de Estados Unidos. Empleó a este país para erradicar el verdadero catolicismo de Méxicoy del resto de América; se sirvió de la potencia norteamericana para derrotar a Alemania en las dos guerras mundiales del siglo XX; se valió de la incuestionable superioridad bélica y financiera de los Estados Unidos para impedir cualquier protesta por la entrega de la mitad de Alemania a la Unión Soviética. Washington también entregó a Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Checoslovaquiay Hungríaa la URSS.
La Casa Blanca y el Departamento de Estadoevitaron que Chiang Kai-shek derrotara a Mao Tsé-Tung en China; dejaron perder la mitad de Coreay entregaron Vietnam.
El supracapitalismo internacional anticristiano rige los destinos de Inglaterra y de la comunidad británica de naciones. Londres es la capital de la masonería mundial.
Otras potencias occidentales como Alemania, Franciay Holandahan perdido todo dejo de soberanía. Están nulificadas.
El supracapitalismo movió el corazón del mundo a China. Uno de sus principales operadores visibles, Henry Kissinger, no solo llevó a territorio chino al entonces presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, en 1973, sino que también contribuyó a que las principales empresas supracapitalistas de Estados Unidos se instalaran en aquel país asiático con el objetivo de enriquecerse más y más, y de engrandecerlo.
Usted puede revisar cuáles siguen operando en China con solo dar clic en la sección de empresas que integran el Consejo de Negocios Estados Unidos-China.
A propósito del viaje de Nixon a China en 1973, Kissinger escribió lo siguiente en sus Memorias:
Kissinger ocultó la traición a las fuerzas estadounidenses que combatían en Indochina (Vietnam) y que pudieron haber ganado la guerra al Vietcong que tenía el respaldo de China. Y tampoco dijo nada de que su camarilla prepararía a China para ser la gran potencia del siglo XXI. (Tal y como el supracapitalismo preparó a Estados Unidos a lo largo del siglo XIX).
Hoy, efectivamente, China es otro centro de poder…, porque así lo planeó el supracapitalismo por lo menos desde la década de 1940.
Estados Unidos tiene cada vez menos gobierno y más agitación interna. China y Rusia ─por citar a dos de las potencias emergentes─ tienen cada vez más gobierno y menos agitación interna.
En conclusión: de acuerdo con el pronóstico de Mackinder, el nuevo orden mundial será encabezado por China, Estados Unidos e Inglaterra, con la salvedad de que estos últimos serán líderes de sus respectivas comunidades de naciones. Se entiende que el resto será para China.
Referencias:
(1) Tim Tinline. «Teoría Heartland: cómo un geógrafo del siglo XIX desarrolló la idea que rige la geopolítica actual». BBC Mundo. (Fecha de publicación: 18 de enero de 2020). Consultado en https://www.bbc.com/mundo/noticias-51066744
(2) Joaquín Bochaca. «La historia de los vencidos. El suicidio de Occidente». Wotan Ediciones, cuarta edición, Barcelona. (Año de publicación: 2006), p. 33.
(3) Halford J. Mackinder. «The overview of east-west Relations». Foreing Affaires, Vol. 21, núm. 4. (Fecha de publicación: julio de 1943), p. 603.
(4) Henry Kissinger. «Mis memorias», Editorial Atlántida. Buenos Aires. (Año de publicación: 1979), p. 721.