La historia del presente rey de Gran Bretaña es una historia de repetidas injurias y
usurpaciones, todas teniendo como objeto directo el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos Estados. Estas palabras, escritas hace 244 años, contenidas en la

Declaración de Independencia de los EE.UU., marcan el comienzo de la guerra de la naciente burguesía norteamericana contra la corona inglesa, acusandola de querer establecer una tiranía absoluta sobre las colonias de EE.UU. En ella, los patriotas norteamericanos declaran y prometían:Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado (…) Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…

Unos 15 años después, la burguesía revolucionaria francesa, siguiendo los pasos de la
norteamericana proclamaba: Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos.

Las distinciones sociales solo pueden fundarse en la utilidad común (…) 2. La finalidad de
toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del
hombre. Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la
opresión (…) 3. La fuente de toda soberanía reside esencialmente en la nación; ningún
individuo, ni ninguna corporación pueden ser revestidos de autoridad alguna que no
emane directamente de ella. 4. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no
cause perjuicio a los demás.

Estas promesas de la burguesía en ascenso quedaron resumidas en el famoso lema de
«Libertad, igualdad, fraternidad», mediante el cual la burguesía y el capital han expandido su dominio a nivel mundial. Hoy transformada en una reacción mundial, esta burguesía
proclama la necesidad de una tiranía mundial para salvar al planeta, del inevitable e
irreversible “cambio climático”. Y la única alternativa para evitar este “Apocalipsis”, es
despoblar al planeta hasta en un 95% de sus habitantes.

Y para que no quede duda del papel desempeñado por la burguesía inglesa junto a la corona británica como representantes de la tiranía mundial desde comienzos del siglo XIX,
recientemente, en medio de la crisis provocada por el Covid-19, un calificado representante
de esta élite global del poder (el príncipe Carlos) declaraba: “La recuperación de la crisis por coronavirus representa una oportunidad para restablecer la economía mundial y dar
prioridad al desarrollo sostenible sin dañar aún más el planeta”, (…) El príncipe hizo
hincapié en que el sector privado sería el motor de la recuperación y se sintió alentado por
las promesas de los líderes empresariales al reconocer el daño al medio ambiente que
resultaría de una carrera desenfrenada por el crecimiento(…) Comentó de igual forma que
la pandemia ha obligado a los gobiernos de todo el mundo a dejar en pausa sus economías
y ha demostrado a la gente que es posible un cambio radical., Y este ilustre continuador de
Jorge III remata su intervención con esta sentencia: Tenemos una oportunidad de oro para
aprovechar algo bueno de esta crisis. Sus ondas de choque sin precedentes pueden hacer
que la gente sea más receptiva a grandes proyectos de cambio. Dijo el Príncipe Carlos en la
apertura de una reunión virtual del Foro Económico Mundial (FEM).

Estas “sinceras” palabras por parte de un miembro de la realeza británica son la confesión de la Agenda 21, diseñada en Río de Janeiro en 1992, hoy conocida como Agenda 2030 o
Agenda Verde, como el fundamento del programa de transformación de la economía y la
política mundial en beneficio de la “élite global”, donde la actual “Pandemia” del Covid-19 no es más que un medio para la consecución del verdadero fin: despoblar al mundo e imponer la tiranía mundial del capital financiero del crimen organizado, cuya sede principal sigue siendo la City de Londres, con sucursales en las principales capitales del mundo. Y si había alguna duda sobre estos objetivos detrás del Gran Reinicio, el Sr. Klaus Schwab, fundador y eterno Presidente Ejecutivo del Foro Económico Mundial, lo aclaró:

“Para obtener un mejor resultado, el mundo debe actuar conjuntamente y con rapidez en la
renovación de todos los aspectos de nuestras sociedades y economías, desde la educación
hasta los contratos sociales y las condiciones laborales. Deben participar todos los países,
desde los Estados Unidos hasta China, y deben transformarse todos los sectores, desde el
gas y el petróleo hasta el de la tecnología (…) necesitamos un cambio de mentalidad,
pasando de un pensamiento a corto plazo a uno a largo plazo, pasando del capitalismo de
los accionistas a la responsabilidad de los interesados. El medio ambiente, la sociedad y la
buena gobernanza tienen que ser una parte mesurada de la responsabilidad (…) Sólo
tenemos un planeta y sabemos que el cambio climático podría ser el próximo desastre
mundial con consecuencias aún más dramáticas para la humanidad. Tenemos que
descarbonizar la economía en el corto espacio de tiempo que nos queda y poner nuestro
pensamiento y comportamiento una vez más en armonía con la naturaleza”.

Y esta frase final del Sr. Klaus Schwab no es acaso una repetición literal de la máxima
“Mantener la humanidad a menos de 500 millones en equilibrio perpetuo con la
naturaleza”. Los dos primeros mandamientos, que, en 1980, quedaron grabados en las
famosas Piedras de Georgia, donde los neomalthusianos, a manera de la tabla de Moisés,
anuncian los nuevos mandamientos para los esclavos modernos. Y, en esa época, para nada se hablaba del cambio climático, menos del calentamiento global, pero sí de reducir la
población mundial. Hace unos 25 años, la necesidad de una crisis para imponer objetivo
principal de capital financiero mundial, la expuso con perfecta claridad uno de sus
principales artífices, el Sr David Rockefeller, en una cena con los embajadores de la ONU,
anunció: “Todo lo que necesitamos es una gran crisis y las naciones aceptarán el Nuevo
Orden Mundial”.Como vemos tanto el Sr. Klaus Schwab como el “príncipe” Carlos no hace
más que cumplir con los lineamientos y planes de la Elite Global del Poder, trazados desde
hace muchos años.

Y esta criminal agenda será formalmente legalizada en la 51ª Reunión Anual del Foro
Económico Mundial, en Davos, que se concretará en enero de 2021, reunión con una
particularidad especial será una cumbre gemela, tanto presencial como virtual, y conectará
a los principales líderes gubernamentales, empresariales y de la sociedad civil con una red
mundial de múltiples interesados en 400 ciudades de todo el mundo para entablar un
diálogo orientado al futuro e impulsado por la generación más joven.

El llamado Gran Reinicio, así como la Agenda 2030, del capital financiero y su objetivo de
reducir la población mundial como única alternativa para evitar próximo desastre mundial,
para lo cual provocaron una crisis utilizando un arma biológica de destrucción masiva, es un nuevo engaño y una inmensa mentira por parte del capital financiero, para imponer el
gobierno mundial del capital financiero, donde esperan dar un paso decisivo en enero de 2021.

No estamos en presencia de una crisis del capitalismo, sino ante una verdadera declaración
final de exterminio por parte del capital financiero mundial en contra de la mayoría de la
población del planeta. Guerra, que presenciamos día a día, desde nuestros lugares de
reclusión, cuan nuevos rehenes del capital. Y desde allí nos enteramos de las órdenes y
mensajes que nos envían Bill Gates y las compañías farmacéuticas mundiales agrupadas en
GAVI, a través de sus guardianes de turno en este campo de concentración mundial. Estos
nos anuncian y recuerdan sobre los peligros del nuevo Ángel exterminador, llamado COVID
19, el cual nos acompañará por el resto de nuestras vidas. En mayo, el Dr. Ryan declaraba.

El nuevo coronavirus Sars-CoV-2, el causante de la enfermedad Covid-19, tiene el potencial de convertirse en un virus endémico y “no irse nunca”. Por su parte, el siniestro doctor Tedros Adhanom, director de la OMS, repitiendo las amenazas de Bill Gates, advirtió que la pandemia de COVID-19 no va a ser la última que padecerá la humanidad y que el mundo ha de estar más preparado para cuando llegue la próxima.

En conclusión, nadie puede alegar el desconocimiento de esta declaración de guerra de
exterminio del capital y sus gobiernos contra la población mundial. El anunciado Gran
Reinicio, no es más que la intensificación del actual genocidio en marcha. Con las vacunas
anunciadas por los diferentes gobiernos y laboratorios esperan reducir entre un 10-15 % la
población del planeta antes de 2030. Con ello, evitarían el aumento de la población del
planeta, causantes del aumento de las emisiones de CO2, que calientan al planeta,
amenazando, no la vida en la tierra, sino las ganancias y negocios del capital. Ya nos lo
advirtió hace años el Sr Henry Kissinger: Sí, mucha gente va a morir cuando se establezca el nuevo orden mundial, pero será un mundo mucho mejor para los que sobrevivan.

Desde los años 60 del siglo pasado, el capitalismo mundial y Occidente han propagado el
sueño americano, en su lucha contra el “comunismo”, vendiendo su sistema como el
verdadero camino para eliminar la pobreza y sacar a los países del sur de las garras del
subdesarrollo. 60 años después, desaparecido el “comunismo soviético”, la pobreza sigue
creciendo, ahora es necesario simplemente exterminar a los pobres. Mientras que el modelo de gobierno del “comunismo chino” es el patrón a seguir según los globalistas, los
demócratas de EE.UU. y los defensores del fraude climático.

El capitalismo y la élite global, a través de guerras, crisis y, ahora, con “pandemias
programadas”, han logrado expandirse en todo el mundo, en tan solo dos siglos, sin embargo, esos medios materiales de acumulación de capital han ido acompañados en todo momento por las consabidas mentiras, fraudes y engaños de las propias élites del capital, sus respectivos gobiernos y medios de comunicación, y difundidas diariamente. Hoy, para una buena parte de la humanidad, el cambio climático causado por la sobrepoblación del planeta, es toda una “verdad científica” y la Agenda 2030 para el “desarrollo sostenible” es la nueva envoltura del viejo cuento para “acabar con la pobreza y el hambre mundial”.

La capacidad de engaño y adaptación del capital es casi infinita. Ahora, desde el Foro
Económico Mundial, nos informan que el Gran Reinicio, el mayor cambio en la historia de la
humanidad, tiene como principal amenaza para su logro, no la actual Pandemia del Covid-19, por cuanto “un análisis detallado de una investigación ha revelado que la mayor amenaza para el mundo es la riqueza”. Y si este descubrimiento de la élite mundial, fuese poco, también los preocupados amos del capital reunidos en el Foro Económico Mundial han hecho el descubrimiento del siglo, según dos libros de dos conocidos autores, Capital and
Ideology, de Thomas Piketty y Humankind, de Rutger Bregman, los cuales reflejan cómo
nuestra perspectiva actual se basa en hipótesis ampliamente equivocadas y que es posible
realizar una transformación drástica con un cambio de actitud. Por lo que para cambiar el
mundo solo se necesita un “cambio de actitud”: si lo conseguimos una vez, lo podemos
conseguir de nuevo. De tal manera que la desigualdad social existente en el mundo se debe a una ideología deficiente —el libre mercado— igualmente nuestra conducta egoísta, poco colaborativa y agresiva, va en contra de nuestra naturaleza de ser bondadosos,
colaborativos y atentos. Ambos libros afirman es que nuestra visión del mundo es
inventada. Inventada por un número de personas sorprendentemente reducido, pero
tristemente influyente, de Maquiavelo a Adam Smith pasando por Milton Friedman y
William Golding.

Y ese nuevo enemigo, la élite del Poder Mundial, lo viene señalando desde la década pasada: el neoliberalismo encabezado por EE.UU., por lo que liquidar toda la ideología liberal mediante la cual el capitalismo se ha impuesto desde el siglo XVI, es nada más y nada menos, el nuevo fraude que pretenden vendernos. En conclusión, los medios de comunicación, los científicos y expertos mundiales, nos van a convencer de que el actual genocidio masivo contra los pobres y trabajadores del mundo, es por nuestro propio bien, por lo que Donald Trump y el “imperialismo norteamericano”, deben ser derrocados, antes de enero del 2021, para tener el campo libre para acceder al Nuevo Mundo Feliz prometido, bajo el control del capital del crimen organizado.

Pablo Hernández

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