Lo llaman un titán de las finanzas, el director ejecutivo de la gestora de activos más grande del mundo. Pero tras su fachada pública, algunos creen que Larry Fink articula una doctrina escalofriante: la despoblación no es una anomalía que deba temerse, sino un objetivo que debe alcanzarse .
Si escuchas atentamente sus palabras y conectas los puntos, empiezas a ver un plan estratégico para un futuro poshumano.
En una sesión especial del Foro Económico Mundial, Fink hizo una declaración que llamó la atención de muchos observadores:“Puedo argumentar que en los países desarrollados los grandes ganadores son los países con poblaciones en disminución… Los problemas sociales que uno tendrá al sustituir humanos por máquinas serán mucho más fáciles en aquellos países con poblaciones en declive”.
Explicó: antes veíamos la disminución de la población como un lastre para el crecimiento. Pero ahora, con la IA y la robótica, menos personas —menos necesidades, menos disidentes, menos demandas— podrían significar una transición más fluida hacia economías impulsadas por máquinas.
Finkhabló de“elevar los estándares de vida” para aquellos que tuvieran la suerte de sobrevivir a la matanza, si las ganancias de productividad derivadas de la automatización fueran lo suficientemente grandes como para compensar la disminución del trabajo humano.
They tell you to your face….. pic.twitter.com/xltVVgNZZa
— Concerned Citizen (@BGatesIsaPyscho) October 16, 2025
También afirmó que la resistencia social al desplazamiento de los humanos por máquinas es más fácil de gestionar cuando se reducen las presiones poblacionales.
Además de esto, Fink ha promovido públicamente la inversión en IA e infraestructura. Está en conversaciones con gobiernos para financiar una expansión energética masiva para abastecer centros de datos y fábricas de chips.
En suCarta del Presidente para 2025 , también describe nuestra era como una en la que las computadoras manejan la mayor parte de nuestro trabajo, incluidos datos complejos“en nuestro nombre”.
En conjunto, estos comentarios proporcionan materia prima para una narrativa conspirativa: la élite mundial, personificada por Fink, imagina un futuro donde los humanos serán en gran medida innecesarios.
Cuando se rastrean las conexiones (el Foro Económico Mundial, la agenda climática, el impulso a la infraestructura de inteligencia artificial, la red de vigilancia global), queda claro que Larry Fink no habla de manera aislada.
Se hace eco de una visión coordinada del mundo, compartida por los poderosos que se sientan en las mismas mesas y financian las mismas transiciones. La despoblación, la automatización y el control centralizado no son resultados aleatorios: son pilares de la misma arquitectura.
El mensaje entre líneas es simple: menos gente, más control y total confianza en la máquina. Ese es el verdadero “reinicio” que están construyendo, y ya está en marcha.
