El “cerebro” de Kaiser, que personifica la respuesta chilena a la IA mediante la imbecilidad natural, inventó la reducción de «la carga tributaria para facilitar el emprendimiento y la creación de empleo», junto a la eliminación de la «burocracia innecesaria que frena el ahorro, la inversión y la generación de riqueza».

Lejos de mí la idea de esconder la pelota, pasar catas por loros o contar el cuento del tío, que son especialidades de Michelle. Visto el tema abordado, esta parida debió tener por título Más antiguo que mear contra el muro, o Más viejo que sentarse en el culo.

El liure mercao, el ultraliberalismo, a eso me refiero. Lo venden como la novedad del año pa’ los regalones, y resulta que esa pomada es más vieja que los miriñaques.

No lo digo yo: lo sabía El Mercader de Venecia, personaje de Shakespeare en su obra escrita allá por 1596-1597, hace la friolera de cinco siglos.

El mercader Antonio toma un préstamo de Shylock, y la garantía que ofrece es aceptar que el usurero le corte una tajada de su propia carne si no paga.

William no inventaba nada: pagar en sangre ha sido la regla (sin juego de palabras…) y hoy por hoy sigue siendo muy popular. Mejor aún, hay quién sugiere que la navaja y la motosierra son versiones de la misma técnica, agregando que conviene adoptar nuestra propia versión de la estafa, remozada y puesta al día.

Precísolo, porque desangrar cristianos fue grito y plata desde la llegada de Pedro de Valdivia. Y para que no faltasen cristianos que desangrar, la Iglesia se encargó de convertir a la población autóctona con el viejo y gastado truco del Paraíso y la virgen María. ¡Alabao!

Por ahí El Mercurio, inmerso hasta las gónadas en la campaña del Führer Kaiser, –o del Kaiser Führer que para el caso da lo mismo–, destaca las brillantes ideas del “cerebro económico” del candidato.

“…el coordinador económico de su programa, Víctor Espinosa, había deslizado -al menos- la idea de eliminar el Banco Central, en medio de una explicación más amplia sobre la posibilidad de abrirse a la competencia de monedas dentro del país.”

Entre las monedas que competirían… ¿está la criptomoneda de Milei?

El “cerebro” de Kaiser, que personifica la respuesta chilena a la IA mediante la imbecilidad natural, inventó la reducción de «la carga tributaria para facilitar el emprendimiento y la creación de empleo», junto a la eliminación de la «burocracia innecesaria que frena el ahorro, la inversión y la generación de riqueza». (1)

Un tal Elon Musk reclama derechos de autor, mientras Milei exulta creyendo que se hizo famoso.

El Mercurio pregunta “¿Cuáles son los impuestos que planean reducir o eliminar?”

El “cerebro” del Führer despliega la doxa, en fin, su doxa:

«Existe un amplio consenso en que es necesario reducir los impuestos corporativos, ya que son los que más afectan la inversión y el crecimiento. En solo una década, el aumento de este impuesto, en contra de la tendencia global, le costó a nuestra economía el equivalente a 8 puntos del PIB. Hoy, con una tasa del 27%, Chile se encuentra por encima del promedio de la OCDE (23%). Pero no nos conformamos con igualar el promedio; queremos que Chile sea uno de los países más competitivos a nivel mundial. Por eso, miramos a economías que han logrado éxito con políticas tributarias inteligentes. Estonia, por ejemplo, mantiene una tasa corporativa del 20%, mientras que EEUU, la mayor economía del mundo, busca reducirla al 15%. Eliminaremos impuestos que generan distorsiones y desincentivan el crecimiento. Entre ellos, el impuesto sobre utilidades de capital, que representa una doble tributación injusta, ya que estas ganancias ya están sujetas al impuesto a la renta. También reformaremos el impuesto territorial, que actualmente se calcula en función de tasaciones de mercado volátiles. Proponemos eliminar este impuesto para los adultos mayores y reemplazarlo por un sistema más predecible. También revisaremos el IVA a la construcción».

Victor Espinoza, asesor economico del candidato liberrata Johannes Kaiser

El ejemplo que reconforta al “cerebro” del Führer es… ¡Estonia!, que en 1997 tenía un PIB muy superior al de hoy, y que muestra en los últimos años significativas bajas de ese mismo PIB: -14,6% en el año 2009, -2,9% en el año 2020, -3,0% en el año 2023…

Una nota de Wikipedia describe el milagro estonio:

“A partir de 2009, el país sufrió una grave crisis económica, y vio su tasa de desempleo subir por encima del 15,2 % en enero 2010. La economía de este pequeño país, muy dependiente en el plano financiero de los bancos suecos, se reveló entonces muy frágil. La crisis financiera de 2008 provocó une debacle en el pequeño país báltico que había creado su propia burbuja inmobiliaria: entre junio 2008 y junio 2009, el PIB cayó en un 15 %, la producción industrial en un 34 %.” (2)

Estonia representa el 0,22% del PIB de la Unión Europea, y un 0,3% de su población. La suya asciende, o más bien desciende (se reduce significativamente cada año…) a 1.315.000 habitantes.

Estonia sufre una sensible pérdida de población desde fines de los años 1990 (-4,9/1000 en 1998 ; -3,8/1000 en 1999), en razón de la emigración de una parte de sus habitantes, pero sobre todo de un índice de fecundidad muy bajo (1,37 hijos por mujer en 2000 y 1,64 en 2010).

En el maravilloso ejemplo del “cerebro” Espinosa la población migra, o bien no desea tener hijos.

La comparación con Chile puede ser más elocuente. El PIB de Estonia representa un 13,30% del PIB chileno, y su población un 6,5% de nuestra propia población. Uno se pregunta porqué el “cerebro” Espinosa no escogió como ejemplo a Andorra…

Los ágiles del Mercurio, inquietos ante el probable destino de las fortunas del riquerío chileno, interrogan al “cerebro” Espinosa sobre la “meritocracia”. La respuesta, hela aquí, tranquilos que no pasa nada…

«Según los datos del SII, el principal patrimonio de las personas en Chile está compuesto por acciones de empresas, muchas de ellas grupos familiares que, en muchos casos, han construido sus negocios desde cero a lo largo de los años. Por tanto, es justo que los fundadores deseen asegurar la continuidad de estos proyectos y que sus herederos se interesen en mantener el patrimonio que las generaciones anteriores han creado. Evidentemente, esta continuidad requiere de meritocracia; quienes tomen las riendas deben estar involucrados activamente en el negocio y contar con las competencias necesarias para llevarlo adelante. Creemos que el capital debe tributar, pero sin convertirse en un obstáculo para la continuidad familiar. En este sentido, consideramos muy razonable el modelo de impuesto a la herencia de Estonia, que asigna el patrimonio a los herederos a costo cero, y tributa solo cuando se genera la venta del mismo. Este enfoque nos parece fundamental para fortalecer las empresas familiares, al igual que en España, donde las empresas familiares compiten en igualdad de condiciones con las grandes corporaciones». (3)

Como queda dicho, la cháchara del “cerebro” Espinosa es más vieja que sentarse en el culo, y ya provocó un desastre planetario en el año 2008 cuando todo el sistema financiero mundial, entusiasmado con la desregulación, el libre mercado, el ultraliberalismo y el tira p’alante que paga Moya, quebró en todos los sitios y los Estados se vieron en la obligación de realizar emisiones monetarias demenciales para devolverles el negocio.

Los bancos pronunciaron entonces aquella famosa frase que se hizo mítica: ¡Que Dios se lo pague!

Ya en esos años, un responsable político europeo, un social-demócrata conocido por su sabiduría, su prudencia y su gran capacidad para no hacer nada que enfadase al gran capital, explicó cuál era la causa del desastre financiero que hizo temblar al imperio, a la Unión Europea, y a los cinco continentes.

Michel Rocard, que fue Alcalde, diputado, candidato a la presidencia de la República, ministro y Primer Ministro de Francia, fue entrevistado en TV5Monde a propósito de la crisis del 2008:

En la entrevista, un periodista pregunta: “¿Quién es el responsable de este desastre?”

Michel Rocard: “Se llama Milton Friedman, y obtuvo el premio Nobel de Economía en 1976, él produjo una doctrina aterradora en su nocividad, de lo que nadie se dio cuenta. Un hombre seguido por otros trece premios Nobel de Economía…”

Periodista: “Y por Margaret Thatcher y Ronald Reagan…”

Michel Rocard: Ronald Reagan se vio implicado, y como los EEUU son grandes, eso tuvo importancia… Las ideas pueden matar, y no es poca cosa hacer todo un momento basado en las ideas… En una ciencia económica que hasta Keynes, y tal vez sobre todo con Keynes, tenía el desempleo como principal preocupación…

Periodista: “… y la regulación del mercado…”

Michel Rocard: “La regulación del mercado como consecuencia, la preocupación era el vivir bien, el pleno empleo, y el crecimiento. En ese sistema, los monetaristas, ese hombre (Milton Friedman), nos inventa una filosofía que dice, primero, que el mercado es autoequilibrante, y segundo, que cada equilibrio de mercado es óptimo.”

Periodista: “No hay necesidad de regulación…”

Michel Rocard: “No hay necesidad de regulación… Y eso causa placer… Los principales gobiernos que lo adoptaron de inmediato fueron el inglés, el estadounidense, el japonés, y treinta otros… La mayor parte de los grandes gobiernos del planeta adoptaron esa doctrina que se transformó en el corazón de la enseñanza en Economía. Porque el drama es lo que ocurrió con la Economía, como si en Medicina se descubriese que Louis Pasteur estaba equivocado en todo. Y que hoy, para el gobierno griego, para el gobierno francés, hubiese que recibir opiniones de economistas que no sean políticamente correctos, diplomados a la moda antigua, que no estén formados en estos conceptos que en los hechos mostraron ser nulos. La gran responsabilidad reside en que los gobiernos del mundo entero se precipitaron en eso… porque se dijeron: deshagámonos de los impuestos, deshagámonos de los gobiernos y hagamos más lucro pero… eso no funciona. Y ahora estamos obligados de salir mediante una práctica de austeridad, práctica antagónica de lo que decía el sistema, por una intervención pública para salvar a los bancos, lo que ya hicimos en el 2008, y ahora hay que reinventar la coherencia económica. He ahí los responsables…”

Milton Friedman, ese gran irresponsable, el sabio loco que fundó la Escuela de Chicago en Economía, es uno de los ídolos del “cerebro” Espinosa, junto a Ludwig von Mises, otro profeta del Apocalipsis.

Para medir lo que el “cerebro” Espinosa celebra como éxitos, basta con mencionar la deuda pública de dos grandes potencias insertas en las políticas económicas ultraliberales que preconiza el asesor del Führer: EEUU y Francia.

EEUU
La deuda pública de los EEUU pasó la barra de 34 billones de dólares, o sea U$ 34 * 1012
Este monto supera el 120% del PIB yanqui.

Deuda pública acumulada de los EEUU, por una decena de presidentes…

Francia
La deuda pública francesa supera los 3,3 billones de euros, o sea € 3,3 * 1012
Este monto es superior al 114% del PIB galo.

Justo para probar la incoherencia de los ultraliberales precisemos que para entrar en la zona Euro, la los Acuerdos de Maastricht le exigen a cada país tener una deuda pública inferior al 60% de su PIB, un déficit presupuestario inferior al 3% del PIB (el déficit galo es superior al 6%…).

Los EEUU no tienen esa espada de Damocles suspendida sobre sus cabezas: emiten moneda cuando les da la gana, el déficit presupuestario del toca una sin mover la otra, y exportan inflación al mundo entero. Detalle: Chile no goza de ese privilegio insensato.

La eventual llegada del Führer Kaiser a la presidencia de lo que hay de república sería el peor desastre de la historia de Chile, junto con la dictadura de Pinochet.

Prevenido quedas.

(1) https://www.emol.com/noticias/Economia/2025/02/16/1157506/cerebro-economico-kaiser-propuestas.html

(2) https://fr.wikipedia.org/wiki/Économie_de_l%27Estonie

Por Saruman

Te lo Perdiste

YEHUDA HISS, GUARDIÁN DE LA MORGUE Quizás uno de los casos de robo de órganos más prolongados y de mayor nivel —y que involucra órganos palestinos e israelíes— concierne a un funcionario extraordinariamente alto: el Dr. Yehuda Hiss, jefe de patología de Israel y, desde 1988 hasta 2004, director de la morgue estatal israelí, el Instituto L. Greenberg de Medicina Forense en Abu Kabir. Un primer indicio de irregularidades salió a la luz en 1998 y se refería a un escocés llamado Alisdair Sinclair, que había muerto en circunstancias dudosas después de ser detenido en el aeropuerto Ben-Gurion de Israel. Según la versión israelí, publicada por la revista Jerusalem Report, Sinclair confesó haber transportado drogas, aunque no se encontraron, a pesar de que tenía en su poder 9.000 marcos alemanes (5.000 dólares). La policía afirma que luego se ahorcó atando los cordones de sus zapatos y su camiseta a una barra de toallas a un metro del suelo y colocándose la soga improvisada alrededor del cuello. Desde una posición de cuclillas, según el relato policial, se dejó caer repetidamente con todo su peso, asfixiándose. Sinclair no falleció, y los médicos lograron reanimarlo. Fue trasladado a un hospital donde, según el reportaje de la revista, el subdirector, el Dr. Yigal Halperin, declaró que Sinclair «había sufrido daño cerebral irreversible y que los médicos poco podían hacer por él». Abandonado en un rincón de urgencias, falleció a las 19:00 horas. [Se desconoce si estuvo conectado a un respirador artificial]. Su cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Forense de Abu Kabir para la autopsia. Posteriormente, las autoridades israelíes localizaron a la familia de Sinclair y les dieron tres semanas para disponer del cuerpo. Sugirieron que lo enterraran en un cementerio cristiano en Israel, señalando que esto costaría un tercio del precio del traslado del cuerpo a Escocia. Sin embargo, la afligida familia reunió el dinero necesario para repatriarlo. Se realizó una segunda autopsia en la Universidad de Glasgow, donde se descubrió que faltaban el corazón de Sinclair y el hueso hioides, ubicado en la garganta. La Embajada Británica presentó una queja ante Israel, y se envió un corazón a Escocia. Según el Jerusalem Report, la familia «quería que el Instituto Forense financiara una prueba de ADN para confirmar que el corazón pertenecía a su hermano, pero el director del Instituto, el profesor Jehuda Hiss, se negó, alegando el costo prohibitivo». A pesar de la protesta del gobierno británico, Israel se negó a entregar los resultados de la autopsia de Hiss ni el informe policial. Según el gobierno británico y un reportaje de la prensa israelí, alrededor de la fecha de la muerte de Sinclair, un médico del Hospital Ichilov de Tel Aviv solicitó un hueso hioides para investigación y, finalmente, recibió una factura por los gastos de envío. Israel retuvo los 5000 dólares de Sinclair. A lo largo de los años, Hiss y el Instituto Abu Kabir de Medicina Forense siguieron siendo acusados ​​de tráfico de órganos. En el año 2000, el periódico israelí Yediot Ahronot publicó un reportaje de investigación que alegaba que Hiss extraía órganos sin permiso y luego rellenaba los huecos de los cuerpos con palos de escoba y algodón antes del entierro. El reportaje afirmaba que, bajo la dirección de Hiss, el instituto había estado involucrado en la venta de órganos —piernas, muslos, ovarios, mamas y testículos—, supuestamente a instituciones médicas. En 2001, un juez de distrito determinó que el Instituto había realizado cientos de autopsias y extraído partes de cuerpos sin el consentimiento de las familias, y en ocasiones contraviniendo directamente sus deseos expresos. Un informe describió un «museo de cráneos» en el instituto. Sin embargo, se hicieron pocas cosas y las quejas continuaron. Finalmente, en 2004, el ministro de salud israelí le retiró a Hiss la dirección de la morgue. No obstante, Hiss conservó su puesto como jefe de patología de Israel, cargo que, al parecer, sigue ocupando hasta el día de hoy. Hiss también había estado vinculado a dos escándalos nacionales anteriores, ambos con la posible implicación de personas poderosas en Israel, lo que podría explicar su larga permanencia en el sistema médico israelí a pesar de los años de irregularidades demostradas. La primera controversia giró en torno al “Caso de los Niños Yemeníes”, una situación que, en gran medida, se remonta a principios de la década de 1950, en la que mil bebés y niños pequeños, hijos de inmigrantes recientes en Israel, habían “desaparecido”. Cuando los inmigrantes llegaron como parte del programa israelí de «reunión de los exiliados», los bebés fueron separados inmediatamente de sus madres y llevados a orfanatos. Muchos fueron hospitalizados por diversas enfermedades y cientos murieron; las muertes se produjeron en tal cantidad que se anunciaron por megafonía. Los padres, desconsolados, a menudo nunca veían el cuerpo ni recibían un certificado de defunción, y crecían las sospechas de que no todos habían fallecido; se creía que algunos habían sido «entregados» a padres asquenazíes. Un autor escribe: «Era un hecho bien conocido dentro de la comunidad judía de Estados Unidos que si una familia deseaba un hijo, podía acudir a [los intermediarios de bebés, ambos rabinos] y simplemente pagar la tarifa correspondiente». Algunos investigadores israelíes han encontrado pruebas considerables que respaldan estas acusaciones, así como indicios de complicidad en múltiples niveles de la estructura de poder. De hecho, un investigador afirma: «Personas en posiciones de poder en el momento de la fundación del Estado de Israel se beneficiaron del secuestro y la venta de niños de familias inmigrantes pobres». La conexión de Hiss se produce en 1997, cuando Israel finalmente formó un comité para investigar la desaparición de niños yemenitas y otros niños judíos en los años 1948-1954. Entre los que testificaron ante este comité se encontraba una mujer de California que había venido a Israel en busca de su madre biológica y, según las pruebas de ADN realizadas por un genetista de la Universidad Hebrea, la había encontrado. El comité exigió que se realizara otra prueba de ADN en el Instituto Forense Abu Kabir. Tal como al menos un observador predijo, la prueba de Hiss dio negativo y, supuestamente, el gobierno fue exonerado, a pesar de que el genetista que había realizado las primeras pruebas defendió sus resultados. Hiss también figura en algunas teorías conspirativas sobre el asesinato en 1995 del primer ministro Yitzhak Rabin, quien había iniciado un proceso de paz con los palestinos. En marzo de 1999, un grupo de académicos presentó conclusiones que alegaban que Hiss había presentado pruebas falsas ante la comisión que investigó el asesinato. VÍCTIMAS PALESTINAS Los israelíes también han atacado a los palestinos, una población particularmente vulnerable en numerosos aspectos. En su testimonio ante el subcomité del Congreso, Scheper-Hughes informó que, antes de mudarse al extranjero, el jefe de trasplantes de un hospital israelí, Zaki Shapira, había encontrado vendedores de riñones “entre trabajadores palestinos necesitados en Gaza y Cisjordania”. Dijo que “un comité de ética le llamó la atención” y que trasladó su práctica al extranjero. Durante décadas, numerosos palestinos y otros han acusado a Israel de extraer partes del cuerpo de palestinos a los que habían herido o matado. En su testimonio ante el subcomité, Scheper-Hughes declaró que hacia el final del período del apartheid en Sudáfrica, “grupos de derechos humanos en Cisjordania se quejaron ante mí del robo de tejidos y órganos de palestinos asesinados por patólogos israelíes en el instituto médico legal nacional israelí en Tel Aviv”. Un artículo de Mary Barrett publicado en el Washington Report on Middle East Affairs (véase «Autopsias y ejecuciones», Washington Report on Middle East Affairs, abril de 1990, pág. 21) informaba de «una ansiedad generalizada por el robo de órganos que se ha apoderado de Gaza y Cisjordania desde que comenzó la intifada en diciembre de 1987». Barrett cita a un médico forense: «Hay indicios de que, por una razón u otra, se extrajeron órganos, especialmente ojos y riñones, de los cuerpos durante el primer año o año y medio. Hubo demasiados informes de personas creíbles como para que no ocurriera nada. Si alguien recibe un disparo en la cabeza y llega a casa en una bolsa de plástico sin órganos internos, ¿qué pensará la gente?». Un reportaje de IRNA de 2002 informó que tres niños palestinos de entre 14 y 15 años habían sido asesinados por las fuerzas israelíes el 30 de diciembre, y que sus cuerpos finalmente fueron devueltos para su entierro el 6 de enero. Según el informe: «poco antes del entierro, las autoridades médicas palestinas examinaron los cuerpos y descubrieron que les faltaban los principales órganos vitales». En una entrevista en Al Jazeera, el presidente Yasser Arafat mostró fotos de los niños y dijo: “Asesinan a nuestros hijos y usan sus órganos como repuestos”. El periodista Khalid Amayreh, que recientemente investigó más a fondo este tema, descubrió que «varios palestinos más ofrecieron un relato similar, describiendo cómo recibieron los cuerpos de sus familiares asesinados, en su mayoría hombres de poco más de veinte años, a quienes las autoridades israelíes les habían extraído órganos vitales ». Israel ha calificado sistemáticamente esas acusaciones de “antisemitas”, y numerosos periodistas las han descartado como exageraciones. Sin embargo, según la revista proisraelí Forward, la veracidad de estas acusaciones fue, de hecho, confirmada por una investigación del gobierno israelí hace varios años. En un artículo reciente que criticaba el artículo sueco, el Forward confirmó su punto principal: que Israel se había estado apropiando de partes de cuerpos de palestinos asesinados. El artículo del Forward informaba que una de las investigaciones gubernamentales sobre Hiss había revelado que «parecía considerar que cualquier cuerpo que llegaba a su morgue, ya fuera israelí o palestino, era un objetivo legítimo para la extracción de órganos». A lo largo de los años, un gran número de cadáveres palestinos han terminado en la morgue israelí. En numerosos casos, las fuerzas de ocupación israelíes se han hecho cargo de palestinos heridos o muertos. A veces, sus cuerpos nunca son devueltos a sus familias, que sufren en duelo; las ONG palestinas afirman que existen al menos 250 casos similares. En otros casos, los cuerpos han sido devueltos a las familias días después, con toscas incisiones desde el ombligo hasta la barbilla. En muchas ocasiones, soldados israelíes han entregado los cuerpos entrada la noche y han exigido a las familias en duelo que entierren a sus hijos, esposos y hermanos de inmediato, bajo custodia militar israelí, a veces con el suministro eléctrico cortado. En 2005, un soldado israelí describió a un médico militar que impartía «lecciones de anatomía a los sanitarios» utilizando los cuerpos de palestinos muertos a manos de las fuerzas israelíes. Según informa Haaretz: «El soldado declaró que el cuerpo del palestino estaba acribillado a balazos y que algunos de sus órganos internos se habían salido. El médico certificó su muerte y luego, según el soldado, “sacó un cuchillo y empezó a cortar partes del cuerpo”». «Nos explicó las distintas partes: la membrana que recubre los pulmones, las capas de la piel, el hígado, cosas así», continuó el soldado. «No dije nada porque aún era nuevo en el ejército. Dos de los médicos se apartaron y uno de ellos vomitó. Todo se hizo con mucha brutalidad. Fue un auténtico desprecio por el cuerpo». Si bien la mayoría de las investigaciones israelíes sobre el robo de órganos han ignorado en gran medida el componente palestino, se conocen una serie de hechos significativos: –Durante años de un sistema asombrosamente laxo, se extraían órganos palestinos en el que el jefe de patología extraía ilícitamente partes del cuerpo en la morgue nacional y las intercambiaba por dinero. Los palestinos de Cisjordania y Gaza son, en gran medida, una población cautiva. Numerosos informes de prestigiosas organizaciones israelíes e internacionales han documentado una situación en la que los palestinos tienen escasos o nulos derechos reales; las fuerzas israelíes han asesinado a civiles con impunidad, han encarcelado a un gran número de personas sin juicio previo y han abusado sistemáticamente de los prisioneros. Las autoridades israelíes han realizado numerosas autopsias a palestinos sin el consentimiento de sus familias, sin la más mínima transparencia pública y, al parecer, sin los informes correspondientes. Por ejemplo, a las familias de quienes fueron llevados con vida no se les proporciona un informe médico que indique la hora y la causa de la muerte. Un número significativo de israelíes, incluyendo oficiales militares y ministros gubernamentales, sostienen posturas supremacistas extremistas relacionadas con la extracción de órganos. En 1996, Jewish Week informó que el rabino Yitzhak Ginsburgh, líder de la secta Lubavitch del judaísmo y decano de una escuela judía religiosa en un asentamiento de Cisjordania, declaró: «Si un judío necesita un hígado, ¿se le puede extraer el hígado a un no judío inocente que pase por allí para salvarlo? Probablemente la Torá lo permitiría». Ginsburgh añadió: «La vida judía tiene un valor infinito. Hay algo infinitamente más sagrado y único en la vida judía que en la vida no judía». [The Jewish Week, 26 de abril de 1996, págs. 12, 31] Si bien la mayoría de los israelíes podrían repudiar tales creencias, el rabino Moshe Greenberg, un erudito israelí sobre las perspectivas escriturales judías acerca del racismo y el chovinismo étnico, ha dicho: “Lo triste es que estas afirmaciones están en nuestros libros”. Greenberg, que era profesor en la Universidad Hebrea, señaló que esos textos talmúdicos eran “puramente teóricos” en el momento de su redacción, porque los judíos no tenían el poder para llevarlos a cabo. Ahora, sin embargo, señaló, “se han trasladado a circunstancias en las que los judíos tienen un Estado y están empoderados”. Aunque es imposible saber si algún israelí ha actuado alguna vez amparándose en tal permiso religioso para matar a un no judío con el fin de proporcionar partes de su cuerpo a judíos, algunos observadores han considerado esta posibilidad. La Dra. A. Clare Brandabur, una distinguida académica estadounidense que ha vivido y viajado extensamente por Palestina, escribe que la información publicada en el artículo sueco “coincide con los informes de palestinos en Gaza que escuché durante la primera intifada”. Ella comenta: «Cuando entrevisté al Dr. Haidar Abdul Shafi, jefe de la Media Luna Roja en Gaza, le mencioné los informes de tiroteos contra niños palestinos en momentos en que no había enfrentamientos en curso: un niño de 6 años que entraba solo al patio de su escuela por la mañana con su mochila a la espalda. Los soldados secuestraron al niño herido a punta de pistola, y luego su cuerpo fue devuelto unos días después tras haber sido sometido a una “autopsia” en el Hospital Abu Kabir». Ella dice: «Le pregunté al Dr. Shafi si había considerado la posibilidad de que estos asesinatos se estuvieran cometiendo para el trasplante de órganos, ya que (como señala Israel Shahak en Historia judía, religión judía), no está permitido extraer órganos judíos para salvar una vida judía, pero sí está permitido extraer órganos de no judíos para salvar vidas judías. El Dr. Shafi dijo que había sospechado tales cosas, pero como no tenían acceso a los registros del Hospital Abu Kabir, no había manera de verificar estas sospechas». Scheper-Hughes, en su testimonio ante el Congreso, describe el peligro de “obtener órganos por cualquier medio posible, incluyendo (según me dijo un médico atormentado por la culpa) la inducción química de los signos de muerte cerebral en pacientes moribundos sin recursos y con acceso a un mínimo de apoyo social o vigilancia familiar”. Independientemente de que alguna vez haya habido asesinatos motivados por la extracción de órganos en Israel, como parece que ha ocurrido en otros lugares, numerosos grupos de todo el mundo están instando a que se lleve a cabo una investigación internacional sobre el manejo que Israel ha dado a los cuerpos palestinos bajo su custodia. Sin embargo, el gobierno israelí y sus influyentes aliados en el extranjero, que suelen bloquear las investigaciones sobre las acciones israelíes, están haciendo todo lo posible para impedir esta. Se han presentado varias demandas contra el periódico sueco; la más importante, interpuesta por el abogado israelí y oficial de las FDI Guy Ophir, quien presentó una demanda por 7,5 millones de dólares en Nueva York contra el periódico y Bostrom. Ophir declaró que Israel debe «silenciar al periodista y al periódico». Las investigaciones internacionales, por supuesto, tienen dos resultados: los inocentes quedan absueltos y los culpables son descubiertos. Está claro en qué categoría cree Israel que encaja.