¿Qué sucede cuando los autoproclamados organismos de control de la seguridad en línea y de lucha contra el odio, como el CCDH, operan como brazos oscuros de la influencia estatal?

Resumen rápido:

  • Detalles de la exposición:  Correos electrónicos filtrados revelan que funcionarios israelíes colaboran con el CCDH en el control de la narrativa y operaciones negras.
  • Amenazas a la libertad de expresión: plantea inquietudes sobre el uso de etiquetas de discurso de odio para silenciar el disenso político.
  • Red global: Los vínculos de dinero oscuro del CCDH y sus conexiones más amplias con operaciones psicológicas vinculadas a la OTAN y otros actores.

En un artículo publicado recientemente por The Grayzone , se revelaron una serie de correos electrónicos que revelan una relación de colaboración entre el gobierno israelí y el controvertido Centro para Contrarrestar el Odio Digital (CCDH). Estas comunicaciones sugieren un esfuerzo coordinado para influir en las narrativas en las plataformas digitales y contrarrestar las voces disidentes.

La naturaleza de la relación

Los correos electrónicos, filtrados por un miembro del CCDH, detallan intercambios entre funcionarios israelíes y representantes del CCDH. Estas interacciones describen objetivos compartidos de monitoreo y mitigación de contenido considerado “antisemita” o crítico de las políticas israelíes. Además, revelan una dinámica de “pago por juego” en la que las operaciones de influencia del CCDH son aprovechadas por actores estatales bajo el disfraz de una negación plausible.[1] Este modelo de operación encubierta se hace eco de otros compromisos del CCDH, como su asociación con la Fundación Archewell del Príncipe Harry , que plantea preguntas adicionales sobre la financiación y la rendición de cuentas de la organización.[2]

Para completar el contexto, varios de losfinanciadores del CCDH  tienen vínculos con organizaciones filantrópicas relacionadas con el antisemitismo o iniciativas vinculadas con Israel, como la Fundación Paul Hamlyn y la Fundación Esmee Fairbairn. Estas organizaciones han apoyado proyectos de lucha contra el antisemitismo, lo que las convierte en socios lógicos para la misión más amplia del CCDH. Sin embargo, su participación también subraya por qué el manual de estrategias antiodio del CCDH podría alinearse estrechamente con los intereses del Estado israelí y refleja cómo estos esfuerzos pueden utilizarse para mezclar la disidencia política con el discurso de odio.

La creciente influencia del CCDH

El CCDH ha ganado prominencia en los últimos años, promoviéndose como un organismo de control que combate el odio y la desinformación en línea. Sin embargo, los críticos sostienen que las actividades de la organización a menudo difuminan la línea entre abordar el discurso de odio legítimo y suprimir puntos de vista políticamente inconvenientes. Los correos electrónicos revelados refuerzan estas críticas, sugiriendo que el CCDH puede estar actuando como un brazo no oficial de los esfuerzos de propaganda del gobierno.

Implicaciones para la libertad de expresión

Uno de los aspectos más preocupantes de esta revelación es su posible impacto en la libertad de expresión. Las plataformas digitales ya están bajo escrutinio por su papel en la moderación de contenidos, y muchos las acusan de aplicar políticas sesgadas. La participación de actores estatales en la formulación de estas políticas a través de intermediarios como el CCDH exacerba estas preocupaciones. Al enmarcar el disenso político como “discurso de odio”, estas colaboraciones corren el riesgo de socavar la crítica legítima y el discurso público.

Contexto más amplio

Este desarrollo encaja en un patrón más amplio de gobiernos que aprovechan a organizaciones privadas para influir en los espacios digitales. Al externalizar esta tarea, los estados pueden distanciarse de las acusaciones directas de censura y, al mismo tiempo, lograr sus objetivos. Documentos filtrados sugieren que las campañas de “operaciones encubiertas” del CCDH , que incluyen a figuras como RFK Jr. , Sayer Ji y otros, se llevan a cabo en nombre de poderosos actores globales, incluidas operaciones vinculadas a la OTAN.[3]  Los financiadores de dinero oscuro y socios estratégicos como el Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD) y Newsguard arrojan más luz sobre una red destinada a controlar las narrativas con el pretexto de combatir la desinformación y el discurso de odio.[4]

Además, el CCDH ha estado en el centro de una campaña global para criminalizar la libertad de expresión y controlar las narrativas bajo el pretexto de combatir el discurso de odio. La  directivaKillMusk’s Twitter”  ejemplifica este esfuerzo, en el que el CCDH y sus financiadores buscaron socavar la propiedad de Elon Musk de Twitter para reprimir las voces disidentes en la plataforma. Esta campaña más amplia pone de relieve un esfuerzo sistemático por centralizar el control sobre el discurso digital, convirtiendo efectivamente a los organismos de control privados en herramientas de censura alineadas con los intereses estatales y corporativos.[5]

El caso del CCDH y el gobierno israelí es un duro recordatorio de cómo las líneas entre la influencia pública y privada se difuminan cada vez más en la era digital.

Reacciones y respuestas

La publicación de estos correos electrónicos ha sido a la vez una experiencia reconfortante y profundamente preocupante para mí personalmente. Mi plataforma, GreenMedInfo, ha sido sistemáticamente atacada por las operaciones del CCDH, lo que me ha hecho muy consciente de los costos humanos y profesionales tangibles de tales campañas. Estas revelaciones confirman sospechas que he tenido durante años: los esfuerzos del CCDH van mucho más allá de combatir el discurso de odio; sirven como un arma para silenciar las voces disidentes como la mía y suprimir el pensamiento independiente. Y cuentan con toda la fuerza de los estados nacionales y sus servicios de inteligencia e incluso activos militares y paramilitares para llevar a cabo sus operaciones negras.

Los defensores de la libertad de expresión y las organizaciones de derechos civiles se han sumado al llamado para que se realice una investigación exhaustiva de los métodos, las fuentes de financiación y el papel del CCDH como herramienta para los intereses estatales y corporativos. La pregunta ahora es si las actividades del CCDH violan el derecho internacional o las leyes nacionales, como las que protegen contra la difamación y la vigilancia ilegal. Esta lucha no se trata sólo de mis experiencias personales; se trata del principio más amplio de proteger el libre flujo de información de actores encubiertos y maliciosos.

Mientras tanto, el CCDH y sus partidarios intentan justificar sus acciones como medidas necesarias para combatir el extremismo, pero este planteamiento sólo sirve para eludir su mala conducta y desviar las crecientes demandas de transparencia y rendición de cuentas.

Conclusión

Los vínculos del CCDH con el gobierno israelí y su red más amplia de financiadores de dinero negro revelan una realidad preocupante: las operaciones de influencia están socavando activamente la libertad de expresión y los valores democráticos. Para mí y para otros que han sido objeto de ataques, no se trata simplemente de una batalla abstracta sobre principios. Es una lucha profundamente personal con consecuencias reales para nuestros medios de vida, nuestra reputación y nuestra capacidad de hablar libremente.

La disposición del CCDH a operar en zonas grises desde el punto de vista legal y ético –o directamente a involucrarse en operaciones clandestinas– plantea preguntas urgentes sobre su responsabilidad. Estas revelaciones deben servir como una llamada de atención para los responsables de las políticas, los grupos de derechos civiles y el público. No podemos permitir que organizaciones como el CCDH sigan explotando el pretexto de combatir el discurso de odio para reprimir el disenso. Ahora es el momento de desmantelar estas estructuras peligrosas y exigir justicia, transparencia y rendición de cuentas en la era digital.


Notas al pie

1. El príncipe Harry y elCCDH a través de la Fundación Archewell

2. Memorándum sobre operaciones encubiertas del director ejecutivo del CCDH, Imran Ahmed

3. La operación de la OTAN contra Sayer Ji

4. Ataque a élites globales a través de ISD/Newsguard/CCDH

5. Acabar con la directiva de Musk sobre Twitter

Descargo de responsabilidad : este artículo no tiene como objetivo brindar asesoramiento, diagnóstico ni tratamiento médico. Las opiniones expresadas aquí no reflejan necesariamente las de GreenMedInfo o su personal.
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Conclusión

Los vínculos del CCDH con el gobierno israelí y su red más amplia de financiadores de dinero negro revelan una realidad preocupante: las operaciones de influencia están socavando activamente la libertad de expresión y los valores democráticos. Para mí y para otros que han sido objeto de ataques, no se trata simplemente de una batalla abstracta sobre principios. Es una lucha profundamente personal con consecuencias reales para nuestros medios de vida, nuestra reputación y nuestra capacidad de hablar libremente.

La disposición del CCDH a operar en zonas grises desde el punto de vista legal y ético –o directamente a involucrarse en operaciones clandestinas– plantea preguntas urgentes sobre su responsabilidad. Estas revelaciones deben servir como una llamada de atención para los responsables de las políticas, los grupos de derechos civiles y el público. No podemos permitir que organizaciones como el CCDH sigan explotando el pretexto de combatir el discurso de odio para reprimir el disenso. Ahora es el momento de desmantelar estas estructuras peligrosas y exigir justicia, transparencia y rendición de cuentas en la era digital.


 

By Saruman