Una carta que se dice escritaen 1871 predijo la Primera y la Segunda Guerra Mundial y afirma que habrá un tercer conflicto global.
Se dice que las predicciones fueron escritas por el oficial confederado y masón Albert Pike hace más de 150 años en su correspondencia con el italiano Giuseppe Mazzini, un revolucionario italiano.
Giuseppe Mazzini fue un líder revolucionario italiano a mediados del siglo XIX y también fue el director de los Illuminati.
Albert Pike era un Gran Maestro Ocultista Masón de grado 33 y creador de la Jurisdicción Sur de la Orden Masónica del Rito Escocés, además de un satanista.
Su carta a Mazzini estuvo expuesta en la Biblioteca del Museo Británico de Londres hasta 1977. Se ha afirmado que la carta se encuentra en la Biblioteca Británica de Londres. Sin embargo, la biblioteca británica niega que la carta exista.
Bibliotecapleyades.net informa: los siguientes extractos son aparentemente de la carta y muestran cómo se han planeado tres guerras mundiales durante muchas generaciones.
“La Primera Guerra Mundial debe ser provocada para permitir a los Illuminati derrocar el poder de los zares en Rusia y hacer de ese país una fortaleza del comunismo ateo. Las divergencias provocadas por los “agentur” (agentes) de los Illuminati entre los imperios británico y germánico serán utilizadas para fomentar esta guerra. Al final de la guerra, el comunismo será construido y utilizado para destruir a los demás gobiernos y debilitar las religiones”.
“La Segunda Guerra Mundial debe fomentarse aprovechando las diferencias entre fascistas y sionistas políticos. Esta guerra debe llevarse a cabo para que el nazismo sea destruido y que el sionismo político sea lo suficientemente fuerte como para instituir un Estado soberano de Israel en Palestina. Durante la Segunda Guerra Mundial, el comunismo internacional debe volverse lo suficientemente fuerte para equilibrar a la cristiandad, que luego sería restringida y controlada hasta el momento en que la necesitemos para el cataclismo social final”.
“La Tercera Guerra Mundial debe fomentarse aprovechando las diferencias provocadas por el “agentur” de los “Illuminati” entre los políticos sionistas y los líderes del mundo islámico. La guerra debe llevarse a cabo de tal manera que el Islam (el mundo árabe musulmán) y el sionismo político (el Estado de Israel) se destruyan mutuamente.
Mientras tanto, las otras naciones, una vez más divididas sobre esta cuestión, se verán obligadas a luchar hasta el completo agotamiento físico, moral, espiritual y económico… Desataremos a los nihilistas y a los ateos, y provocaremos un formidable cataclismo social que en todos los casos su horror mostrará claramente a las naciones el efecto del ateísmo absoluto, origen del salvajismo y de la más sangrienta agitación.
Entonces, en todas partes, los ciudadanos, obligados a defenderse contra la minoría mundial de revolucionarios, exterminarán a esos destructores de la civilización, y a la multitud, desilusionada del cristianismo, cuyos espíritus deístas quedarán desde ese momento sin brújula ni dirección, ansiosas de un ideal, pero sin saber dónde rendir su adoración, recibirán la verdadera luz mediante la manifestación universal de la pura doctrina de Lucifer, sacada finalmente a la luz pública.
Esta manifestación será el resultado del movimiento reaccionario general que seguirá a la destrucción del cristianismo y del ateísmo, ambos conquistados y exterminados al mismo tiempo”.