Investigaciones alertan cómo el aumento de las temperaturas producto de la quema de combustibles fósiles y otras actividades humanas han tenido efectos particularmente profundos en los polos, socavando seriamente regiones que alguna vez estuvieron bloqueadas por el hielo. El fenómeno se repite en el Ártico.

Durante los últimos días, se ha apreciado cómo la Antártica está recibiendo el verano con intensas olas de calor, las que afectan a casi todo el continente. En dicha zona se han percibido anomalías cálidas de hasta 10°C en el Polo Sur durante al menos una semana.

Según informó a través de su cuenta de Twitter el Grupo de Investigación Antártica de la Universidad de Santiago de Chile (Usach) “la situación de los próximos días contrasta con la que marcó el último invierno austral, en el que la temperatura estuvo debajo de lo normal en el interior del continente y muy por sobre valores típicos en la Península [Antártica]”.

En esa línea, aseguran los investigadores, este tipo de configuraciones (anomalías cálidas en el Polo Sur y anomalías frías en la Península Antártica, se ha hecho más frecuentes en las últimas décadas. En terreno, los dos equipos del Grupo de Investigación que se encuentran actualmente en el continente blanco han experimentado condiciones meteorológicas muy diferentes en los últimos días.

 

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"Anomalías cálidas de hasta 10°C en el PoloSur durante al menos una semana", reportan.

«Anomalías cálidas de hasta 10°C en el PoloSur durante al menos una semana», reportan.

“Cerca del Polo Sur han predominado desde noviembre las altas temperaturas relativas, mientras en la Península Antártica han predominado desde el mismo mes las temperaturas cercanas a las consideradas típicas”, reportaron.

En 2020, el centro ya había advertido sobre cómo el continente blanco registró su año más caluroso en 31 años, con temperaturas por sobre lo normal. Según la investigación, sobre la base de datos obtenidos en la Base Escudero de Instituto Antártico Chileno (Inach), en la isla Rey Jorge (zona norte del continente), el período enero-agosto de 2020 fue el tercero más cálido, solo superado por 1982 y 1989, con temperaturas máximas en promedio de más de un grado durante el invierno, respecto a valores considerados normales.

“Desafortunadamente estos eventos extremos no son inesperados. Nuestros estudios indican que la frecuencia e intensidad de las olas de calor irá al alza en la Antártica hasta que detengamos el calentamiento global”, apuntaron en la cuenta del Grupo.

Citando un artículo de Nature de octubre de este año, se explica que incluso en escenario de emisiones moderadas, las olas de calor serán más frecuentes, largas e intensas en la Antártica. Hasta fines de siglo, la frecuencia de estas olas podría duplicarse en Antártica Occidental y triplicarse al interior de Antártica Oriental.

 

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"Se prevé que los eventos de calentamiento se volverán más frecuentes y durarán más en la Antártida". Revista Nature en octubre de este año.

«Se prevé que los eventos de calentamiento se volverán más frecuentes y durarán más en la Antártida» Revista Nature en octubre de este año.

Escenario global

Un reciente artículo de The Washington Post publicado este martes titulado El cambio climático ha desestabilizado los polos de la Tierra, poniendo en peligro al resto del planeta describe cómo nuevas investigaciones muestran cómo el aumento de las temperaturas ha alterado de forma irreversible tanto el Ártico como la Antártica.

“La rápida transformación del Ártico y la Antártica crea un efecto dominó en todo el planeta. El nivel del mar aumentará, los patrones climáticos cambiarán y los ecosistemas se alterarán. A menos que la humanidad actúe rápidamente para frenar las emisiones, dicen los científicos, las mismas fuerzas que han desestabilizado los polos causarán estragos en el resto del mundo”, sostiene la publicación.

En la pieza periodística además científicos apuntan que aunque ningún lugar de la Tierra está cambiando tan rápido como el Ártico, el aumento de las temperaturas ya ha provocado un caos similar en climas más templados. El clima impredecible, los paisajes inestables y el colapso de los ecosistemas se están convirtiendo en hechos reales en las comunidades de todo el mundo.

“Las emisiones globales de gases de efecto invernadero están en camino de seguir aumentando. Los gobiernos y las empresas no han tomado las medidas necesarias para evitar un calentamiento catastrófico superior a 1,5 grados Celsius (2,7 grados Fahrenheit) por encima de los niveles preindustriales. Hay muchas razones para creer que la inestabilidad en los polos, y en todo el planeta, empeorará”, asegura el medio estadounidense.

Por su parte, el MIT Technology Review se enfocó en las corrientes oceánicas y cómo su comportamiento está influyendo en el sistema climático del planeta. En el artículo “Las corrientes vitales del Atlántico podrían colapsar. Los científicos se apresuran a comprender los peligros”, la revista se hace eco de una reciente investigación liderada por un grupo de científicos que colaboran a nivel internacional en un conglomerado llamado RAPID.

Así, explican, “las aguas se vuelven más frías y densas a medida que alcanzan las latitudes altas, lo que obliga a las corrientes a sumergirse millas por debajo de la superficie, extenderse hacia afuera y doblarse hacia el sur. Ese hundimiento del agua en las profundidades del océano ayuda a impulsar el sistema. El problema es que la circulación atlántica parece estar debilitándose, transportando menos agua y calor. Debido al cambio climático, las capas de hielo que se derriten están vertiendo agua dulce en el océano en las latitudes más altas, y las aguas superficiales retienen más calor. Las aguas más cálidas y frescas son menos densas y, por lo tanto, no son tan propensas a hundirse, lo que puede estar socavando una de las fuerzas impulsoras centrales de las corrientes”.