La Fundación Bill y Melinda Gates ha invertido millones de dólares en una empresa biotecnológica francesa que trabaja para reconstruir el sistema inmunológico de los pacientes con cáncer, mientras la élite mundial continúa dando grandes pasos en la turboeconomía del cáncer.
En diciembre, Pfizer hizo una apuesta de 43 mil millones de dólares a que los turbocánceres se convertirán en el área más rentable del tratamiento médico, conmocionando al mundo médico al adquirir Seagen, una pequeña compañía farmacéutica que trata el cáncer y que actualmente gana sólo 2 mil millones de dólares al año.
La nueva adquisición de Pfizer significa que podrán tratar siete de cada 10 de los principales cánceres de rápido crecimiento en el mundo. Nada mal para una empresa que busca acaparar el mercado tratando el mismo problema que está causando.
Ahora Gates, que tiene un largo historial de “predicción” de eventos catastróficos, ha seguido el ejemplo de Pfizer, invirtiendo millones en un “ensayo experimental sobre el cáncer” diseñado para “reconstruir sistemas inmunológicos”.
La Fundación Gates, que invirtió miles de millones en vacunas contra el Covid-19, ahora está utilizando parte de sus ganancias para invertir 5 millones de dólares en Smart Immune, una nueva empresa de biotecnología francesa.
Smart Immune utilizará los fondos de la Fundación Gates para llevar a cabo un ensayo experimental en etapa inicial de la tecnología en pacientes con cáncer, cuyo objetivo es reconstruir su sistema inmunológico después de la quimioterapia.
Smart Immune también recibió una subvención de 17,5 millones de dólares y una inversión de capital del Consejo Europeo de Innovación.
La directora ejecutiva, Karine Rossignol, dijo al Financial Times que Smart Immune ahora esperaba atraer más inversiones de las partes interesadas para seguir desarrollando su investigación.
“Nuestro trabajo para rearmar el sistema inmunológico de los pacientes es particularmente interesante para la salud global, ya que este concepto tiene aplicaciones más allá de la oncología y en enfermedades infecciosas como el VIH”, afirmó.
Entonces, ¿Que está pasando aquí?
En primer lugar, hay que reconocer que Gates (y Pfizer) son responsables de las vacunas de ARNm contra la COVID-19 que están provocando turbocánceres a tasas nunca antes vistas en la historia del mundo.
No es casualidad que tanto Pfizer como Gates estén dispuestos a apostar miles de millones de dólares a que el turbocáncer seguirá explotando a un ritmo exponencial en todo el mundo en los próximos años.