El diseño del Presidente hace pensar que no tiene en sus cálculos sacar a Jackson. Tampoco el ministro se ve muy animado en ayudar a su amigo y abandonar el gabinete. Así, tendremos una ordalía de críticas y acciones de la oposición alrededor de su nombre con los consiguientes costos.
El robo al Ministerio de Desarrollo Social, va a hacer que el gobierno pierda la agenda. Más allá si se resuelve prontamente (al cierre de esta columna habían aparecido ya los computadores y había una persona detenida), la serie de esquirlas que produce, cuando estaba bajando la carga comunicacional del tema fundaciones, encenderá la llama. La figura principal será el ministro Jackson. Hay que recordar que cuando se insinuó que estaba vinculado al fraude de las fundaciones, 4 ministros salieron a defenderlo.
Lo más probable es que sea un delito común, pero el error comunicacional de Jackson lo convirtió en un hecho político. A primera hora, el ministro al ser consultado por los medios, calificó el robo de “bastante sospechoso” dejando entrever que había intereses detrás. Personas cercanas al ministro, como la concejala RD Isidora Alcalde repitieron en redes sociales que tras este robo había una operación política. En la tarde la diputada Orsini repitió el mismo guion. Lo más probable es que no sea así. No es el primer caso de un robo con engaño, que probablemente debe tener algún grado de complicidad interno. Es la explicación más sencilla, y la tesis que hizo ver la fiscalía. Hay dos hechos que el ministro olvidó: el primero es que es el ministerio público el que hace las investigaciones de los delitos, y el segundo, un principio básico de la ingeniería conocido con la navaja de Ockham. Este plantea que, de todas las soluciones posibles, la más probable de ser correcta es la más sencilla.
Solo la vorágine de conspiraciones y un mal diseño comunicacional que el diario La Tercera atribuye al director de la Secom puede explicar que el ministro haya instalado a primera hora que existían sospechas. Esa frase fue venenosa, pues la interpretación hecha por matinales, memes e influyentes que es que el sospechoso era el mismo. Este error convirtió un hecho delictual en una crisis política, al estilo de la película “Quémese después de leer” de los hermanos Coen.
El episodio muestra el alto costo que tiene para el gobierno mantener al ministro Jackson. Después de su salida de la Segpres, sonaba muy razonable que el ex dirigente estudiantil aceptara la oferta de irse a estudiar economía con Mariana Mazzucato. Más allá de la larga lista de enemigos que ha cosechado, los méritos políticos de Jackson son incontrarrestables. Fue arquitecto del más sorprendente ascenso de una coalición en un tiempo muy corto. Fue una figura destacada en el Congreso y clave en la carrera presidencial de Boric. Solo un asunto de edad impidió que fuera él la alternativa.
Por tanto, una retirada a tiempo conservaba un capital político innegable y en unos años más podía tener un retorno pródigo. El deterioro al que se ha sometido, y que seguirá impide ese escenario. La lógica de todo el gobierno defendiendo a Jackson y en especial creyendo las teorías conspirativas que repiten sus partidarios en redes sociales es muy mal negocio.
El diseño del presidente hace pensar que no tiene en sus cálculos sacar a Jackson. Tampoco el ministro se ve muy animado en ayudar a su amigo y abandonar el gabinete. Así, tendremos una ordalía de críticas y acciones de la oposición alrededor de su nombre con los consiguientes costos.
Si el asunto hubiese sido tratado como un delito común, se habría ahorrado bastante problema.Es difícil de sostener que en los computadores podía haber información clave, pues todos los indicios muestran que los ladrones hicieron simplemente una recogida general como tantos otros robos de ese tipo. También el asunto habría quedado en manos del Ministerio Público, y el gobierno podía haber tomado un rol activo en investigaciones sumarias. La instalación de la sospecha como estrategia comunicacional era el peor de los bumerangs.
La crisis abre una pregunta incómoda sobre el viaje del Presidente. La oposición trató en sus inicios que no viajara, pese a los innegables beneficios que iba a traer para la imagen de Chile. No solamente la cumbre CELAC – UE donde el presidente jugó un rol audaz en el tema de Ucrania, sino por las reuniones en España, que incluyeron a Sánchez y al propio Rey Felipe. Pero a raíz de esta crisis , se podría pensar que la extensión a Suiza y Francia no era prudente para que así no estuviera tantos días fuera. No se veía muy bien que, en el medio de la crisis por el robo, el presidente estuviera en otra dimensión, haciendo bromas sobre Democracia Viva.