Resumen. El adelanto tecnológico propone nuevas
estrategias para resolver diversas dificultades, pero no
todos los problemas son tomados por igual. El
Transhumanismo considera que las biotecnologías
deben ser usadas para ofrecer una mejor calidad de vida
a la especie humana a partir del mejoramiento humano.
Esta idea también es adoptada por el arqueofuturismo,
un planteamiento del sector político conservador, pero
orientado al rescate de la tradición europea y su
población étnica. En el documento se expondrá el
origen del arqueofuturismo y lo compararemos con el
pensamiento Transhumanista y la Extrapolítica.
El siglo XXI en sus dos primeras décadas se muestra tan sorprendente como preocupante.
En lo cotidiano el adelanto tecnológico nos conecta en tiempo real con personas de otras latitudes y en lo técnico nos sorprende al brindarnos la posibilidad de que manipulemos estructuras moleculares y editemos nuestro propio genoma, entre muchas opciones más. Por otro lado, en las dos primeras décadas de haberse iniciado, preocupaciones porque grupos con intereses contrarios al desarrollo humano empleen estos adelantos para invadir la privacidad y actualizar modelos de gobierno totalitarios se han evidenciado.
No obstante ello, más allá de sus beneficios y riesgos, esta nueva América que son las
tecnologías avanzadas, no se hubiera concretado sin el potencial del mercado internacional
que ha generado mayor riqueza, mayor integración cultural e intercambio de conocimiento
científico al ampliar las fronteras de los que ahora se denominan ciudadanos del mundo.
Sin embargo, tal cual las tecnologías plantean nuevos riesgos, el mercado internacional promovido por el capitalismo ha suscitado diversas crisis para las que el mundo, quizás, no se hallaba preparado del todo. Es en este contexto que se erigen nuevas propuestas para el florecimiento de las sociedades, propuestas como el Transhumanismo y el Arqueofuturismo, así como nuevas expresiones políticas para ambas, la Extrapolítica y la Nueva Derecha o Cuarta Teoría Política respectivamente.
En este documento analizaremos el Arqueofuturismo de Guillaume Faye como una propuesta Transhumanista de la reacción conservadora, así como revisaremos rápidamente su relación con el planteamiento político del IET: la Extrapolítica.
El Arqueofuturismo
Guillaume Faye fue un escritor, pensador y periodista francés conocido por ser uno de los
principales pensadores del GRECE (Grupo de Investigación y Estudios para la Civilización
Europea), un movimiento político vinculado a la Nueva Derecha y a la Cuarta Teoría Política. En el año 1998 publicó un libro titulado “Arqueofuturismo” en el que proponía una visión más acorde a los tiempos para el desarrollo de la ND. Antes de abordar el Arqueofuturismo profundizaremos en las ideas de esta Nueva Derecha y su relación con la
Cuarta Teoría Política.
La Nueva Derecha (ND) es un movimiento intelectual que fue fundado por el filósofo francés Alain de Benoist en Francia en el año 1969 tras la reunión de diversos intelectuales y grupos de pensamiento común. El enfoque de la ND parte del análisis de las consecuencias de la globalización en la realidad europea. Entre las mayores preocupaciones del movimiento se hallan la desaparición de las etnias europeas, del modus vivendi propio de estas y como consecuencia de ello el olvido de las tradiciones o esencia europea.1
En resumidas cuentas la ND es un movimiento que bajo el amparo de la añoranza de una noción romántica de Nación, trascendencia, historia y grandeza de tiempos pasados refunda los ideales que le son característicos a la agrupación: el localismo (parcial), el etno-pluralismo, el neopaganismo y el europeísmo. Esta suma de ideales forma parte del bagaje con el que el movimiento pretende hacer frente a los ideales responsables del deterioro de Europa: la globalización, la ilustración, el humanismo y la modernidad.
En su cosmovisión Europa enfrenta una notable desaparición de la población originaria
producto del descenso de la natalidad de europeos étnicos y del mestizaje provocado por las migraciones masivas 2 (africanos, asiáticos, etc.). Como consecuencia, estos fenómenos amenazan con aniquilar aquella tradición y “espíritu” que el movimiento ha idealizado, al puro estilo de lo hecho por Mariátegui para con el Imperio Inca en el caso peruano3. Como se ha mencionado, parte de la responsabilidad la atribuyen a la globalización, la cual en sus formas cultural, financiera y social desataron el caos 4 . Fueron la internacionalización del mercado y la exportación de su idea de un hombre económico, destinado a producir y consumir, las que, por promover el consumismo desmesurado, permitir el mestizaje y proponer la homogenización planetaria, es decir, la desaparición de aquellas ricas y diferentes formas de ver el mundo 5 que son propias de cada etnia en su libre desarrollo social, y por ende, cultural, vulneraron a la sociedad europea.
Es así que, como contraparte a la globalización la Nueva Derecha propone como alternativa el localismo, mas no uno nacionalista sino un localismo ampliado, un localismo parcial que
salvaguarde los diferentes enfoques de la humanidad y permita el etno-pluralismo, es decir el derecho de cada comunidad étnica a organizarse y florecer sin perder su esencia ni ser víctima de la intromisión foránea en su desarrollo 6 . Producto de este razonamiento, el movimiento se ve obligado a proponer la evolución del concepto de Estado-Nación por el de Imperio, al que define como la unión de diferentes naciones, adscribiéndose así al europeísmo como su identidad fundante 7. Digamos que actualiza el slogan nacionalista que repetía “Francia para los franceses” por uno más inclusivo como “Europa para los europeos”.
Aunque la globalización juega un rol importante en la crisis europea, para la Nueva Derecha el origen de esta proviene de un mal camino tomado tiempo atrás: el haber adoptado y construido la sociedad a partir de los valores del individualismo y el igualitarismo modernos.
Para Benoist el individualismo nace de la secularización del principio cristiano de que todo
individuo tiene un alma a la cual se apela por medio de la introspección para comunicarse con Dios 8. Su consecuencia es el antropocentrismo, un ideal que desfiguró la tecnociencia al cosificar la naturaleza y explotarla, y que se camufló socialmente en las tiranías y gobiernos totalitarios de la modernidad 9 . Por otro lado, el igualitarismo o ideología del “igual”, en contra de la equidad que respeta la pluralidad, promovió en su forma moderna la homogenización a partir de un poder central en las sociedades totalitarias, mientras que en las sociedades postmodernas se tradujo en la mercantilización del mundo 10 que abrió las puertas para las “nefastas” migraciones.
Fue la ética humanista en su fundamentación cristiana la que parió la crisis Europea, por ende es la principal responsable del ocaso de su “espíritu”. Para resolver este problema la ND apela a una nueva ética: el neopaganismo. Por paganismo este movimiento propone un sentido moral que destierre las concepciones cristianas que frenan a la técnica, el monopolio de la creencia y apelen a las exigencias éticas de la visión amical entre los sistemas de valores de las religiones antiguas y la búsqueda de la excelencia propia 11 . De la importancia de teorizar políticamente estas ideas se propuso una Cuarta Teoría Política12, cuya principal consigna es la de motivar a las sociedades de distintas partes del mundo a organizarse en colectivos que “liberen” a sus comunidades de la influencia casi diabólica, o das Man, de la modernidad en aras de manifestar, hallar y recuperar su propia esencia o Dasein. Para ello deberán enfrentarse a la política en sus formas capitalistas, socialistas y fascistas 13.
Es de la ética de esta ND que surge la propuesta arqueofuturista. Para Faye, el arcaísmo no es un retorno al pasado, sino una revaloración actualizada de los principios milenarios de las sociedades humanas, principios que se oponen a las ideas promotoras de la decadencia de occidente14. Es decir, el arcaísmo, como una reconceptualización del neopaganismo, aleja los matices remanentes judeo-cristianos y la alienación de la práctica pagana para centrarse en abordar la poesía, la estética, la exaltación y la intuición como formas heroicas de un estilo de vida 15. Por ello Faye define el arqueofuturismo como un paganismo apolíneo y dionisíaco, pues crea un balance entre el deseo de cambio sin abandonar la estética ni la permanencia del orden humano16.
El arqueofuturismo consiste en crear un futuro tecno-científico a partir de las raíces del
arcaísmo. Parte de la idea locchiana de historia esférica la cual consiste en la repetición de los valores de un tiempo pasado en nuevos escenarios. Es así que la esencia arcaica manifestada por medio de los valores milenarios de cada sociedad, su estética y tradición, deberá ser quien resguarde el adelanto tecno-científico a fin de evitar un cambio por el cambio o la destrucción del ecosistema y de los valores mismos de la sociedad 17.
Es sobre su concepción del futuro y la crítica a la sacralización antropocentrista del
arqueofuturismo que centraremos nuestra atención. Para Faye, el adelanto tecnológico
permitirá obtener el mayor provecho sin ir en detrimento de la naturaleza misma. No
obstante, es gracias a su crítica al antropocentrismo que se fijará en el potencial de las
biotecnologías y procurará obtener el mayor provecho de estas, provecho que atentaría contra la que considera como moralidad moderna reinante y muy estrechamente vinculada a la crisis Europea.
Las biotecnologías son un conjunto de herramientas y técnicas que permiten la manipulación de organismos vivos y compuestos orgánicos con el propósito de crear nuevos bienes y servicios, o en términos no mercantiles, obtener nuevas configuraciones biológicas orientadas a resolver un problema o cumplir con un propósito específico.
Ejemplos de biotecnologías pueden ser tanto las vacunas, que son virus aislados y tratados para una vez inyectados en un individuo estimular las defensas que eviten su futuro contagio; así como técnicas más modernas como la ingeniería genética que permite la manipulación, edición, sustitución y eliminación de genes de un individuo. También se incluyen en este rubro las técnicas de reproducción asistida, clonación, cultivo celular y muchas más.
Los adelantos más sorprendentes en biotecnología se han dado a partir del siglo pasado tras el descubrimiento de las moléculas de ADN. Este potencial, de las biotecnologías, para manipular los comandos de la vida le ha valido críticas desde el sector conservador, ya sea por motivos religiosos 18, biotecnologías como mecanismos con los que el hombre pretende igualarse al creador o jugar a ser Dios, o antropocentristas 19 , herramientas deshumanizantes que desprecian la forma actual de la humanidad.
En ambos enfoques se manifiesta la ética cristiana, aquella que pese a los beneficios
potenciales de estas tecnologías, las condena. Una vez más el oscurantismo contraviene las
oportunidades de la ciencia y de la sociedad Europea para florecer y evitar el auge de su
demografía20. Por ello, la concepción arqueofuturista debe mostrar otro entendimiento de
estas. Basado en lo que denomina enfoque titánico, una visión centrada en el poder propia de la exaltación de los mitos de Hércules y de la Ilíada, el arqueofuturismo deifica al superhombre nietszcheano, elevando a los hombres al nivel de los dioses 21 , y se vuelve partidaria, permisible, promotora y tolerante de la ingeniería genética para el mejoramiento del patrimonio genético, la eugenesia positiva, la reproducción asistida, algunas formas de aborto 22, la clonación y las incubadoras artificiales (ectogénesis)23.
Consecuentemente, para el arqueofuturismo Fayeiano la creación de nuevas especies
humanas a partir de la técnica sintética es compatible con las visiones arcaicas, pues esta no ve artificialidad y deshumanización en ello, sino acepta que el surgimiento de nuevas especies humanas será producto de la misma naturaleza del hombre 24 . No obstante, la ética arqueofuturista no solo invita a la modificación genética del hombre25, sino que ve éticamente viable la clonación de individuos descerebrados para el suministro de órganos, como una solución al tráfico y a la escasez de donantes; así como la creación de híbridos humanosanimales 26.
Resulta interesante cómo el arqueofuturismo no solo deja abierta la posibilidad de incluir el
mejoramiento genético, la clonación humana y la hibridación, sino que las contempla como
parte de su proyecto tal cual puede entenderse de la lectura del capítulo sexto del libro
“Arqueofuturismo” y otros textos citados en este artículo. En dicha narrativa Faye describe una travesía en la sociedad arqueofuturista de la Federación Euro-Siberiana, una ficción en la que fue posible superar la modernidad a partir de la aplicación de los principios propuestos por la ND. En dicha sociedad brinda el ejemplo de los manipulatos biotrónicos, los cuales son “robots biológicos animales, híbridos genéticos de varias especies”
27, idea que vuelve a expresar en Sex and Deviance. Una vez más, en la crónica también muestra su simpatía porque el mejoramiento genético no se halle supeditado a la comercialización y a la mercantilización de las tecnologías de mejoramiento humano para beneficio de unos pocos con poder económico, sino que al no quedar al amparo del mercado se hallarán disponibles solo para la élite gubernamental 28 29.
Como conclusión, diríamos que el arqueofuturismo se enfrenta a la ética antropocéntrica
como una opción más racional que la ética cristiana, pero lo hace revalorando la estética del mito para ofrecer mejores oportunidades de desarrollo social para Europa. Gracias a la
exaltación de la figura de Prometeo y del Súperhombre le es lícito emplear las biotecnologías para usos que la moral cristiana tacharía de negativas o antinaturales.
Transhumanismo
El arqueofuturismo es adoptado por algunos cuadros de la ND y de la Cuarta Teoría Política; sin embargo, las ideas de superar la ética humanista antropocentrista y de emplear las biotecnologías en el hombre también son compartidas por el pensamiento Transhumanista.
El transhumanismo es un movimiento basado en la razón 30 que promueve tanto la
investigación como el desarrollo de nuevas tecnologías que permitan ampliar las
oportunidades de vida plena de todos los organismos, y principalmente del hombre.
El objetivo central del transhumanismo es el de dirigir la evolución de la especie humana a
partir de la aplicación directa de tecnologías avanzadas en el individuo humano 31 para superar las falencias y errores propios de la evolución natura l32. Adopta un enfoque que continúa los principios humanistas33 y, gracias a la razón y a la evidencia científica, les da la forma de un humanismo avanzado que ha superado el antropocentrismo y los dogmas contrarios al progreso científico 34. Debido a que se cimenta en la razón está ligado a las ciencias, sus modelos, sus técnicas y su filosofía 35, por lo tanto, es una propuesta consciente de los riesgos previos y posteriores de cualquier uso tecnológico 36.
El Transhumanismo gracias a su enfoque científico y al adelanto tecnológico avanzado
disponible, principalmente del conjunto de Nanotecnologías, Biotecnologías, Tecnologías de la Información y de las Ciencias Cognitivas, propone el mejoramiento humano (human
enhancement) como el camino racional para lograr mejores niveles de bienestar para la vida en todas sus formas. El mejoramiento humano es un proceso que no posee una sola forma, siendo algunas de las propuestas el mejoramiento genético, el uso de prótesis inteligentes, la ampliación de nuestras capacidades a partir de la convergencia entre la biología y la tecnología digital, la nanomedicina, la terapia genética, etc.
Un paralelismo
Es evidente la similitud y el paralelismo entre ambas escuelas de pensamiento, ya que las dos se apegan al empleo de la tecnología como expresión de la naturaleza humana, motivo por el que el mejoramiento humano del transhumanismo es también compartido por el
arqueofuturismo. El desligue o la distinción entre ambos inicia a partir de las razones que cada uno brinda para la superación de la visión antropocéntrica: el arqueofuturismo se erige a partir de la revaloración del arcaísmo y su importancia para redimir el daño provocado a la sociedad Europea; mientras que el transhumanismo supera al humanismo clásico por medio de la evaluación científica de la biósfera y de la naturaleza limitada del hombre, para continuar el progreso de la ilustración en formas más beneficiosas para todos.
La ética transhumanista es consciente del principio de que toda especie busca el placer y evita el dolor, así como es respetuosa de la libertad de los individuos siempre que su ejecución no provoque daños a terceros37. Por ello, propone el acceso a las tecnologías de mejora para todos los individuos humanos y no le asigna un propósito dogmático a la vida, sino que promueve la libre realización del individuo38; contrario a ello, el arqueofuturismo regido por el principio de no-igualdad ofrece el acceso a estas tecnologías a la élite, valiéndose así de una ética utilitaria y asignando un propósito de vida heroico y romántico a los hombres, propio de la revaloración del mito y de la tradición pagana sobre la que se erige, creando un restricciones en las formas de expresión humana (contraria al mestizaje y al intercambio cultural).
Es por ello que el arqueofuturismo entraría en el rubro de lo que el filósofo transhumanista
Max More cataloga como Transhumanismo Heroico o Nietszcheano 39, así como se identificaría con algunos de los principios raciales de la variante fascista del transhumanismo llamada Prometeísmo40. Empero, al poseer su propia cosmovisión, el Arqueofuturismo no sería otra cosa que un tipo de Transhumanismo perteneciente a la familia de las retropolíticas 41, propuestas que revaloran ideales contrarios al florecimiento de la especie humana como totalidad 42. El arqueofuturismo sería una retropolítica perteneciente a la Cuarta Teoría Política, a pesar de que se aleja de la crítica conservadora de la 4TP en la versión de Alexander Dugin, para quien: 1) el transhumanismo es la forma final del individualismo; y 2) el transhumanismo busca la deshumanización del hombre 43.
Extrapolítica y Arqueofuturismo
La Extrapolítica es una propuesta política transhumanista que evalúa la necesidad de enfrentar retos mundiales (contaminación, calentamiento global, pobreza, etc.) a partir de políticas mundiales, como lo propone Harari 44 , y de la instauración de un Estado científico. Es una propuesta consciente de la dinámica de la cultura y de la concepción de Nación como una arbitrariedad definida por un territorio, empero que rescata la variedad étnica propia del mundo y busca la integración de las comunidades en torno a la conclusión de que la humanidad es una misma especie y de que la cultura sigue un proceso de enriquecimiento continuo gracias a la comunicación, proceso que debe ser regido por el adelanto científico. Se podría definir como un proyecto hacia la consecución de una Sociedad Abierta 2.0 en que la democracia, la libertad y la razón han logrado instaurarse con madurez gracias al adelanto tecnológico.
Por el contrario, el arqueofuturismo es políticamente distinto a la extrapolítica porque refunda la visión proteccionista de etnia, de tradición y de cultura que considera bajo el peligro de desaparecer producto de ideales como la globalización, el individualismo, el humanismo de la Ilustración y otros valores contrarios a la noción romántica y no dinámica de tiempos pasados en que la comunicación y el intercambio cultural en tiempo real entre personas de territorios lejanos era una imposibilidad.
Tras todo lo expuesto parece que el conservadurismo en su forma de Arqueofuturismo ha
dado un gran paso al comprender que las naciones deben ser superadas por estructuras
políticas mayores y que la sacralización del hombre evita el progreso científico y social, no
obstante el ignorar que: 1) nada es estático y que las tradiciones culturales seguirán
enriqueciéndose más allá de las zonas continentales, y 2) el mestizaje ha existido siempre y lo seguirá haciendo, pues la especie humana es una sola y muchas sociedades se construyen así, incluso la Europa unificada en donde todos son diferentes etnias, lo coloca en una posición contraria al desarrollo de la sociedad humana. Para las divergencias culturales la solución no es la tolerancia inocente, sino la educación en torno a pilares científicos.
Por otro lado, de que la sociedad capitalista y la influencia de intereses no humanistas sino
nacionalistas y agendas imperialistas como las de Estados Unidos, China y Rusia tanto como la radicalización de tendencias (machismo, feminismo radical, fanatismo, etc.) representan problemas para el libre florecimiento de la humanidad en torno al conocimiento objetivo de la ciencia, es verdad. Por ello la Extrapolítica opta por crear un rumbo distinto a partir de las tecnologías a disposición siempre en aras de la defensa de los ideales de la Ilustración que han permitido el progreso en la sociedad 45 y consciente de que hace falta mucho para extender el bienestar logrado a toda la comunidad mundial.
Finalmente, diremos que el arqueofuturismo es una propuesta conservadora porque pretende rescatar etnias y tradiciones, así como es una propuesta transhumanista porque ampara el mejoramiento del hombre, pese a que lo restringe para una élite. No debe confundirse el conservadurismo del Arqueofuturismo con el conservadurismo Duginiano, pues mientras el primero lo adopta como un mecanismo al servicio de la restauración de la población étnica europea 46, el segundo reniega del transhumanismo, mas ambos promueven la protección de las tradiciones o valores propios de una cultura-etnia. De esto concluimos que existe un deslinde teórico entre quienes simpatizan con las ideas de Dugin y el Arqueofuturismo Fayeiano. Para quienes sigan a la Cuarta Teoría Política la contradicción se presenta entre simpatizar con la cuasi-religiosidad anti-transhumanista de Dugin o con el etnocentrismo Transhumanista de Faye, una contradicción no existente en la Extrapolítica debido a que esta vela por la humanidad como una misma especie.
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