Vino de paso a Chile, lo que le impidió volver al sur que adora y conoce al dedillo. Pero el tiempo le alcanzó para soltar sus ideas, que nunca dejan indiferente al oyente. Habló de la “derecha cavernaria” tal como Vargas Llosa, visitó a Matthei y le dejó un recadito a Kast. Pero no se pierde: la izquierda es su invariable punto en la mira.

Son dos Cayetanas, la que uno imagina que se va a encontrar y con la que se encuentra. Lo esperable es que la conversación sea con la diputada española del derechista Partido Popular que aparece en los reels y que tiene 200 mil seguidores, la que enfrenta debates durísimos sin pestañear, con frases afiladas, certeras y, muchas veces, con la dosis de agresividad que se ha acuñado en Las Cortes como moneda de curso habitual.

Pero por la puerta aparece otra persona, lo que confirma que a las redes hay que tenerles distancia. La Marquesa de Casa Fuerte, Cayetana Álvarez de Toledo, es española, francesa y argentina; es periodista y doctora en Historia por la Universidad de Oxford, y maneja la calma como un monje zen para soltar argumentos con la convicción y bravura de un toro suelto en las ferias.

-¿A qué otras cosas de tu vida le pones tanta pasión como le pones a la política, Cayetana?
-Tengo dos hijas, de 16 y 13 años. Ellas son mi otra gran pasión y vocación.

-La política es muy excluyente con la vida familiar. ¿Cómo lo llevas?
-El periodismo también, y como yo he sido periodista antes que política, he aprendido a abrirme hueco a machetazos para mis hijas y para mi familia.

-¿Y tus hijas llevan también esa pasión por la política en la sangre?
-Una sí y otra no. A la mayor le encanta la política, no quiere dedicarse, pero sabe mucho, sorprendentemente mucho. Lo oye en casa, pero tiene un talento natural. La pequeña es más literaria.

-¿Y tú, de dónde lo sacaste?
-Es una buena pregunta… no soy una política de esas que a los 5 años le preguntaban qué quería hacer de mayor y respondía “yo quiero ser primer ministro”. No. Fui llegando a la política un poco por azar…

-¿Y lo pasas bien en lo que haces?
-Hay momentos muy duros y difíciles, pero disfruto enormemente lo que hago. Nada me gusta más que subirme a la tribuna de un parlamento y mezclar ahí algunas de mis grandes pasiones: las palabras, el lenguaje, las ideas. Además, la pedagogía de la política, que es lo que me gusta a mí. Mezclar belleza y verdad es mi gran obsesión.

“Si yo osara llamarte miserable…”

“De figura menuda y esbelta. Distinguida en modales y en el vestir…” siento que mi libro escolar de lenguaje diría así al referirse a esta mujer de varios países, por ius sanguinis y ius solis, pero que pasó muchas vacaciones por el sur chileno en la juventud, y que por familia mantiene una casita en el borde costero, cerca de Puerto Montt.

-¿Logras hacer amigos en la política?
-Diré que algunos de mis más íntimos amigos vienen de la política.

-¿Y logras hacer amigos en los adversarios?
-Sí, también, pero es verdad que la conversación pública hoy está destruida, y esto que llamamos la polarización tiene efectos concretos. Y es que la conversación entre los distintos está arrasada. Antes, en el Parlamento, la conversación era mucho más fértil y fluida.

-Conversar con un adversario hoy puede ser leído como una traición. ¿Se requiere coraje, no?
-Públicamente hoy no se perdonan los “puentes”. Si hablas con el de enfrente eres colaboracionista, cuando no traidora.

-Pero eso es una pelotudez…
-Sí, claro. Cuando se instala en un país una estrategia deliberada de división y de exterminio moral del adversario, es decir, de expulsarlo del tablero político, entonces las relaciones empiezan a ser muy, muy difíciles. En España estamos exactamente en ese momento.

Cayetana cuenta como anécdota que un político socialista puso un tuit llamándola “miserable”, y a los pocos días se encontraron en una reunión. “¿Qué tal, cómo hemos pasado las navidades?”, le dijo. Como lo suyo no es dejar pasar ni una, lo enfrentó, pero su colega respondió ligeramente que “no, eso era en redes sociales, pero no…”.

-Yo no soy así. Si yo osara llamarte miserable, que me parece una barbaridad, luego entonces no te doy la mano como si fueras mi íntimo amigo. Aquí hay un problema de coherencia y casi de moral.

-¿Eso ocurre en todos los sectores, o no?
-Depende de cada país, pero en España claramente la izquierda ha resucitado una estrategia de guerra civil contra la otra mitad, porque el objetivo actual del gobierno es permanecer en el poder y liquidar la alternancia política. Como no pueden gobernar por adhesión, lo hacen por odio, necesitan que sus votantes, como no los quieren tanto ellos, odien lo suficientemente la alternativa para que les sigan votando.

Woke, Maga, Woke, Maga

De boca de Cayetana se escuchan calificativos temibles cuando habla del clima político de su país. Uno imagina una sociedad y una nación en fase terminal. Habla de “democracia fallida” y cosas por el estilo, términos que traen más a la memoria Haití que España.

No calza tu descripción con el país próspero que se conoce y se ve.
-Eso es engañoso, la economía suele tener una inercia propia que acaba pagando la factura de la destrucción institucional con algunos años de retraso. Entonces tienes países que parece que todavía funcionan, pero luego empiezan a colapsar. Tenemos que adelantarnos a eso. En segundo lugar, España es un país que no ha hecho en años una profunda reforma económica, de las muchas que necesita.

Volviendo a tu pasión en el discurso y en las formas, muchos te sitúan en Vox, sin saber que has sido blanco de críticas muy duras de ese partido de derecha extrema. ¿Por qué prefieres el PP y no Vox, siendo una mujer de derecha?
-Yo no soy nacionalista. Vox es un partido nacionalista para empezar a hablar.

-¿Vox le hace daño a las ideas de derecha?
-Las encuestas están dando a las dos derechas juntas más votos que nunca. Vox en su origen es una escisión del PP, pero acaba evolucionando a una fuerza distinta y captando votos en zonas que no eran tradicionalmente de la derecha, como sectores obreros. Si votáramos mañana, habría probablemente 200 escaños de la derecha, de los 350. Y esas son cifras siderales, es una derechización del electorado muy amplia.

-Eso en votos, pero en el ideario ¿Vox no contamina a la derecha?
-No, no me contaminan porque yo tengo mis ideas, que a veces no son las mismas que Vox.

Cayetana quiere ir más allá y explicar el fenómeno de Vox y sus similares en el mundo, y en una síntesis habla del triunfo del orden liberal con la caída del Muro y un repliegue de la izquierda que encuentra nuevas banderas “y empieza todo el movimiento woke, que lleva a la cancelación porque no se puede aceptar ninguna crítica a ese colectivo presuntamente víctima. Esa ha sido la operación de la izquierda”.

-Pero eso ha provocado una reacción en sentido opuesto.
-Claro, y ese péndulo no se queda en el sitio de la razón. De la respuesta ilustrada, liberal, se pasa a un nacionalismo identitario de sentido contrario. Entonces el movimiento pendular es Woke, Maga, Woke, Maga. Y mientras el mundo liberal no tenga las ideas claras va a seguir viendo el péndulo pasar.

-¿Qué evaluación haces de otras variantes a la derecha en el mundo, como Milei, que es tu país también? (hablamos antes de las últimas elecciones)
-Milei tiene un mérito: está haciendo un esfuerzo sobrehumano para ordenar la economía argentina después de años de peronismo, de un populismo devastador, pero en la parte política no está haciendo el trabajo de protección y fortalecimiento de las instituciones, manteniendo abierta la “grieta” y tachando a quienes nos importan las instituciones de “ñoños republicanos”. Me gustaría que también defendiera la libertad política.

-¿Y Bukele, que pese a no ser originalmente de derecha genera gran entusiasmo en la gente de derecha y en Chile en particular?
-Esa es una señal de lo grave que es el problema de seguridad en Chile. ¿Qué ha pasado que los chilenos estén deseando un presidente que te dice “ok, yo te voy a asegurar tu protección a cambio de que tú me entregues una parte de tu libertad”? Me gustaría decirle a Bukele: tú me vas a poner orden en El Salvador, pero no lo hagas a costa de las libertades públicas, y desde luego no a costa de permanecer en el poder.

-Ya comienza a mostrar otra cara Bukele…
-El poder aspira a tener más poder, y la democracia liberal es el límite al poder, son los contrapesos para asegurarse de que la libertad sigue viva.

-¿Meloni en Italia, a qué se parece?
-Es muy distinta, empezó como candidata mucho más populista, más frívola, y está resultando tener una gran solidez política e incluso intelectual. En temas migratorios es la que ha mostrado el equilibrio más inteligente de firmeza y humanidad.

-En Chile te vimos saludar a Matthei. ¿Crees que es mejor alternativa que Kast?
-Yo no voy a decirle a los chilenos lo que es mejor…

-Pero te sacaste fotos con Matthei y no has visitado a Kast.
-Con Kast no tengo relación. Lo conocí en Buenos Aires brevemente y me pareció muy cordial. No soy quién para darle consejos, pero es una pena que se limiten a una relación con Vox como interlocutor único en España. Tenemos que dialogar todos.

-¿El discurso de seguridad a cambio de libertades ¿te suena al discurso de Kast?
-Creo que no. Te voy a ser sincera: no conozco los detalles, pero si me preguntas si tiene pinta de ser un déspota y autoritario, no.

-Tu amigo Mario Vargas Llosa hace unos años habló aquí de la “derecha cavernaria” y generó gran revuelo. ¿Existe esa derecha?
-Sí, seguro que existe, y también una izquierda cavernaria… el problema es que en España tenemos una izquierda filoterrorista y separatista. A mí me fascina la enorme preocupación de tanta gente con la derecha cavernaria, pero no son capaces de ver a la izquierda troglodita que tienen enfrente.

-La derecha y la izquierda más moderadas, ¿fallan al mostrar menos sentido de urgencia frente a las soluciones que exige el electorado?
-Es peor. Es falta de convicción y de claridad. Los movimientos extremos han surgido porque muchas veces ha fallado el mainstream. La etiqueta de moderado o duro siempre me ha parecido una trampa de la izquierda, que te llaman moderado o duro en función de sus intereses. A mí siempre me han llamado dura y me da absolutamente igual. Yo creo que no se puede ser “moderadamente demócrata”, ni “moderadamente libre”.

-¿No les ha faltado urgencia, planteando siempre soluciones graduales?
-El problema es previo. Nuestro espacio, el espacio liberal, durante muchos años se ha replegado y no ha tenido la claridad, la convicción y el coraje para enfrentar determinados debates, no solamente culturales, sino sociales y económicos básicos. Esa falta de coraje y convicción ha dejado a muchos huérfanos, y cuando ha llegado alguien que le ha dicho, “no te preocupes, yo sí te lo resuelvo y en dos minutos”, se han ido con ellos por ofertas a veces ficticias, utópicas, drásticas y expeditivas, que a veces pasan por encima del estado derecho.

-¿Aspiras a ser Presidenta de España?
-No.

-¿No sería raro ni poco probable que te tocara?
-Sería muy improbable, por infinitos motivos. Yo creo que uno vale por unas cosas y no para otras y esa no es mi ambición ni mi aspiración.

-¿Si te toca, lo asumes?
-Esas cosas no “tocan”. No creo que vaya a ser presidente del gobierno español.

Ensimismados en debates identitarios

-Un importante historiador e intelectual de derecha chilena, Gonzalo Vial, escribió sobre su sector, a fines de los 80, que una de las características es la “indefinición, y por ende la debilidad en la defensa de los principios”. ¿Coincides en algo de eso?
-La derecha chilena y la española han sufrido ese problema muchas veces. La derecha dejó de hacer política y se dedicó a la tecnocracia, pensando que la política era un trabajo sucio, y se lo dejó a la izquierda. La derecha dijo que los seres humanos en el fondo son materialistas y solo les importan los bolsillos, sin darse cuenta de que somos animales morales, nos importan las ideas, los principios, los ideales. La derecha ha tenido un gran problema de claudicación en sus convicciones y de cobardía. Yo llevo muchos años animando a la derecha a despertarse, a generar una derecha racional, combativa, un liberalismo que de la batalla cultural sin complejo alguno.

-Vial añadió que “la debilidad de la derecha en materia de principios doctrinarios se debe al papel que asumió desde el comienzo: defensora de los intereses de un sector social…”.
-No estoy de acuerdo, en mi opinión es un complejo absurdo, heredado, asumir que el relato de la izquierda sobre la derecha es cierto. Eso es falso. Las ideas de libertad son las que más han generado prosperidad, clases medias y han sacado a los seres humanos de la pobreza a lo largo de las décadas. Asumir que somos simplemente portavoces de una élite o una casta es una gran mentira.

-En el éxito de las derechas hay una oportunidad en la batalla cultural. ¿Crees que están en condición de aprovechar esa oportunidad?
-Creo que no estamos aprovechando este momento para dar una respuesta inteligente, racional, ilustrada y moderna a este movimiento pendular. No podemos pasar de un feminismo radical absurdo en el mundo woke a una especie de concepción de los años 40 o 50 de la familia.

-Hay quienes ven esa lógica de lo identitario como fruto del individualismo que da el sistema económico liberal. ¿Haces algún link?
-No sé, creo que tiene más que ver con el enorme travestismo político de la izquierda y su enorme capacidad para levantar banderas. El victimismo es una pulsión poderosísima.

-¿Hablar más de dolores que de oportunidades?
-Los derechos infinitos, los dolores, son culpa de otro. Entonces yo te protejo en el colectivo, y te doy toda clase de subvenciones y atajos.

-¿Cómo imaginas la democracia en 50 años?
-Yo no veo alternativa posible a la democracia liberal.

-¿Has pensado qué será de la política en la era de la IA?
-Claro… pero nadie está pensando en eso. En España estamos expulsando la inteligencia de la política y despreciando la Inteligencia Artificial. Es una doble maniobra suicida. La política la estamos dejando en manos de los peores y está quedando de espaldas a la IA. Estamos ensimismados en debates identitarios y no vemos una revolución que va a sacudir los cimientos en todo.

Por Saruman

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YEHUDA HISS, GUARDIÁN DE LA MORGUE Quizás uno de los casos de robo de órganos más prolongados y de mayor nivel —y que involucra órganos palestinos e israelíes— concierne a un funcionario extraordinariamente alto: el Dr. Yehuda Hiss, jefe de patología de Israel y, desde 1988 hasta 2004, director de la morgue estatal israelí, el Instituto L. Greenberg de Medicina Forense en Abu Kabir. Un primer indicio de irregularidades salió a la luz en 1998 y se refería a un escocés llamado Alisdair Sinclair, que había muerto en circunstancias dudosas después de ser detenido en el aeropuerto Ben-Gurion de Israel. Según la versión israelí, publicada por la revista Jerusalem Report, Sinclair confesó haber transportado drogas, aunque no se encontraron, a pesar de que tenía en su poder 9.000 marcos alemanes (5.000 dólares). La policía afirma que luego se ahorcó atando los cordones de sus zapatos y su camiseta a una barra de toallas a un metro del suelo y colocándose la soga improvisada alrededor del cuello. Desde una posición de cuclillas, según el relato policial, se dejó caer repetidamente con todo su peso, asfixiándose. Sinclair no falleció, y los médicos lograron reanimarlo. Fue trasladado a un hospital donde, según el reportaje de la revista, el subdirector, el Dr. Yigal Halperin, declaró que Sinclair «había sufrido daño cerebral irreversible y que los médicos poco podían hacer por él». Abandonado en un rincón de urgencias, falleció a las 19:00 horas. [Se desconoce si estuvo conectado a un respirador artificial]. Su cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Forense de Abu Kabir para la autopsia. Posteriormente, las autoridades israelíes localizaron a la familia de Sinclair y les dieron tres semanas para disponer del cuerpo. Sugirieron que lo enterraran en un cementerio cristiano en Israel, señalando que esto costaría un tercio del precio del traslado del cuerpo a Escocia. Sin embargo, la afligida familia reunió el dinero necesario para repatriarlo. Se realizó una segunda autopsia en la Universidad de Glasgow, donde se descubrió que faltaban el corazón de Sinclair y el hueso hioides, ubicado en la garganta. La Embajada Británica presentó una queja ante Israel, y se envió un corazón a Escocia. Según el Jerusalem Report, la familia «quería que el Instituto Forense financiara una prueba de ADN para confirmar que el corazón pertenecía a su hermano, pero el director del Instituto, el profesor Jehuda Hiss, se negó, alegando el costo prohibitivo». A pesar de la protesta del gobierno británico, Israel se negó a entregar los resultados de la autopsia de Hiss ni el informe policial. Según el gobierno británico y un reportaje de la prensa israelí, alrededor de la fecha de la muerte de Sinclair, un médico del Hospital Ichilov de Tel Aviv solicitó un hueso hioides para investigación y, finalmente, recibió una factura por los gastos de envío. Israel retuvo los 5000 dólares de Sinclair. A lo largo de los años, Hiss y el Instituto Abu Kabir de Medicina Forense siguieron siendo acusados ​​de tráfico de órganos. En el año 2000, el periódico israelí Yediot Ahronot publicó un reportaje de investigación que alegaba que Hiss extraía órganos sin permiso y luego rellenaba los huecos de los cuerpos con palos de escoba y algodón antes del entierro. El reportaje afirmaba que, bajo la dirección de Hiss, el instituto había estado involucrado en la venta de órganos —piernas, muslos, ovarios, mamas y testículos—, supuestamente a instituciones médicas. En 2001, un juez de distrito determinó que el Instituto había realizado cientos de autopsias y extraído partes de cuerpos sin el consentimiento de las familias, y en ocasiones contraviniendo directamente sus deseos expresos. Un informe describió un «museo de cráneos» en el instituto. Sin embargo, se hicieron pocas cosas y las quejas continuaron. Finalmente, en 2004, el ministro de salud israelí le retiró a Hiss la dirección de la morgue. No obstante, Hiss conservó su puesto como jefe de patología de Israel, cargo que, al parecer, sigue ocupando hasta el día de hoy. Hiss también había estado vinculado a dos escándalos nacionales anteriores, ambos con la posible implicación de personas poderosas en Israel, lo que podría explicar su larga permanencia en el sistema médico israelí a pesar de los años de irregularidades demostradas. La primera controversia giró en torno al “Caso de los Niños Yemeníes”, una situación que, en gran medida, se remonta a principios de la década de 1950, en la que mil bebés y niños pequeños, hijos de inmigrantes recientes en Israel, habían “desaparecido”. Cuando los inmigrantes llegaron como parte del programa israelí de «reunión de los exiliados», los bebés fueron separados inmediatamente de sus madres y llevados a orfanatos. Muchos fueron hospitalizados por diversas enfermedades y cientos murieron; las muertes se produjeron en tal cantidad que se anunciaron por megafonía. Los padres, desconsolados, a menudo nunca veían el cuerpo ni recibían un certificado de defunción, y crecían las sospechas de que no todos habían fallecido; se creía que algunos habían sido «entregados» a padres asquenazíes. Un autor escribe: «Era un hecho bien conocido dentro de la comunidad judía de Estados Unidos que si una familia deseaba un hijo, podía acudir a [los intermediarios de bebés, ambos rabinos] y simplemente pagar la tarifa correspondiente». Algunos investigadores israelíes han encontrado pruebas considerables que respaldan estas acusaciones, así como indicios de complicidad en múltiples niveles de la estructura de poder. De hecho, un investigador afirma: «Personas en posiciones de poder en el momento de la fundación del Estado de Israel se beneficiaron del secuestro y la venta de niños de familias inmigrantes pobres». La conexión de Hiss se produce en 1997, cuando Israel finalmente formó un comité para investigar la desaparición de niños yemenitas y otros niños judíos en los años 1948-1954. Entre los que testificaron ante este comité se encontraba una mujer de California que había venido a Israel en busca de su madre biológica y, según las pruebas de ADN realizadas por un genetista de la Universidad Hebrea, la había encontrado. El comité exigió que se realizara otra prueba de ADN en el Instituto Forense Abu Kabir. Tal como al menos un observador predijo, la prueba de Hiss dio negativo y, supuestamente, el gobierno fue exonerado, a pesar de que el genetista que había realizado las primeras pruebas defendió sus resultados. Hiss también figura en algunas teorías conspirativas sobre el asesinato en 1995 del primer ministro Yitzhak Rabin, quien había iniciado un proceso de paz con los palestinos. En marzo de 1999, un grupo de académicos presentó conclusiones que alegaban que Hiss había presentado pruebas falsas ante la comisión que investigó el asesinato. VÍCTIMAS PALESTINAS Los israelíes también han atacado a los palestinos, una población particularmente vulnerable en numerosos aspectos. En su testimonio ante el subcomité del Congreso, Scheper-Hughes informó que, antes de mudarse al extranjero, el jefe de trasplantes de un hospital israelí, Zaki Shapira, había encontrado vendedores de riñones “entre trabajadores palestinos necesitados en Gaza y Cisjordania”. Dijo que “un comité de ética le llamó la atención” y que trasladó su práctica al extranjero. Durante décadas, numerosos palestinos y otros han acusado a Israel de extraer partes del cuerpo de palestinos a los que habían herido o matado. En su testimonio ante el subcomité, Scheper-Hughes declaró que hacia el final del período del apartheid en Sudáfrica, “grupos de derechos humanos en Cisjordania se quejaron ante mí del robo de tejidos y órganos de palestinos asesinados por patólogos israelíes en el instituto médico legal nacional israelí en Tel Aviv”. Un artículo de Mary Barrett publicado en el Washington Report on Middle East Affairs (véase «Autopsias y ejecuciones», Washington Report on Middle East Affairs, abril de 1990, pág. 21) informaba de «una ansiedad generalizada por el robo de órganos que se ha apoderado de Gaza y Cisjordania desde que comenzó la intifada en diciembre de 1987». Barrett cita a un médico forense: «Hay indicios de que, por una razón u otra, se extrajeron órganos, especialmente ojos y riñones, de los cuerpos durante el primer año o año y medio. Hubo demasiados informes de personas creíbles como para que no ocurriera nada. Si alguien recibe un disparo en la cabeza y llega a casa en una bolsa de plástico sin órganos internos, ¿qué pensará la gente?». Un reportaje de IRNA de 2002 informó que tres niños palestinos de entre 14 y 15 años habían sido asesinados por las fuerzas israelíes el 30 de diciembre, y que sus cuerpos finalmente fueron devueltos para su entierro el 6 de enero. Según el informe: «poco antes del entierro, las autoridades médicas palestinas examinaron los cuerpos y descubrieron que les faltaban los principales órganos vitales». En una entrevista en Al Jazeera, el presidente Yasser Arafat mostró fotos de los niños y dijo: “Asesinan a nuestros hijos y usan sus órganos como repuestos”. El periodista Khalid Amayreh, que recientemente investigó más a fondo este tema, descubrió que «varios palestinos más ofrecieron un relato similar, describiendo cómo recibieron los cuerpos de sus familiares asesinados, en su mayoría hombres de poco más de veinte años, a quienes las autoridades israelíes les habían extraído órganos vitales ». Israel ha calificado sistemáticamente esas acusaciones de “antisemitas”, y numerosos periodistas las han descartado como exageraciones. Sin embargo, según la revista proisraelí Forward, la veracidad de estas acusaciones fue, de hecho, confirmada por una investigación del gobierno israelí hace varios años. En un artículo reciente que criticaba el artículo sueco, el Forward confirmó su punto principal: que Israel se había estado apropiando de partes de cuerpos de palestinos asesinados. El artículo del Forward informaba que una de las investigaciones gubernamentales sobre Hiss había revelado que «parecía considerar que cualquier cuerpo que llegaba a su morgue, ya fuera israelí o palestino, era un objetivo legítimo para la extracción de órganos». A lo largo de los años, un gran número de cadáveres palestinos han terminado en la morgue israelí. En numerosos casos, las fuerzas de ocupación israelíes se han hecho cargo de palestinos heridos o muertos. A veces, sus cuerpos nunca son devueltos a sus familias, que sufren en duelo; las ONG palestinas afirman que existen al menos 250 casos similares. En otros casos, los cuerpos han sido devueltos a las familias días después, con toscas incisiones desde el ombligo hasta la barbilla. En muchas ocasiones, soldados israelíes han entregado los cuerpos entrada la noche y han exigido a las familias en duelo que entierren a sus hijos, esposos y hermanos de inmediato, bajo custodia militar israelí, a veces con el suministro eléctrico cortado. En 2005, un soldado israelí describió a un médico militar que impartía «lecciones de anatomía a los sanitarios» utilizando los cuerpos de palestinos muertos a manos de las fuerzas israelíes. Según informa Haaretz: «El soldado declaró que el cuerpo del palestino estaba acribillado a balazos y que algunos de sus órganos internos se habían salido. El médico certificó su muerte y luego, según el soldado, “sacó un cuchillo y empezó a cortar partes del cuerpo”». «Nos explicó las distintas partes: la membrana que recubre los pulmones, las capas de la piel, el hígado, cosas así», continuó el soldado. «No dije nada porque aún era nuevo en el ejército. Dos de los médicos se apartaron y uno de ellos vomitó. Todo se hizo con mucha brutalidad. Fue un auténtico desprecio por el cuerpo». Si bien la mayoría de las investigaciones israelíes sobre el robo de órganos han ignorado en gran medida el componente palestino, se conocen una serie de hechos significativos: –Durante años de un sistema asombrosamente laxo, se extraían órganos palestinos en el que el jefe de patología extraía ilícitamente partes del cuerpo en la morgue nacional y las intercambiaba por dinero. Los palestinos de Cisjordania y Gaza son, en gran medida, una población cautiva. Numerosos informes de prestigiosas organizaciones israelíes e internacionales han documentado una situación en la que los palestinos tienen escasos o nulos derechos reales; las fuerzas israelíes han asesinado a civiles con impunidad, han encarcelado a un gran número de personas sin juicio previo y han abusado sistemáticamente de los prisioneros. Las autoridades israelíes han realizado numerosas autopsias a palestinos sin el consentimiento de sus familias, sin la más mínima transparencia pública y, al parecer, sin los informes correspondientes. Por ejemplo, a las familias de quienes fueron llevados con vida no se les proporciona un informe médico que indique la hora y la causa de la muerte. Un número significativo de israelíes, incluyendo oficiales militares y ministros gubernamentales, sostienen posturas supremacistas extremistas relacionadas con la extracción de órganos. En 1996, Jewish Week informó que el rabino Yitzhak Ginsburgh, líder de la secta Lubavitch del judaísmo y decano de una escuela judía religiosa en un asentamiento de Cisjordania, declaró: «Si un judío necesita un hígado, ¿se le puede extraer el hígado a un no judío inocente que pase por allí para salvarlo? Probablemente la Torá lo permitiría». Ginsburgh añadió: «La vida judía tiene un valor infinito. Hay algo infinitamente más sagrado y único en la vida judía que en la vida no judía». [The Jewish Week, 26 de abril de 1996, págs. 12, 31] Si bien la mayoría de los israelíes podrían repudiar tales creencias, el rabino Moshe Greenberg, un erudito israelí sobre las perspectivas escriturales judías acerca del racismo y el chovinismo étnico, ha dicho: “Lo triste es que estas afirmaciones están en nuestros libros”. Greenberg, que era profesor en la Universidad Hebrea, señaló que esos textos talmúdicos eran “puramente teóricos” en el momento de su redacción, porque los judíos no tenían el poder para llevarlos a cabo. Ahora, sin embargo, señaló, “se han trasladado a circunstancias en las que los judíos tienen un Estado y están empoderados”. Aunque es imposible saber si algún israelí ha actuado alguna vez amparándose en tal permiso religioso para matar a un no judío con el fin de proporcionar partes de su cuerpo a judíos, algunos observadores han considerado esta posibilidad. La Dra. A. Clare Brandabur, una distinguida académica estadounidense que ha vivido y viajado extensamente por Palestina, escribe que la información publicada en el artículo sueco “coincide con los informes de palestinos en Gaza que escuché durante la primera intifada”. Ella comenta: «Cuando entrevisté al Dr. Haidar Abdul Shafi, jefe de la Media Luna Roja en Gaza, le mencioné los informes de tiroteos contra niños palestinos en momentos en que no había enfrentamientos en curso: un niño de 6 años que entraba solo al patio de su escuela por la mañana con su mochila a la espalda. Los soldados secuestraron al niño herido a punta de pistola, y luego su cuerpo fue devuelto unos días después tras haber sido sometido a una “autopsia” en el Hospital Abu Kabir». Ella dice: «Le pregunté al Dr. Shafi si había considerado la posibilidad de que estos asesinatos se estuvieran cometiendo para el trasplante de órganos, ya que (como señala Israel Shahak en Historia judía, religión judía), no está permitido extraer órganos judíos para salvar una vida judía, pero sí está permitido extraer órganos de no judíos para salvar vidas judías. El Dr. Shafi dijo que había sospechado tales cosas, pero como no tenían acceso a los registros del Hospital Abu Kabir, no había manera de verificar estas sospechas». Scheper-Hughes, en su testimonio ante el Congreso, describe el peligro de “obtener órganos por cualquier medio posible, incluyendo (según me dijo un médico atormentado por la culpa) la inducción química de los signos de muerte cerebral en pacientes moribundos sin recursos y con acceso a un mínimo de apoyo social o vigilancia familiar”. Independientemente de que alguna vez haya habido asesinatos motivados por la extracción de órganos en Israel, como parece que ha ocurrido en otros lugares, numerosos grupos de todo el mundo están instando a que se lleve a cabo una investigación internacional sobre el manejo que Israel ha dado a los cuerpos palestinos bajo su custodia. Sin embargo, el gobierno israelí y sus influyentes aliados en el extranjero, que suelen bloquear las investigaciones sobre las acciones israelíes, están haciendo todo lo posible para impedir esta. Se han presentado varias demandas contra el periódico sueco; la más importante, interpuesta por el abogado israelí y oficial de las FDI Guy Ophir, quien presentó una demanda por 7,5 millones de dólares en Nueva York contra el periódico y Bostrom. Ophir declaró que Israel debe «silenciar al periodista y al periódico». Las investigaciones internacionales, por supuesto, tienen dos resultados: los inocentes quedan absueltos y los culpables son descubiertos. Está claro en qué categoría cree Israel que encaja.