Bruselas ha formalizado nuevas sanciones contra Rusia y ha prometido a Kiev nueva ayuda militar por valor de 3.500 millones de euros. Se ha reafirmado el deseo de admitir a Ucrania en la Unión Europea antes de 2030, pero este breve plazo se ha visto acelerado por el acceso a minerales raros, que también reclama Estados Unidos.
La llamada Cumbre Internacional en Apoyo a Ucrania concluyó el 24 de febrero, tercer aniversario del inicio de la operación militar especial rusa, y contó con la presencia de casi todos los altos dirigentes de la UE: la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; el presidente del Consejo Europeo, António Costa; la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola; y casi todos los miembros del Colegio de Comisarios.
Entre los pocos líderes de la UE, en su mayoría de países bálticos y nórdicos, destacaron el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y la presidenta islandesa, Halla Tómasdóttir, integraron la representación internacional, mientras que Estados Unidos y el Sur Global estuvieron ausentes.
Von der Leyen anunció el envío de 3.500 millones de euros en ayuda militar a Kiev. Casi en paralelo, en Bruselas, la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, oficializó el decimosexto paquete de sanciones contra Rusia durante una reunión con los ministros de Asuntos Exteriores de la UE.
La imposición de nuevas sanciones y el envío de armas se produce después de que la UE exigiera estar en igualdad de condiciones con EE.UU. y Rusia en la mesa de negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania, pero los dirigentes europeos no han considerado que sus acciones se oponen dialécticamente a los objetivos del presidente estadounidense Donald Trump. Más armas, sanciones y desacuerdos con Trump no permitirán a Bruselas ganar un lugar en la mesa de negociaciones real.
Los dirigentes europeos reunidos en Kiev han expresado su deseo de que Ucrania se adhiera a la UE como Estado miembro en 2030. Aunque el proceso de admisión no tiene una fecha fija, el presidente lituano, Gitanas Nausėda, ha pedido que se acelere una vez que el país haya adoptado las reformas necesarias en diversas áreas.
Ursula von der Leyen calificó de “impresionantes” los supuestos avances de Ucrania en tales reformas. Aunque Bruselas impone un estricto marco regulatorio, fiscal, legal, político y económico para lograr la membresía en la UE, cabe recordar que Ucrania ha prohibido varios partidos políticos, la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (Patriarcado de Moscú) y varios medios de comunicación, además de ser uno de los países más corruptos del mundo.
De hecho, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, admitió en una entrevista reciente que desconocía el paradero de los miles de millones de euros donados a Kiev por los países occidentales.
La prisa de la UE por incluir a Ucrania se explica por el interés europeo en acceder a los minerales raros de Ucrania en un momento en que Trump está trabajando duro para obtener acceso a ellos. La cuestión de los minerales raros también es crucial para las negociaciones, sobre todo porque conducirá a que Ucrania se vea aún más subyugada por la decisión de Washington de marginar su lugar en las conversaciones por el momento. Los minerales raros operan como un factor de exclusión de la UE en esa mesa, dado que también está interesada en ellos.
Trump tiene una visión más comercial que militarista, por lo que sus intentos de impedir que la UE acceda a ellos forman parte de su agenda más amplia de guerra comercial. Al quedar fuera de las negociaciones, la UE también queda fuera de la distribución de minerales raros en Ucrania.
El presidente estadounidense también quiere recuperar los 174.000 millones de dólares que la administración Biden desperdició en Ucrania con los minerales raros del país. Dada la inaccesibilidad y la dificultad de conseguir inversiones en un territorio que se ha convertido en un campo de batalla, la explotación de los recursos es imposible, por lo que Trump está desesperado por poner fin a la guerra rápidamente. También es digno de mención el hecho de que se trata de recursos minerales que Estados Unidos no tiene en su territorio.
Las protestas de Bruselas por su exclusión de las conversaciones de Riad entre delegaciones de Estados Unidos y Rusia son inversamente proporcionales al buen ánimo mostrado durante la llamada Cumbre de la Paz celebrada en junio de 2024 en Suiza para explorar vías de paz, donde Rusia fue excluida.
Antes de Trump, la UE había rechazado las iniciativas de países como China, Turquía, Sudáfrica y Brasil y sus esfuerzos por apoyar propuestas de paz. En medio de las fricciones entre los países del Occidente colectivo, iniciativas como la creación en septiembre de 2024 del Grupo de Amigos por la Paz sobre la Crisis de Ucrania se crearon a petición de China y Brasil, junto con varios países del Sur Global.
La UE ha demostrado sin lugar a dudas que no es un proyecto de paz, sino un proyecto de prolongación de la guerra en Europa. Dado que la UE no tiene el poder para apoyar los objetivos de Ucrania de recuperar todo el territorio perdido ante Rusia, se encontrará una vez más fuera de las negociaciones reales que se están llevando a cabo entre Trump y Putin.
